Portada » Ciencias sociales » Ciudadanía y Política: Una Exploración de Derechos, Deberes y Desafíos en el Siglo XXI
Ciudadanía activa: Aquella que propone la participación en la administración del gobierno y justicia.
Ciudadanía pasiva: Aquella que se fundamenta en un espacio de acción libre de toda interferencia ajena, especialmente del Estado.
Ciudadanos: La persona con un conjunto de derechos garantizados por el Estado y con responsabilidades hacia la comunidad política de la que forma parte.
Derechos subjetivos: El conjunto de facultades y poderes concretos atribuidos a un titular, que puede ejercer libremente.
Justicia distributiva: Es aquella que, según Aristóteles, se practica en el reparto de honores o dinero o cualquier otra cosa que se distribuye entre los que forman una comunidad política, de conformidad con el mérito de cada uno.
Consenso entrecruzado: Es el resultado de la aceptación de una propuesta común que se juzga adecuada en función de la valorización que cada persona hace por razones propias, no públicas.
Patriotismo: El conjunto de sentimientos, valores o intereses que vinculan a la ciudadanía con un proyecto común compartido.
Estado neutral: Concepción del Estado que afirma que este debe abstenerse de sostener una concepción particular del bien.
Comunitarismo: Movimiento intelectual que defiende una identidad política definida en un contexto cultural histórico concreto y una noción positiva de libertad como participación o autogobierno.
Autogobierno: Condición y estado de independencia y capacidad del individuo en la dirección de los asuntos públicos.
Republicanismo: Sistema político que protege la libertad con el derecho, con la ley que no puede ser ignorada por el propio gobierno. Pone énfasis en la participación ciudadana, los valores cívicos y en su oposición a la corrupción.
Patriarcado: Desde una perspectiva feminista, es una forma social que se caracteriza por la subordinación femenina al varón en los hábitos familiares, públicos y en la sociedad civil.
Feminismo de la igualdad: Posición teórica feminista que propone la igualdad de hombres y mujeres que rompa con la distribución de responsabilidades en función del sexo.
Feminismo de la diferencia: Posición teórica feminista que reivindica el hecho diferencial femenino como punto de partida para cualquier análisis y construcción teórica.
Capitalismo: Sistema económico en el que los individuos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante complejas transacciones reguladas por los mercados, entre otros factores.
Estado de bienestar: Concepto nacido a partir del Informe Beveridge en 1942, que considera que el Estado liberal debe dar paso a un nuevo Estado caracterizado por construir un sistema de seguridad social que asegure a todos los ciudadanos los servicios sociales básicos y la percepción de una renta mínima.
Cuarto mundo: Concepto referido al conjunto de pobres y marginados sociales que vive en el mundo rico: mendigos, parados, sin ingresos, inmigrantes sin papeles, etc.
Desregulación económica: En el contexto de la teoría económica, se trata del proceso de eliminación de trabas administrativas y legales que dificultan la actividad económica y financiera para favorecer el libre funcionamiento de los mercados. En la práctica, supone que los Estados ejercen menor control sobre la economía.
Utopía política: Concepción de una sociedad perfecta, justa y feliz que sintetiza las aspiraciones humanas. El origen del término procede de la obra de Tomás Moro: Utopía (1516). Stuart Mill acuñó el concepto de «distopía» para referirse a utopías negativas que describen sociedades futuras apocalípticas producto de una visión pesimista del porvenir.
Opinión pública: Expresión del parecer general de los ciudadanos comunes en los sistemas políticos democráticos ante los problemas que se producen en el seno de la sociedad.
El ciudadano había nacido y pertenecía a la ciudad, era libre y no era mujer. En la Grecia antigua, ser ciudadano equivalía a tomar parte en el gobierno de la propia comunidad. Aristóteles dice que el ciudadano «por nada se define mejor que por la participación en la administración del gobierno y la justicia».
El vínculo es una comunidad abstracta, no una comunidad de vida como en la polis griega. La innovación romana es que cualquiera podía ser ciudadano con independencia de su identidad y su origen étnico. La ciudadanía romana se diferencia de la griega en que una es pasiva frente a la de la polis griega.
