Portada » Lengua y literatura » Comentario de texto ensayo
texto en prosa, de extensión variable, aunque generalmente breve, de amplia variedad temática y de carácter reflexivo. Pese a su variedad, presentan algunas carácterísticas comunes: – Modalidades textuales. Se utilizan la exposición y la argumentación. Esta última es imprescindible para justificar las ideas, pero las pruebas que se aportan en los ensayos no son demostraciones científicas, sino razones verosímiles y probables, valoraciones subjetivas y experiencias personales. –
Su reflexión es subjetiva e histórica: se realiza desde la perspectiva del emisor, que está situado en una dimensión temporal y espacial determinadas; de ahí que sea el género más subordinado a las circunstancias sociales, culturales, ideológicas e históricas en que se produce.
La intención comunicativa del emisor del ensayo es persuadir al lector (convencerlo). En relación con esta finalidad, el ensayo viene a ser un diálogo, en el que siempre está presente un receptor. –
. Los ensayos presentan una estructura abierta: los temas no son tratados con exhaustividad y las reflexiones son provisionales. Los conténidos se organizan con libertad y no existe un esquema rígido que determine de antemano la línea de pensamiento del autor. –
El discurso ensayístico emplea la lengua estándar, con voluntad de claridad y corrección. Frente al discurso científico, en el ensayo se prescinde de notas y de bibliografía sistematizada. La actitud estética se manifiesta en el empleo de recursos expresivos.
Suelen clasificarse en:
-Ensayosde exposición de ideas: sobre filosofía, política, sociología, etc.- Ensayosde crítica:literaria,de arte, cine, etc.- Ensayosde creación: cualquier motivo sirve de pretextoparaello.
El ensayo en los años cuarenta y cincuenta
El ensayo de los años cuarenta estuvo supeditado a las condiciones políticas, ideológicas y morales de la dictadura. Los textos más representativos avalaron y exaltaron los valores del nuevo régimen, seleccionaron sus temas en función de la situación histórica y procuraron no hablar del presente, o bien desarrollaron temas inocuos, sin profundidad en la reflexión. En los años cincuenta, se produjeron cambios ideológicos en un contexto de transformaciones económicas y sociales, que permitieron un ensayismo crítico y el tratamiento de temas discrepantes de las posturas oficiales. Por una parte, algunos intelectuales falangistas comenzaron a distanciarse del régimen; es el caso de Laín Entralgo, por ejemplo. Además, en la universidad, ámbito propio del ensayo de entonces, surgieron planteamientos novedosos. A ella accedieron intelectuales más inclinados al liberalismo, y aparecieron las primeras manifestaciones de inconformismo. Finalmente, por medio de revistas y, sobre todo, de la edición de colecciones de ensayo, se introdujeron en España las corrientes del pensamiento europeo,especialmente el relacionado con un catolicismo progresista. Al final de la década, se consolidó una línea de posturas diversas a la del poder, desde una concepción del arte y la cultura como instrumentos de transformación social y política.
A raíz de la Guerra Civil se produjo el exilio de numerosos intelectuales y escritores.El hecho de que se radicaran mayoritariamente en Hispanoamérica propició el contacto y el intercambio mutuos entre las culturas española y americana. Los ensayistas espa-ñoles en el exilio aportaron textos fundamentales en el campo de la filosofía y de la historia de las ideas.Una de las preocupaciones comunes en estos escritores fue la indagación en la realidad histórica y cultural de España.
La década de los sesenta vivíó importantes acontecimientos culturales que proporcionaron un gran impulso al género: •El desarrollo de las ciencias humanas: la filosofía, la sociología, la lingüística y la semiolÓgía, el psicoanálisis. •La recepción del pensamiento europeo y estadounidense. •La fundación de las revistas Cuadernos para el Diálogo(1963}, lugar preferente del ensayismo político e ideológico de la época, Triunfo {1962} y la nueva época de Revista de Occidente {1963). •La aparición de editoriales con gran interés por el género ensayístico: Anagrama, Tusquets y Laia. Será ya en los años setenta cuando se observe una proliferación de textos ensayísticos que muestran cambios notables respecto de años anteriores: mayor actitud crítica, voluntad de comunicación y libertad expresiva. Los temas e ideologías de los ensayos de estos años fueron muy variados, pero destacó la abundancia del ensayo de carácter político. Este se ocupó, por una parte, de la divulgación de teorías políticas, en especial del marxismo, del progresismo católico y del pensamiento contemporáneo; por otra, analizó la historia intelectual de España, el pasado liberal y el exilio, la historia del socialismo y la sociedad del momento. Pero también se cultivó el ensayo referido a los más variados temas: las filosofías orientales, el budismo o el zen, la contracultura, el cine, los medios de comunicación de masas, etcétera.
A partir de 1975, el ensayo también percibe la llegada de la democracia y la mayor estabilidad política del país: se reducen los ensayos de carácter ideológico y prevalecen las reflexiones éticas y estéticas, además de la exposición de cuestiones de la realidad inmediata, la influencia de las nuevas tecnologías en la sociedad, el cine, la literaturay el arte modernos. Como carácterísticas generales del ensayo de los últimos años, deben mencionarse:-La incorporación de temática relativa a la vida cotidiana de los españoles de esta época.-La libertad formal y un tono moderado, en ocasiones irónico y escéptico, aunque hay producciones de índole más personal. – La defensa firme de valores sociales o visiones del mundo. – El empleo de un estilo accesible al lector, rico en recursos expresivos. Desde los ochenta, se observa una progresiva aproximación del ensayo a la literatura, por un lado, y al periodismo por otro, debido en parte a su aparición en la prensa en forma de artículo de opinión. También se dan casos de hibridación del género ensayístico con la memoria y la autobiografía. En resumen, se puede afirmar que asistimos al nacimiento y desarrollo de un nuevo género, mezcla entre novela y ensayo. Mainerafirma que el ensayo en la actualidad encuentra su lugar apropiado en los medios de comunicación: A la gente le interesa la información prioritariamente. De ese modo, los autores recogen esta demanda y buscan en los medios de comunicación un lugar para hacerse oír. En este sentido, y en la línea de lo esbozado anteriormente, Jordi Gracia señala algunos rasgos propios del ensayo actual, que, en síntesis, son: a.La contaminación de géneros.
b
La plena conciencia literaria del ensayista.
