Portada » Griego » Civilizaciones Prehispánicas: Incas, Mayas y Aztecas – Organización, Cultura y Legado
Inca (en quechua inka, ‘rey’ o ‘príncipe’), nombre genérico de los gobernantes cuzqueños, con equivalencia a soberano, quienes establecieron un vasto imperio en los Andes en el siglo XV, muy poco antes de la conquista del Nuevo Mundo por los españoles. El nombre también se aplica, por extensión, a todos los súbditos del Imperio Incaico o Incanato. Inca es, arqueológicamente, el nombre de una cultura y un periodo prehispánico.
A mediados del siglo XIII de nuestra era aparece en la historia peruana el caudillo Manco Cápac, que estableció el centro de su imperio en el Cuzco y comenzó gradualmente a extender la zona de su poderío.
En la época de Túpac Yupanqui las fronteras llegaron hasta las proximidades del río Maule, actual territorio chileno.
Para el año 1523, las fronteras del imperio se extendían desde Popayán, actual Colombia, hasta el río Maule.
Los reyes Incas dividieron el territorio en cuatro regiones.
El centro de la vida era el ayllu, una especie de familia extensa, con muchos parientes y primos. El ayllu era el grupo social fundamental en el Perú y existía mucho antes del imperio Inca. En los primeros tiempos, cada ayllu tenía tierras de cultivo y un jefe, el Sinchi, al que le debían obediencia.
En la época imperial, los incas desplazaron al Sinchi por otro funcionario llamado curaca, también familiar, pero nombrado directamente por el Inca. Esto le permitía tener un gran control sobre todas las comunidades.
Los ayllu de una región estaban agrupados en sayas (secciones) y estas formaban un huamán (provincia). Cada provincia tenía su capital. Las provincias estaban agrupadas en cada uno de los cuatro cuartos (suyus) en los que se dividía el imperio, a saber:
El imperio, en su totalidad, recibía el nombre de Tahuantinsuyu, «la tierra de los cuatro cuartos».
Los gobernadores de los cuatro cuartos formaban parte del Concejo de Estado, con sede en Cuzco y, generalmente, eran parientes del Inca.
Los gobernadores mandaban a los curacas, que tenían distintas categorías según cuantos hombres o contribuyentes tuvieran bajo su jefatura; así, el de mayor categoría era el que controlaba a 10.000 y el de menor a 100. Al frente de grupos más pequeños estaban los capataces, plebeyos nombrados por los curacas. La estructura social era similar a la de un moderno ejército, con cabos y sargentos dirigiendo grupos reducidos, y oficiales para los grupos mayores.
El Consejo de Orejones poseía los poderes legislativos y judiciales. Al Inca lo sucedía un hijo elegido de acuerdo con el consejo.
El sumo sacerdote era considerado la segunda autoridad del imperio y reemplazaba al Inca en caso de ausencia.
Cada matrimonio tenía su tupu o parcela de tierra que podía aumentar su extensión de acuerdo con la cantidad de hijos y a veces por mérito de su dueño.
El núcleo social lo formaba el ayllu, un conjunto de individuos reunidos en clanes totémicos. Cada ayllu se dividía en la siguiente forma: una chunca (10 familias) al mando de un curaca. Una pachaca (10 chuncas) gobernadas por un pachaca-camayu. Una huaranca (10 pachacas) regidas por un huaranca-camayu. La familia era monogámica y el matrimonio indisoluble. El Inca, jefe supremo del imperio, era un personaje poderosísimo y su imagen era representada como la de un Dios.
Las clases sociales comprendían:
La familia fue absorbida por el Estado. De 18 a 20 las doncellas y de 24 a 25 años los mancebos debían casarse por elección del gobierno. La autoridad del padre era poderosa. La mujer era casi su esclava y sus hijos su principal riqueza. La familia vivía en un cierto aislamiento, pero la ley ordenaba fiestas que estrechaban las relaciones.
