Portada » Economía » Autarquía y racionamiento
La Guerra Civil tuvo unos efectos demográficos muy importantes desde el punto de vista de la economía. Por un lado provocó un descenso de la población activa. Por lJ la represión posterior afectó al menos al doble de los muertos en el campo de ralla.
Cuando finalizó la guerra, la economía estaba profundamente desarticulada. La producción agraria e industrial era muy inferior a la de 193 5 (de hecho, no se conseguirán los niveles de 1930 hasta mediados de los años cincuenta)
, las reservas de oro y divisas habían desaparecido y la red de transportes se encontraba muy deteriorada.
A corto plazo la contienda civil sumíó en el hambre y la miseria a muchos españoles. A largo plazo se consolidó una economía muy poco competitiva en la cual el tráfico de influencias y la corrupción fueron elementos destacados.
La lentitud de la recuperación económica se debíó entre otras cosas a las decisiones propiciadas por la política económica de la dictadura franquista. Por ejemplo las autoridades sustituyeron el funcionamiento de los mercados por la fijación arbitraria de los precios. Por otra parte, los productores estaban obligados a vender la totalidad de su producción a la Administración (a precios tasados) y luego ésta vendía los productos a los consumidores a precios también regulados. Esta fijación de precios por debajo de los resultantes de la oferta y la demanda, condujo al des abastecimiento de alimentos ya la generalización de las colas, obligando al mantenimiento del racionamiento (inicialmente establecido como medida coyuntural en 1939).
Como los precios tasados no producían suficientes beneficios, los productores no declaraban la totalidad de su producción, y gran parte de ella se comercializaba a través del mercado negro (al margen de la ley) y del estraperlo. En muchos casos los precios de este mercado duplicaron o triplicaron los del mercado oficial. En el caso del aceite y del trigo, un tercio de todo lo producido, fue comercializado a través de estos procedimientos ilegales. La escasez energética fue también uno de los símbolos de la ‘penuria económica. Hasta mediados de los años cincuenta, el carbón y el petróleo estuvieron racionados y eran muy frecuentes las restricciones eléctricas.
La consecuencia de la política de racionamiento fue el hambre de la mayoría de la población. Las cartillas de racionamiento tasaban los alimentos de las familias y la escasez de todo tipo de productos era muy grande. Los taxis funcionaban con «gasógeno» ya que no había gasolina, los cortes de servicio eléctrico eran frecuentes, el estraperlo (desde el funcionario ‘que estraperlaba con medicinas o cemento en grandes cantidades, hasta el pobre campesino que lo hacía con embutidos o aceite) estaba a la orden del día.
La política agraria adoptada continuó favoreciendo el cultivo extensivo con métodos arcaicos en las antiguas zonas latifundistas. También descendíó el nivel de los
salarios agrícolas. Para regular el comercio de granos se creó el Servicio Nacional del Trigo.
Aunque el gobierno achacaba los males de la agricultura a las condiciones climáticas «la pertinaz sequía».. Estaba claro que la política agraria estaba estrangulando la recuperación de la producción. Por ero al comenzar la década de los cincuenta, se hizo evidente que era preciso una cierta reorientación económica del Régimen.
La ideología fascista (primero) y el aislamiento internacional (después) propiciaron la aparición de un sistema económico autárquico en el cual, se pretendía autoabastecerse sin mantener relaciones comerciales con el exterior y sustituir el mercado por la intervención generalizada de la Administración. El Estado regulaba todo lo referente a la vida económica: la producción, el consumo, los precios, los salarios, el comercio y la inversión. El resultado fue el bloqueo del crecimiento económico, la reducción de la competitividad y el desaprovechamiento de la favorable coyuntura económica que conocíó Europa tras la II Guerra Mundial.
La autarquía tuvo varios ejes de actuación’:
· Se regularon las relaciones económicas con el exterior. Se limitaron » drásticamente las importaciones y exportaciones (siendo necesario contar con una autorización administrativa para realizadas). Con esta medida, se pretendía determinar los productos fundamentales y los que eran superfluos, aprovechar los recursos naturales propios ,y reducir la salida de divisas (debido a su escasez).
· Se fijó el cambio de la peseta por encima de su valor de mercado, modificando los mecanismos habituales de la política monetaria.
· Se limitó la entrada de capital extranjero y se dieron ayudas y ventajas fiscales;
las empresas españolas que abastecían al país.
· En 1941 se creó el INI (Instituto Nacional de Industria) con la finalidad de qu el Estado pudiera fabricar aquellos productos necesarios que la empresa privad:
no estaba en condiciones de producir. Este organismo era un conglomerado de ‘empresas públicas en sectores tan importantes como el energético (ENDESA), siderúrgico (ENSIDESA), construcción naval (BAZÁN), transporte (PEGAS O SEA T), ferrocarriles (RENFE), comunicaciones (Iberia) etc. Estas empresas reCibían continuamente ayuda del Estado, lo que ‘aumentó considerablemente le gastos públicos.
Pero el objetivo de aprovechar los recursos propios se demostró imposible, ya que España no producía materias primas imprescindibles como el algodón (para la industria textil) o el petróleo (que incrementó notablemente su precio)
. En definitiva, la época de la autarquía supuso un incremento de las desigualdades sociales, un empobrecimiento general de la mayoría de la población, una progresiva corrupción de la Administración Pública (que la censura impedía denunciar) y una falta de estímulo para el progreso de la producción industrial
Estacionamiento económico y primeros reajustes.-
En los años cincuenta la situación creada por la autarquía económica era insostenible. Desde muy pronto las malas cosechas, la arbitraria política de precios y el intervencionismo estatal, llevaron al desabastecimiento (viéndose el Estado – portar alimentos), lo que contribuyó al descenso de nuestras reservas a impidió importar las materias primas y los productos fabricados imprescindibles para el sector industrial. Las insuficientes cantidades de las cartillas de racionamiento, la escasa producción agrícola debido a la poca capacidad de mecanización y modernización n la pésima gestión burocrática, los altos precios del mercado negro, el aumentoo de los precios como consecuencia de la Deuda Pública, los salarios muy bajos la imposibilidad de cualquier reivindicación por parte de los trabajadores, llevaron la disminución y desigualdad de la renta per cápita y las duras condiciones de vida.
Esto ocasiónó revueltas, entre 1945 y 1947 hubo un primer estallido de conflictividad en Cataluña, Asturias y el País Vasco yen 1951 un importante movimiento de protesta estalló en Barcelona. Su origen es el aumento del precio del billete del tranvía, pero derivó hacia una protesta por los bajos salarios y la falta de libertad.
La política de intervencionismo autárquico mostró su fracaso al no garantizar las necesidades básicas de la población y solo beneficiar a una minoría como la burguésía industrial y financiera.
A finales de la década de los cincuenta, la situación de la economía española se hizo crítica. La falta de divisas hizo caer la peseta en el mercado libre de Nueva York, llegándose a no poder pagar los productos que se necesitaban. Esta situación de insolvencia hizo ver la necesidad urgente de cambios en la política económica y el planteamiento de un plan de estabilización.
A remolque de las dificultades económicas, el jefe del Estado se decidíó a llamar al poder a hombres procedentes de la institución católica.»Opus Dei» (1957). A partir de entonces la política del Régimen iba a experimentar un sensible cambio, que sin alterar para nada sus bases dictatoriales y profundamente antidemocráticas, iniciaría una reorientación de la política económica basada en el abandono de la autarquía.