El gusto por la brevedad, el fragmento o el aforismo d.
El alejamiento de la estructura cerrada y sistemática. e.La búsqueda de nuevos públicos, más amplios, menos especializados.
Elinterés pór la divulgación. Se utilizan para ello recursos literarios que hagan más accesible una información o una reflexión que, en términos más académicos, resultaría poco digerible. g.La literaturización del ensayo, que supone la predilección por lo impresionista, lo autobiográfico y lo lírico.Como señala R.Argullol (Territorio del nómada), la imagen básica del ensayista sigue siendo la de un cazador, pero ahora ese cazador es poeta.
El papel puente del ensayo entre el saber académico y la reflexión pública, en lo que habría que ver un intento de seguir la línea de aquella«democratización de la cultura» que propónía Antonio Machado.
La mezcla del género ensayístico con la memoria y la autobiografía. De los escritores que cuentan con una importante obra ensayística, cabe mencionar a Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Juan Benet, Francisco Umbral, Antonio Muñoz Molina,Félix de Azúa, Javier Marías, Manuel Vázquez Montalbán, Manuel Vicent, Vicente Verdú y Jon Juaristi.
Colaborador habitual del periódico El País desde su fundación, es codirector de la revista Claves de la razón Práctica. Savater es un autor prolífico, que se define como un «filósofo de compañía», al estilo de los philosophes franceses, no como un Filósofo académico y con mayúscula. Se confiesa influido por Nietzsche, Ciaran y Spinoza, entre otros. La filosofía de Savater es ilustrada y vitalista;su estilo, polémico e iconoclasta; sus opiniones a menudo navegan contra corriente. Su filosofía política ha evolucionado desde el pensamiento negativo libertario,antiprogresista, que mantuvo en los setenta al ndividualismo democrático,socialdemócrata, liberal y niversalista de su etapa posterior.
Estructura. La obra, que se abre con una dedicatoria del autor, seguida de una curiosa y quizá irónica cita de Edgar Allan Poe, consta de cinco apartados cuya unidad reside en explicar qué es la ética de forma práctica, si así puede decirse. La unidad interna del libro, por tanto, gira entorno a esa explicación. La unidad .externa se corresponde con los cinco apartados mencionados, que podemos apreciar en el índice. El primero de ellos es el Aviso antipedagógico, que precedealPrólogo,trasel que aparecen los capítulos -un total de nueve, todos con un título significativo-, a los que siguen el Epílogo «Tendrás que pensártelo«y,finalmente, el Apéndice«Diez años después: ante el nuevo milenio». Como anticipábamos, esta obra pretende mostrar qué es la ética y para qué puede servirnos. No se trata, sin embargo, como el propio Savater nos indica, de un manual al uso. Si bien, su condición libresca queda demostrada, además de por su clara estructura externa ya señalada, por las constantes referencias que el autor hace a la misma. Es evidente, pues, que estamos ante un libro que trata sobre la ética. En realidad, Fernando Savater -utilizando un recurso muy literario (y no va a ser el único: fijaos sino en los títulos de algunos capítulos y en la forma en que están escritos muchos de sus párrafos}- finge dirigirse únicamente a su hijo, Amador, para charlar con él sobre ética. Lo hace, no obstante, utilizando un tono más epistolar que conversacional. Así, nos da la sensación de que en vez de hablar con el joven le está escribiendo una larga carta. El estilo que utiliza en la misma es directo y claro, de ahí que no resulte extraña la frecuente presencia de expresiones muy coloquiales al lado de otras más cultas. Y esto es así porque estamos ante una obra divulgativa, sí, pero de pensamiento. Una obra, que como descubriremos al final, sí es un ensayo, dirigido a los jóvenes entre quince y dieciocho años que comienzan a vivir su vida. El autor intenta mostrarles a lo largo de los citados nueve capítulos (que son los que constituyen la esencia del libro, el resto son explicaciones de su contenido, sentido y propósito) cómo pueden conseguir vivirla bien. Ese tema es el que da unidad a los mismos que constituyen un texto único. Al final de cada uno de ellos encontramos un apartado que bajo el título de «Vete leyendo….»(en negrita) incluye citas de diferentes obras, que tienen que ver con el asunto principal del capítulo y que invitan a la reflexión. La cohesión entre los capítulos se consigue de distintas formas: bien se resume al comienzo de uno de ellos lo dicho en el anterior, bien se continúa una historia interrumpida que sirve de ejemplo, bien se responde a preguntas planteadas antes … Todos, pues, están concatenados, tienen un único hilo central, salpicado de argumentos de diverso tipo (de analogía, de autoridad, de datos objetivos, de ejemplos, de experiencias personales … ), que el lector no puede dejar de seguir, si desea llegar a la conclusión de qué es auténticamente la vida humana y de cómo se puede intentar vivirla bien.
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