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Comentario de texto: politico militar
Este texto es un fragmento de un ensayo de historia política titulado España, ensayo de historia contemporánea que se reeditó en 1979. El autor es el diplomático e historiador de ideología liberal Salvador de Madariaga. Se trata de un ensayo crítico e historiográfico, es una fuente secundaria y es de naturaleza político-social, refiriéndose al papel de los militares y a su implicación política en la España del siglo XIX. El punto de vista del autor es crítico con su actuación. Está dirigido a la comunidad científica y al público interesado en temas de historia.
El texto toma al general Narváez como prototipo de la figura del militar que interviene en la política en el reinado de Isabel II, trazando un perfil psicológico del mismo. La intención es analizar, un tanto irónicamente, los rasgos comunes a varios de los militares relevantes del reinado de Isabel II con intención de desvelar un “prototipo”, tomando como principal modelo al general Narváez. Narváez participó en la I Guerra Carlista, se consolidó como jefe del Partido Moderado y fue Presidente del Consejo de Ministros. Destacó por su talante autoritario y sus métodos represivos sobre la oposición política y su punto de vista político oscilaba entre el apoyo al liberalismo moderado y la reacción contra las ideas progresistas. Según el texto, la formación del militar es exclusivamente castrense y sus principios son muy sencillos, ordenados como soldados en formación. El interés por la política viene suscitado por su autoestima y arrogancia, ya que sólo busca “imponer su voluntad”. Sus métodos son la imposición de ideas por la fuerza, la carencia de programa político y el desprecio a valores como libertad o religiosidad. Lo que le estorba lo elimina, como vemos en la anécdota final del texto.
La presencia activa de los militares en la vida política de España se intensificó durante la implantación del Liberalismo, pero ya se daba en el siglo XVIII. Sin embargo, el procedimiento de intervención armada conocido como Pronunciamiento comenzó en la primera mitad del siglo XIX y tuvo a las guerras de la Independencia (1808-1814) y Carlista como algunas de las causas de la fuerte implicación de los militares en la vida civil española del siglo XIX. Algunos estudiosos han dividido el reinado de Isabel II en etapas en función del general que estaba en ese momento en el poder. Así, los generales adquirieron un papel fundamental en la construcción y desarrollo del proyecto político del liberalismo doctrinario. Desarrollaron su papel a la cabecera del Consejo de Ministros, como miembros activos del Senado, o como personajes de gran influencia dentro del Consejo de Estado. También ejercieron una gran influencia dentro de la Corte, y entraron incluso en el círculo más íntimo de la reina. El régimen isabelino fue un sistema político en el que el grupo de personas que definieron el sistema liberal fueron los militares, que en este período adquirieron un papel de políticos profesionales. Estos militares tuvieron gran influencia en sus respectivos partidos políticos, y en los grupos sociales que los apoyaban, y contribuyeron a desarrollar esa red de relaciones clientelares. Esta importante influencia de los militares en el proyecto político doctrinario tiene una cierta lógica, sobre todo si tenemos en cuenta que el reinado de Isabel II se inició con una guerra civil, la I Guerra Carlista. Y, pese a lo lógico que era el recurso de los ideólogos políticos a los generales para hacer viables sus propuestas, este hecho implicaba un permanente peligro de subversión. Isabel II recurrió permanentemente a los moderados para formar gobierno y, como consecuencia, los progresistas se retrajeron, motivo por el cual recurrieron al pronunciamiento. Como los líderes políticos eran militares, tenían a su alcance con facilidad los medios para pronunciarse. Además, en el sistema isabelino, que podríamos calificar de doctrinarismo ingenuo, adolescente y por ello excesivamente radical, los generales le imprimieron esa impronta de radicalidad y de romanticismo que le separó del sistema de la Restauración, más maduro, estable y precavido. Los pronunciamientos fueron sublevaciones protagonizadas por grupos de militares encabezados por un líder de prestigio. Pretendían provocar un cambio de gobierno mediante la fuerza, y contaban además con apoyo civil. Los militares, no actuaban como representantes de las fuerzas armadas, sino de un partido político concreto que así accedía al poder, ya que las elecciones solían estar amañadas. Ante el descontento con un gobierno, comenzaba una conspiración en la que participaban militares y, en ocasiones, personalidades civiles. El día acordado, un alto mando del ejército leía a la tropa del cuartel donde tenía el mando un manifiesto político en el que denunciaba la situación, y daba su apoyo a un partido político en cuyo nombre actuaba. En ocasiones contaba con la ayuda de otros militares que colaboraban desde otros cuarteles. Si no encontraba resistencia, el pronunciamiento triunfaba y se producía un cambio de gobierno. En caso contrario, se procedía a una represión contra todos los implicados que acababa con el fusilamiento de los organizadores o el exilio. Durante el siglo XIX se produjeron pronunciamientos de todo tipo. La importancia y significado de los pronunciamientos militares en la España Contemporánea son grandes. Representan una particularidad de la aplicación del liberalismo político en la España del XIX, fenómeno que se conoce como el pretorianismo español, que consiste en que las diferentes facciones políticas confían en los militares para alcanzar el poder mediante los pronunciamientos, y los políticos gobernantes se apoyan en la fuerza militar ante todo para mantenerse en el poder. El cambio político procede de pronunciamientos, lo que sería un síntoma de la debilidad del liberalismo español. Hay otros factores como: la parcialidad de la corona hacia determinados partidos políticos, el sistema electoral corrupto, el falseamiento de los resultados electorales y la insuficiente e inoperante burguesía se centraba en sus propios intereses, frente a las clases populares urbanas y campesinos que amenazaban con romper este marco para participar en igualdad en el marco político. Así, los militares se convertían en defensores de la estabilidad política, económica y social. Los continuos pronunciamientos del período isabelino se transformaron en alzamientos militares, y ya entrado el siglo XX, en golpes de Estado
En conclusión, la intención del texto es explicar la importancia de la implicación del ejército con el apoyo civil en los cambios de gobierno a lo largo de la historia contemporánea española; utilizando la ironía para describir el prototipo del siglo XIX en la figura del general Narváez. Actualmente se ha superado esta implicación del ejército en la vida civil ya que su papel queda limitado al establecido por la Constitución de 1978.