Distinguían entre siervo, que tiene una dependencia personal, y el súbdito, solo política. El primero tutela y protege. El segundo obedece y reconoce al primero.
Excluyeron a las mujeres en razón de diferencias naturales. La naturaleza de la mujer era inferior a la del hombre. Esta desigualdad natural llevara a recluir a la mujer al ámbito del varón. Mary Wollstonecraft demostró que las mujeres, al igual que los hombres, tienen una capacidad de razón innata innegable.
Construir una concepción ciudadana no es fácil. El reto liberal consistirá en cómo hacer posible a un tiempo la defensa de las opiniones individuales (ética de máximos) y el compromiso cívico (ética de mínimos).
La defensa del ámbito de la libertad individual lleva al liberalismo a desconfiar de ciertas formas de democracia. En especial, de las democracias mayoritarias que se inmiscuyan en la esfera de los derechos subjetivos.
Rawls ha dado respuesta a esa pregunta creando una concepción política de la justicia, que en esencia dice lo siguiente: dado que vivimos en sociedades pluralistas, las distintas concepciones del bien deberían aceptar que la vida pública exige normas morales comunes con pretensión de validez universal. Estas normas, por ser racionales, podrán ser defendidas por todas y cada una de las distintas concepciones de bien. Para ello, darán razones fundamentadas en sus propias convicciones, lo que permitirá alcanzar un consenso entrecruzado.
El comunitarismo critica la idea liberal de un yo previo a la comunidad. El ciudadano no debe verse como un sujeto de derechos individuales frente a la comunidad, sino como parte integrante de una comunidad que da sentido a su existencia y a la que debe lealtad. La primacía del individuo es sustituida por la primacía de la comunidad.
La opción liberal por la neutralidad es una opción valorativa, no es neutra. Y además entraña el riesgo de conducir a la sociedad a la apatía, al escepticismo, a la corrupción y a la violencia política.
El comunitarismo entiende a la ciudadanía como comunidad moral y de pertenencia. Con ello corre el riesgo de legitimar etnicismos, particularismos y fundamentalismos. La comunidad no es una comunidad de participación, sino de pertenencia que pide una adhesión inquebrantable. La imagen comunitarista de la comunidad es la de un todo abarcador, monolítico e inmutable. Pero la experiencia histórica demuestra que esas comunidades solo se logran mediante una tremenda coacción.
La libertad no consiste en la ausencia de restricciones sino en la garantía frente a la interferencia caprichosa de los demás. Esa garantía la proporciona la ley.
La tradición republicana se identifica más con el control y la participación en el gobierno que con la democracia. El republicanismo actual, no obstante, es antielitista y sostiene una concepción de la democracia reflexiva y activa.
La base de la virtud pública no es el desinterés sino la vinculación del interés particular con el común.
Se propone una ciudadanía de separación. Esto supone que las propuestas de actuación, las organizaciones políticas, etc., tienen que estar separadas de los hombres, al menos hasta que se hayan alcanzado ciertos cambios.
Las multinacionales son grandes empresas que desarrollan su actividad en muchos países con el objeto de controlar los mercados. Por su riqueza, estas corporaciones comerciales son en la actualidad los grandes centros de poder económico.
La globalización de la biografía significa que los contrastes y las contradicciones del mundo tienen lugar no solo ahí fuera, sino también en el centro de la propia vida, en los matrimonios y familias multiculturales, en el trabajo, en el círculo de amigos, en la escuela, en el cine, comprando en la tienda de la esquina, oyendo música, cenando, haciendo el amor, etc., sin que nadie se haya dado cuenta ni lo hayamos buscado, cada vez es más cierta la máxima de que nosotros vivimos globalmente.
La sociedad moderna líquida es aquella en la que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos ámbitos y en unas rutinas determinadas. La liquidez de la vida y de la sociedad se alimenta y se refuerzan mutuamente. La vida líquida, como la sociedad moderna líquida, no puede mantener su forma ni su rumbo durante mucho tiempo.