Portada » Psicología y Sociología » Claves para el Desarrollo Personal y Liderazgo Efectivo
La base para que una persona tenga una buena autoestima es el autoconocimiento. Es conocerse a sí mismo, saber cuáles son nuestras cualidades, aceptando las positivas y trabajando en aquellas que consideramos negativas.
Es muy importante que cada persona comprenda quién es; de lo contrario, no sabrá el valor que tiene su existencia. Dicho de otra forma, no tendrá autoestima y, por esto, no valorará su vida ni progresará como los demás.
Suma de conocimientos (saber), habilidades (saber hacer) y actitudes (querer hacer).
Las más exigidas: iniciativa, capacidad de trabajo en equipo, adaptación a los cambios, comunicación, compromiso.
La ansiedad (estado desagradable de tensión que suele ir acompañado de otros síntomas como problemas de sueño, problemas psicosomáticos, sudoración, ideas negativas), la autoestima (es un sentimiento de aceptación y de cariño a uno mismo que nos lleva a valorarnos y apreciarnos. Surge del autoconocimiento), el autocontrol, la perseverancia/tenacidad, la autoeficacia, son rasgos de la personalidad que van a ser cruciales a la hora de tener éxito o no en la búsqueda de empleo.
Vive, comparte, agradece, reflexiona, respeta a los demás, se abre a lo nuevo, actúa honestamente, con responsabilidad, comprensión, siente que es importante, tiene confianza, cree en sus decisiones y se acepta a sí mismo totalmente como ser humano.
La mayor parte de su vida piensa que vale poco o no vale nada, mantiene un estado de insatisfacción constante y posee un deseo innecesario por complacer por miedo a desagradar.
Es la capacidad que tiene una persona para ser dueña de su propia vida, sabiendo dominar los impulsos, fundamentalmente en situaciones de tensión.
Es la capacidad que permite a una persona realizar un esfuerzo continuo ante una tarea determinada, porque tiene automotivación para hacerlo.
Referida a las valoraciones que una persona hace sobre sus propias capacidades y la organización de las mismas a la hora de actuar.
Patrones relativamente duraderos de conducta (pensar, actuar y sentir) que son relativamente consistentes en distintas situaciones.
Consideraba que los rasgos existían en el sistema nervioso como estructuras que guiaban la conducta congruente en diversas situaciones.
Mediante una técnica estadística llamada análisis factorial, encontró que 200 rasgos tendían a acumularse en grupos. Presentó la utilización de este análisis factorial en la psicoterapia y diseñó instrumentos de medición validados y confiables como el Cuestionario de Personalidad de los 16 Factores (16 PF) y el Cuestionario de Personalidad para Niños (CPQ), entre otros.
Ha sido definido en términos de rasgos individuales, comportamiento, influencia sobre otros, patrones de interacción, relaciones, ocupación de posiciones administrativas y percepción de otros en relación a la legitimidad de la influencia.
Es el proceso en el que el líder comunica sus ideas, los seguidores las aceptan y se sienten motivados para respaldarlas y efectuar el cambio.
Los buenos seguidores también desempeñan funciones de liderazgo cuando es necesario y, además, influyen en los líderes.
Influir y establecer objetivos son temas indisolubles del cambio. El liderazgo supone influir en los seguidores para generar el cambio en función del futuro deseado para la organización.
Los integrantes de la organización necesitan trabajar en conjunto, orientados hacia un resultado que deseen tanto el líder como los seguidores, un porvenir deseado o un propósito compartido que los motive a alcanzar ese resultado.
El poder es la capacidad de individuos o grupos de inducir o influir en las opiniones o acciones de otras personas o grupos. La autoridad en una organización es el derecho propio de un puesto a ejercer discrecionalidad en la toma de decisiones que afectan a otras personas.
Mintzberg definió «función» como el conjunto de comportamientos que se espera de una persona al realizar una labor, e identificó diez funciones que los líderes realizan para lograr los objetivos en las organizaciones.
Las funciones administrativas son actividades de naturaleza interpersonal, informativa y decisional.