Adoraban a un Dios supremo y a numerosas deidades secundarias. Los incas decían descender del sol y, por lo tanto, le ofrecían un culto especial. Fueron totemistas y reverenciaban a los truenos, relámpagos, al planeta Venus y a la Tierra (Pachamama). Creían en la vida futura y embalsamaban a los cadáveres, conservándolos en lujosas sepulturas. Rendían culto (a cargo de numerosos sacerdotes, adivinos y magos) a los antepasados y a todos los objetos animados que podían impresionarles.
Las mujeres hermosas eran denominadas vírgenes del sol y existía en el Cuzco un barrio entero dedicado a ellas.
Los hermanos, que eran marido y mujer, fenómeno que estaría en la base de la costumbre de los soberanos incas de casarse con sus hermanas, emprendieron viaje. Su cometido era encontrar el sitio desde donde conquistar el mundo.
Las tierras no pertenecían a un individuo sino a la colectividad. El producto de las cosechas era distribuido por el gobierno, quienes otorgaban la mayor parte para su provecho y el de los sacerdotes, otorgando el sobrante para el pueblo.
Intensivo desarrollo de la agricultura.
Las frutas que se cosechaban eran: banana, ananá y guayaba.
Los ríos les ofrecían grandes cantidades de oro, metal, lata, cobre y zinc.
El territorio que abarcaron fue muy grande: el sur de México y la península de Yucatán, Guatemala, Belice y parte de Honduras y El Salvador.
La sociedad maya comprendía 4 clases:
Las familias se organizaban en clanes totémicos y existía el patriarcado, pues el padre (Yum) representaba la mayor autoridad. El hombre tenía una sola esposa y a su muerte heredaba el hijo mayor.
Cada ciudad-estado la gobernaba un cacique supremo llamado Halach Uinic que dirigía toda la política y percibía impuestos. Lo sucedía en importancia el Batab. Los que se encargaban de hacer cumplir las leyes eran los Tupiles.
Los mitos y creencias religiosas figuraban en los libros sagrados conocidos con los nombres de Chilam Balam y Popol Vuh. Eran dualistas (politeístas y monoteístas). Debido a la sequedad del clima de Yucatán, el Dios de la lluvia Chaak era muy reverenciado y se lo asociaba con el Dios del viento Kukulkan. El Dios de la muerte era Ah Puch que en lugar de cabeza tenía un cráneo descarnado.
Creían en la vida de ultratumba y en un juicio final en que cada individuo era sometido a un balance de vida terrenal; al cabo de 4 años su alma regresaba. Para ellos no existía la muerte sino “como tránsito o continuación de vida”.
Los hijos eran personajes importantes dentro de la sociedad, pues nadie dudaba de sus dotes.
Los mayas primitivos se agrupaban en pequeños caseríos, distantes unos de otros. Posteriormente fueron erigidos algunos centros ceremoniales. La vida de estos primeros habitantes del área maya dependía enteramente de los elementos naturales y del cultivo y recolección de sus cosechas.
Con la vida sedentaria y la práctica continua de la agricultura primitiva, surgió lo que al principio fue el culto sencillo de la naturaleza y de los elementos ligados a la siembra, tales como el sol, la lluvia, el viento, las montañas, el agua, etc.
Habría que imaginar que las sencillas ceremonias eran oficiadas y dirigidas por el jefe de la familia. Posteriormente, con la tecnificación incipiente de la agricultura, la práctica religiosa fue organizada en forma más compleja y surgieron los primeros sacerdotes profesionales.
Los sacerdotes se convirtieron en los depositarios de la ciencia y adquirieron un poder político creciente que los transformó en una casta dominante. A ellos se debió el perfeccionamiento del calendario, la cronología y la escritura jeroglífica.
En el siglo IV de nuestra era, la cultura maya se había establecido sólidamente en el norte y en el centro del Petén. La religión maya se había convertido en un culto sumamente desarrollado y complejo.
Hemos visto cómo la primera etapa de la civilización maya transcurre durante el ciclo correspondiente a la caza, a la pesca y recolección. También hemos conocido la etapa correspondiente al cultivo de las primeras plantas o período inicial de la civilización agrícola. Durante esta segunda etapa surgió una nueva unidad política que era la aldea gobernada por un consejo de jefes o cabezas de familia.
