Portada » Ciencias sociales » Capital Cultural y Códigos Sociolingüísticos: Claves para Entender la Reproducción Social
La aculturación, según Bourdieu, es un acto de violencia simbólica, una imposición cultural. La escuela, desde esta perspectiva, se convierte en una institución que practica dicha violencia al servicio de las clases dominantes, legitimando su dominio tanto dentro como fuera de su ámbito, a través de imposiciones y evaluaciones.
El capital se define como los recursos que se ponen en juego para obtener beneficios a largo plazo. Existen diferentes tipos de «capitales» en función del campo social donde se quiera «invertir». El campo social se entiende como un mercado de bienes materiales donde el capital se utiliza para optimizar las condiciones de progreso. La sociedad dispone de diferentes campos de acción: económico, social, cultural, político y religioso. Bourdieu introduce un cuarto tipo de capital: el simbólico, que «es el capital económico o cultural en la medida en que es conocido y reconocido».
El capital cultural es un recurso intangible que solo se puede conseguir interiorizando determinadas significaciones (el lenguaje o las actitudes que impregnan la vida familiar). Dentro del capital cultural, Bourdieu distingue tres estados según la modalidad de adquisición y transmisión:
Supone un trabajo de inculcación y asimilación que consume tiempo y energía. La adquisición de capital cultural es un trabajo del «sujeto» sobre sí mismo, una adquisición que transforma el ser. Puede adquirirse de manera inconsciente. Este proceso de interiorización cultural (hábitos) funciona como esquemas de clasificación con los que percibimos e interpretamos la realidad. Es un proceso de asimilación de creencias, una forma de proceder y pensar que se interioriza de manera inconsciente.
Los bienes culturales intangibles, para ser funcionales y operativos en el ámbito social, deben transformarse en bienes tangibles y cuantificables.
Es el reconocimiento institucional del capital cultural objetivado. Ofrece un valor constante y garantizado jurídicamente, adquirido con los títulos académicos y educativos. El título y las acreditaciones permiten a sus titulares hacer comparaciones e intercambios, convirtiendo el «capital intangible» en una mercancía con un valor determinado en función de las leyes del mercado.
Esta teoría se centra en las relaciones entre la escuela, el lenguaje y la estructura social. «La educación se convierte en un medio que transmite relaciones de poder que necesariamente no están dentro de ella». Esta transmisión se lleva a cabo dentro del contexto educativo, donde tienen lugar los fenómenos sociolingüísticos y socioeducativos más relevantes, como el éxito y el fracaso escolar. El niño aprende e interioriza la estructura social desde el momento en que empieza a hablar. El lenguaje, por tanto, es la base de la estructura cognitiva y motivacional de la persona.
Estos códigos familiares pueden entrar en conflicto con el código escolar. El sistema educativo descansa sobre el código elaborado, con una fuerte tendencia a la generalización y la formalización de estructuras. Los alumnos de las clases medias aprenderían pronto a manejar los dos tipos de códigos según el contexto, mientras que los alumnos de clases bajas solo aprenderían los restringidos. Así, es evidente que la escuela utiliza y favorece la adquisición de los códigos elaborados, induciendo, de forma anticipada, el fracaso escolar de las clases populares.