Comprenden actividades de representación, de líder y de enlace.
Los líderes desempeñan la función de representación cuando actúan en nombre de la organización o del departamento al que dirigen en diversas actividades. Ejemplo: Firmar documentos oficiales, autorización de gastos, cheques, etc.
Según Mintzberg, es desempeñar las labores administrativas para operar en forma eficaz la unidad que tiene a su cargo el director o gerente de la organización. Ejemplo: Dar instrucciones y capacitar.
Los líderes desempeñan la función de enlace al interactuar con personas externas a la unidad de la organización. Ejemplo: Asistir a reuniones comerciales.
Obtener información, la cual en la mayoría de los casos se usa para detectar problemas y oportunidades dentro de la organización. Parte de la información se transmite a otras personas de la unidad (función de difusión) o a gente externa de la unidad (función de portavoz).
Enviar información al resto del personal de su unidad en la organización. Esta puede ser de manera oral o escrita.
Rendir informes a personas externas a la unidad de la organización. Ejemplo: Informar al gobierno o dependencias oficiales.
El líder desempeña esta función cuando inicia mejoras apoyándose en ideas obtenidas mediante la función de monitoreo. Ejemplo: Crear nuevos productos o servicios.
Llevar a cabo acciones correctivas durante las crisis o situaciones conflictivas. Ejemplo: Huelgas sindicales, demora en la entrega de material de producción.
Programar, solicitar autorización y realizar actividades presupuestarias. Ejemplo: Determinar quién necesita tiempo extra o un aumento salarial por mérito (presupuesto).
El líder desempeña esta función cuando representa a la unidad de la organización que preside en transacciones rutinarias y extraordinarias sin límites fijos. Ejemplo: Diseñar un paquete salarial y de prestaciones para un nuevo empleado.
Se concentra en el líder y su relación con cada uno de sus seguidores. También se le llama “proceso didáctico”.
Se concentra en la relación entre el líder y sus seguidores en conjunto. También se le llama “proceso de grupo”.
Se concentra en la organización. Se le conoce como “proceso organizacional”. Las investigaciones actuales se enfocan en cómo el administrador influye en el desempeño de la organización.
En la base del triángulo se encuentra el nivel individual, ya que tanto el grupo como la organización están basados en el individuo. La interacción de estas unidades llega a fundamentar de una manera más completa la teoría del liderazgo.
Planteamiento compartido que representa una forma fundamental de pensar, percibir, estudiar, investigar y entender el liderazgo. El paradigma de liderazgo tiene cuatro principales clasificaciones:
Esta teoría intenta determinar características distintivas que expliquen la eficacia del liderazgo analizando rasgos físicos y psicológicos o cualidades, como altos niveles de energía, apariencia, agresividad, independencia, poder de persuasión y dominio.
Trata de explicar ya sea los estilos distintivos de los líderes o bien de definir la naturaleza de su labor.
Al igual que la de comportamiento, a la de contingencia se les llama teorías universales, ya que aplican para todas las situaciones. Trata de explicar la efectividad de un estilo de liderazgo en función del líder, los seguidores y la situación.
Tratan de combinar las teorías de rasgos, del comportamiento y de contingencias para explicar por qué son fructíferas ciertas relaciones de influencia entre líder y seguidores.
La fuente de nuestras actitudes, conductas y relaciones con los demás son los modelos o concepciones que nos hemos formado en la experiencia. Poseemos dos tipos básicos de modelos:
Es un modelo basado en principios, entendiendo por principios las directrices para la conducta humana que han demostrado históricamente tener un valor permanente.
Los principios que habrán de gobernarnos serán la rectitud, honestidad, dignidad humana, servicio, excelencia y potencial de crecimiento, los cuales habremos de practicar a través de los siete hábitos.
Un hábito es el producto de la conjunción de saber qué hacer y por qué (conocimiento), de saber cómo hacerlo (capacidad) y querer hacer (deseo).
Significa que somos responsables de nuestras vidas, de nuestras decisiones, sin culpar a las circunstancias, emociones o condicionamientos de nuestra conducta.