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Encontramos diferentes tipos de representaciones como teatro cómico, folclórico o históricopolítico. Será un teatro poco interesante y conservador limitado por la ideología burguesa. El Drama burgués seguirá la tradición de la comedia benaventina a través del sentimentalismo y con muy poca crítica social. Será transmisor de las ideas franquistas. Sus representantes son Pemán, Luca de Tena y Edgar Neville. El Teatro de humor supondrá una renovación con un humor cercano al absurdo, juegos de palabras y diálogos cuidados. Lo cultivarán Jardiel Poncela con Eloísa está debajo de un almendro y Miguel Mihura con Tres sombreros de copa.
El Teatro realista de protesta servirá de elemento de denuncia, reflejando los problemas del momento, aunque muchas de estas obras no pisarán el escenario. Destacan Lauro Olmo con La camisa y Martín Recuerda con Los salvajes en Puente San Gil. Por otra parte, Alfonso Sastre combinará lo épico y lo grotesco para denunciar a través del lenguaje, héroes ridículos y un protagonista colectivo. Lo hará con Escuadra hacia la muerte o La mordaza. Mención aparte merece Buero Vallejo por su compromiso con los temas humanos usando la tragedia, el final abierto, las acotaciones importantes, los personajes en conflicto, el teatro histórico para analizar lo actual, los personajes con taras y los efectos de inmersión. En este autor distinguimos dramas sobre conflictos humanos (Historia de una escalera), dramas de personajes con taras (En la ardiente oscuridad) y dramas históricos (Un soñador para un pueblo).
Vuelve a surgir un Teatro de Vanguardia con un acercamiento al teatro extranjero. Surgen grupos de teatro independientes, autores individuales muy críticos y con novedades escénicas. Destacan José Rubial con El hombre y la mosca y Luis Riaza con El desván de los machos y el sótano de las hembras. De manera individual destaca Francisco Nieva con un teatro muy vanguardista que denuncia la represión moral sobre el individuo con un lenguaje recargado y personajes simbólicos o históricos. Su producción variará entre un teatro furioso con Pelo de tormenta, un teatro de farsa con Coronada y el toro y un teatro de crónica y estampa. Por último, cabe mencionar a Fernando Arrabal con su Teatro pánico, basado en el humor absurdo, vanguardista, provocador y rebelde. Sus obras más destacadas serán Pic-nic, Fando y Lis y El cementerio de automóviles.
En esta década surgen Grupos de teatro independiente. Le confieren mucha importancia a la creación colectiva y a la improvisación. Infravaloran el texto a favor del espectáculo con una visión crítica. Rompen con las convenciones escénicas y permiten la participación del espectador. Los grupos más destacados son Tábano, Los Goliardos, la Cuadra de Sevilla, Els Comediants, El Joglarse y Dagoll Dagom. Como contrapunto encontramos a Antonio Gala que manejará varios registros con personajes femeninos, conflictos individuales y reivindicación política. Destacan en su obra Los verdes campos del Edén, Los buenos días perdidos y Anillos para una dama.
Durante los 80 aparecerá la Comedia urbana caracterizada por tener grandes expectativas para el teatro en libertad que finalmente no se produjeron. Se recuperan obras de exiliados, extranjeros y censurados. Seguirán los grupos independientes y destaca la creación del CDN y el CAT. Los autores y obras más destacados son Alonso de Santos con Bajarse al moro, Sanchís Sinisterra con ¡Ay, Carmela!, Ana Diosdado con Los ochenta son nuestros y Fernando Fernán Gómez con Las bicicletas son para el verano.
– El teatro español actual, Por último, cerramos el panorama teatral con lo que se conoce como Eclecticismo, una convivencia entre el teatro textual con los nuevos códigos audiovisuales. Se rebajan las diferencias entre el teatro de vanguardia y el comercial y se les concede mucha importancia a los musicales. Los temas preferentes serán la defensa de la liberad, la violencia contra los débiles, la denuncia del consumismo y la globalización. Mientras tanto, siguen escribiendo y publicando autores de épocas anteriores. Cabe destacar a Juan Mayorga con Cartas de amor a Stalin y Paco Becerra con El pequeño Poni.
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Este fragmento teatral contiene las carácterísticas propias de un texto dialogado, en el que decir cuántos interlocutores hay, realizan decir cuantas intervenciones realizan cada uno.
Pese a ello, es posible organizar las ideas en, decir cuántos intercambios hay, si bien en algunos casos estas ideas aparecen en una misma intervención.