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La Guerra Hispano-americana
El conflicto comenzó con el hundimiento, de 1898, del acorazado Maine, fondeado en la bahía de la Habana con la excusa de proteger los intereses norteamericanos en Cuba. La guerra comenzó en abril, después del ultimátum norteamericano norte americano que exigía a España la renuncia inmediata a su soberanía sobre Cuba, y se desarrolló en dos escenarios muy alejados entre sí: el Pacífico (Filipinas) y el mar de las Antillas, en el océano Atlántico (Cuba y Puerto Rico). Declarada la guerra, la escuadra española de Filipinas, mandada por el almirante Montojo, sería aniquilada en la bahía de Manila que, finalmente caería en manos norteamericanas.
La rendición de Cavite y la generalización del levantamiento filipino serían las consecuencias inmediatas del desastre naval.
En cuanto a la exuadra española del Atlántico, salida de Canarias al mando del Almirante Cervera con rumbo a Puerto Rico, hubo, de entrar en Santiago de Cuba para proveerse de carbón. Ahí quedó fondeada como consecuencia del bloqueo impuesto por la fuerza naval norte americana. De este modo, el desembarco norteamericano en Guantánamo provocó un duro enfrentamiento terrestre con las tropas españolas. Éstas fueron aniquiladas en el llamado combate naval de Santiago. A partir de este momento, los acontecimientos se precipitaron: las fuerzas americanas desembarcaban en Puerto Rico y ocupaban la isla.
El Tratado de París
El Tratado de París fue un dictado de exigencias norteamericanas que España tuvo que acatar sin posibilidad de réplica, de cuya ratificación fueron excluidos cubanos, filipinos y puertorriqueños. Por este tratado España cedía a los EEUU: Puerto Rico, Islas Guam, Filipinas y reconocía la independencia de Cuba. Más tarde vendió a Alemania Las Carolinas, Las Marianas y Las Palos. Este tratado se firmó en 1898. En definitiva, mientras las potencias europeas, lanzadas a la carrera colonial, se repartían el mundo. España quedaba no sólo marginada del reparto, sino que perdía sus posesiones.
Consecuencias de la Guerra. La Crisis del 98
Para Cuba, además de devastada, arruinada y hambrienta, supuso cambiar de amo: EEUU la convirtió en su protectorado, ocupándola militarmente bajo el pretexto de proporcionarle las condiciones necesarias para su andadura política en solitario.
La isla obtenía la independencia política años mas tarde aunque mediatizada por la injerencia norteamericana.
Para Estados Unidos, 1898 marcaba el inicio de una etapa imperialista. Dueños del Caribe, aplicaron la diplomacia del dólar en toda América Latina y el control de Filipinas ponía en contacto al gigante americano con Asia Oriental.
Para España, el desastre del 98 abrió un debate sobre las responsabilidades de la guerra, el revisionismo político y el regeneracionismo social. Aunque España nunca debió aceptar la guerra, las clases dirigentes no supieron afrontar la impopularidad que hubiera supuesto un enfoque realista de la cuestión.
El 98 marcó, junto con el fin del dominio colonial, la irrupción de la burguesía no integrada en los bloques de poder, de la pequeña burguesía, de los intelectuales y de la clase obrera, en la crítica y en el replanteamiento de España como nación y de las posibles salidas a la realidad sociopolítica del país. En este sentido, los escritores de la generación del 98 (Unamuno, Baroja, Valle Inclán, Azorín,…), aportaron una contribución fundamental. El 98, pues, cerró una etapa y abrió otra nueva para España.
La expansión del movimiento independentista se generalizó coincidiendo con el envío de un general español, tras una enérgica y metódica acción militar que acabó con el conflicto. El intento de Emilio Aguinaldo de reiniciar el conflicto por Filipinas coincidió con el inicio de la guerra hispanoamericana.
TEMA 7: GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898
INTRODUCCIÓN
Las empresas fundamentales del sistema canovista fueron la terminación de la tercera Guerra Carlista y la Pacificación de Cuba. Carlos VII huye a Francia en 1876. Más dificultades entrañaba la pacificación de Cuba, que ardía en guerra desde hacía diez años. Destacar la actuación del general Martínez Campos, que consiguió la paz en 1878, merced al Convenio de Zanjón.
EL FIN DEL IMPERIO COLONIAL Y SUS REPERCUSIONES
Durante el último cuarto del siglo XIX España sufrió la pérdida de los últimos residuos de su viejo imperio colonial frente al empuje irresistible del nuevo imperialismo norteamericano. La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, significó un durísimo golpe para la opinión pública española, dando lugar a la llamada crisis del 98. La Primera Guerra Colonial estalla en 1868 con el grito de Jara, liderado por Céspedes y termina con la Paz de Zanjón en 1878 gracias a la acción del general Martínez Campos.
Causas del levantamiento
El estallido del conflicto fue causado por dos hechos incuestionables:
-Inexistencia de una política colonial.
-El imperialismo norteamericano, necesitado de nuevos mercados donde colocar los excedentes de producción y de capital, fijó su atención en los territorios españoles del Pacífico (Filipinas) y del Caribe (Cuba y Puerto Rico).
La Guerra Colonial en el Caribe y Filipinas
La guerra se reinicia en Cuba en 1895 bajo el denominado grito de Baire, “¡Viva Cuba libre! La insurrección fue protagonizada por un grupo de independentistas (Maceo) liderados por José Martí, cerebro de la insurrección y autor del Manifiesto de Morte-Chisti, verdadero programa independentista. La actitud negociadora del general Martínez Campos, que tan buenos resultados le había propiciado años antes, se convirtió en una táctica militar de aplastamiento a la insurrección. Al negarse a tomar medidas contra la población civil, solicitó su regreso a la península. Al gobierno no le aquedó otra salida que el envío del general Weyler, militar enérgico y buen conocedor de la isla. Weylwe dividió el territorio mediante largas líneas fortificadas al mar, como forma de evitar el apoyo civil a los sublevados. Se entraba así en una guerra larga y dura como consecuencia del envío de armar, municiones y equipamientos varios a los independentistas desde Estados Unidos.
Desde ese momento se precipitó la intervención norteamericana una nota del gobierno norteamericano ante el español que protestaba por la dureza del general Weyler, al tiempo que exigía rápida pacificación de la isla. Meses después, el presidente Mckinley amenazaba con la intervención militar si España no accedía a la venta de la isla por 300 millones de dólares, oferta rechazada, tanto por la regente María Cristina como por el gobierno español.
El movimiento autonomista criollo se desarrolló en Puerto Rico a partir del descontento generado por la miseria, el analfabetismo y la estructura agraria patriarcal de los cultivadores de azúcar y café, acrecentando la insurrección cubana el sentimiento independentista puertorriqueño. No obstante, las manifestaciones de fidelidad a España fueron constantes. Fue la decisión norteamericana de apoderarse de este territorio como botín de guerra la que decidió el futuro de esta isla.
La insurrección filipina tuvo su origen en el descontento de ciertos grupos indígenas con la administración española y con las órdenes religiosas, cuyos intereses materiales parecían prevalecer sobre los apostólicos. Este descontento derivó hacia unos sentimientos independentistas que fueron canalizados por José Rizal.