La tercera fase del desarrollo de la civilización maya corresponde a un orden social y económico, en el que predomina la mujer y se establece el matriarcado. La cuarta etapa de desarrollo se caracteriza por la consolidación de las formas esenciales de la civilización maya y por el paso del derecho materno al paterno definitivo.
En la época de mayor florecimiento de la civilización maya, la jerarquía del poder estaba conformada por:
La economía es muy simple, ya que la producción depende de los requerimientos familiares, pero poco a poco se genera una división del trabajo, que dará origen a la diferenciación de clases sociales.
Cuando se inicia la agricultura y los grupos mayas se hacen sedentarios, esa actividad se convierte en la base de la economía, complementada con la caza, la pesca y la recolección. El sistema agrícola de los mayas fue el de rosa o milpa, el cual consistía en derribar árboles y arbustos, quemarlos y después sembrar usando un palo aguzado, llamado bastón plantador, al inicio de la temporada de lluvias.
El descubrimiento de restos de obras hidráulicas indica que los mayas construyeron canales para riego, lo que les permitió una mayor producción agrícola. La tierra era explotada de forma comunal.
El comercio tuvo gran desarrollo. Se exportan productos como miel, copal, algodón, cacao, plumas y obsidianas.
Aunque no fueron de índole belicosa, mantuvieron un ejército para defender sus tierras. Reconocían un jefe militar y varios subalternos. Los guerreros se dirigían a la lucha cubiertos por pieles de animales y protegidos por escudos redondos. Sus armas ofensivas eran los arcos y flechas; además, utilizaban hachas y lanzas, en los combates de menor distancia.
Contrariamente a lo que se ha creído, el pueblo azteca no era un imperio en toda la extensión de la palabra. Cierto, nadie podía desobedecer una orden del Gran Orador o Huey Tlatoani, nombre correcto del emperador azteca. El hijo del Gran Orador no siempre fue el heredero. Era un Consejo de Sabios – muy similar al Senado Romano – el que decidía de manera democrática quién sería el próximo gobernante principal del Gran Templo.
Una vez electo el Gran Orador, era obedecido en todo, debido a que era el representante en la Tierra del dios Huitzilopochtli. El Gran Orador era, además del jefe del gobierno, el sacerdote principal del Gran Templo.
El corazón del imperio mexica fue el calpulli. Allí, antes de que existiera el imperio, ya existía el calpulli. Este se formaba generalmente por parientes o personas con la misma profesión, de esta forma, existían calpullis de sacerdotes, guerreros águilas, guerreros ocelotes, carpinteros, alfareros, etc. Cada calpulli era una forma de gobierno autónoma, con su propio Orador o gobernante, el cual era elegido por los más ancianos moradores del calpulli. Cada calpulli tenía su propia escuela, su propio templo, a veces era importante, tenía su propia guarnición.
En la sociedad azteca no había clases cerradas. Cualquiera podía llegar a ser miembro del Consejo de Sabios. Sin embargo, solo los nobles podían ser Grandes Oradores.
Una costumbre azteca consistía en que el Gran Orador, una vez elegido, dejaba de ser un humano, para convertirse en un dios. De hecho, cada Gran Orador azteca era adorado en el Templo Mayor.
El protocolo azteca exigía que nadie podía ver directamente al emperador, ni hablarle o escucharle. Por eso, existía el portavoz, era el que transmitía lo dicho por su señor a los lacayos y los que le respondían al emperador. Pero, en casos graves, el rey hablaba de manera directa con su consejo.
Con la llegada de los españoles, su jefe Hernán Cortés, al bajar de los barcos, fue deslumbrado por las armaduras, los caballos y las armas. Se cree que fueron tomados por dioses que volvían de un largo viaje y se creía que regresaban en esa fecha.
Otra teoría habla sobre la hija de un cacique, llamada Malinche, que enamorada de Cortés, negoció con los dominados por los aztecas. Además, creían que los iban a liberar. Lamentablemente, terminaron dominados por los europeos, que fueron mucho más crueles que los aztecas.
Existen varias teorías sobre la caída del imperio inca: