Portada » Lengua y literatura » Autores de la Generación del 98: Unamuno, Azorín, Baroja, Valle-Inclán y Machado
La Generación del 98 es un grupo de escritores españoles que muestran un interés renovador, pero se centran más en los problemas del momento histórico. Sus creaciones son más reflexivas, y su estilo, más sobrio.
Históricamente, se produce la crisis finisecular, sucediéndose una serie de acontecimientos que marcaron el fin de siglo. España pierde las últimas colonias, la Restauración provoca el caciquismo y el turno de partidos en el poder, el anarquismo aumenta la conflictividad social, aparecen los nacionalismos, y la modernización se dificulta por el atraso económico y cultural.
Ideológicamente, se produce una crisis de la conciencia burguesa. Aparecen posturas antipositivistas e irracionalistas (Nietzsche, Schopenhauer). Antonio Machado piensa que el conocimiento viene de la intuición. Unamuno intenta combatir la angustia ante la nada mediante la subjetividad y la irracionalidad. El hastío se manifiesta en el culto al placer y el erotismo, y se origina al no poder encontrarle sentido a la vida.
El escapismo y las actitudes decadentistas nacen de la conciencia de vivir en una sociedad en descomposición.
Consta de autores españoles nacidos entre 1860 y 1875, y son, entre otros, Azorín, Ángel Ganivet y Ramiro de Maeztu. Los temas fundamentales son la angustia existencial y el tema de España, que tiene dos enfoques:
Estos autores se caracterizan por el antirretoricismo, la búsqueda de palabras “terruñeras” y la creación de neologismos.
Miguel de Unamuno escribe novelas de ideas para expresar sus problemas existenciales, como la decadencia de España por la ausencia de valores espirituales, el tiempo y la muerte, y la vida como agonía.
Sus nivolas destacan por la escasez de descripciones y la importancia de los diálogos. Su estilo es vehemente y apasionado. Algunas obras destacables son: Niebla; San Manuel Bueno, mártir; La tía Tula, etc. En cuanto al ensayo, destacan En torno al casticismo y Del sentimiento trágico de la vida.
José Martínez Ruiz (Azorín) mezcla ensayo y narración. Sus temas son la necesidad de regeneración de España, el paso del tiempo, el enfrentamiento entre la voluntad y la abulia y la contemplación del paisaje castellano como representación de la esencia espiritual de España. Los protagonistas de sus obras tienen elementos autobiográficos. Usa descripciones minuciosas y evocadoras y un lenguaje claro, sencillo y preciso, con un fuerte lirismo. Entre sus obras, destacan La voluntad y Antonio Azorín.
Destacan los ensayos: El alma castellana y La ruta de Don Quijote.
Las obras de Pío Baroja destacan por el pesimismo existencial. Sus temas más frecuentes son el vacío vital, la falta de sentido de la existencia y la situación de España. Su estilo es sencillo, sobrio, claro y preciso; sus obras carecen de argumentos sólidos y cerrados, y existe gran variedad de ambientes y tipos y abunda el diálogo y el humor sarcástico. Agrupó muchas de sus obras en trilogías, en las que los personajes evolucionan desde el inconformismo hasta la abulia:
Ramón María del Valle-Inclán fue el máximo representante del teatro. Huye del realismo literario mediante la idealización modernista o la distorsión esperpéntica. Sus temas más frecuentes son el amor, la religión y la muerte, y suele recrear un mundo rural, donde afloran la violencia y los instintos más primitivos. También critica la realidad sociopolítica de España. Pasa de un lenguaje musical a las expresiones más descarnadas, y usa metáforas y neologismos. Creó el esperpento, estilo teatral que presenta una visión deformada y grotesca de la realidad, mediante la cual muestra la realidad social y humana con una visión crítica y cruel. Destacan Martes de Carnaval y Luces de Bohemia. Tres etapas:
Los temas fundamentales de Antonio Machado son: el inevitable fluir del tiempo, el paisaje, la gente y la historia de Castilla, el amor y los sueños como consuelo ante la angustia. Su estilo es sobrio, claro, sencillo y preciso, con un lenguaje depurado. Empleó la silva y el romance. Sus obras principales son: Soledades, galerías y otros poemas (1907, tono íntimo y simbólico de influencia modernista). El paisaje y las emociones se identifican simbólicamente; Campos de Castilla, donde aparecen sus meditaciones regeneracionistas sobre la situación de España, reflejada en el carácter y el paisaje castellano, y una reflexión sobre el amor y su pérdida. En esta obra, destacan los romances La tierra de Alvargonzález y Proverbios y Cantares.