Portada » Historia » Aspectos fundamentales de la economía
11.1. La creación del Estado franquista. Grupos ideológicos y apoyos sociales. Etapas de la dictadura y principales carácterísticas de cada una de ellas. El contexto internacional: del aislamiento al reconocimiento exterior.
El sistema político del franquismo se configuró como un sistema dictatorial caracterizado por la concentración de poderes y la supresión de las libertades políticas y sindicales. Estos postulados sólo fueron superados superficialmente por ciertos esfuerzos liberalizadores en la última etapa del régimen.
No obstante, el sistema se mantuvo, de principio a fin, dentro del modelo de partido único y rechazo a la democracia representativa, con una serie de fundamentos ideológicos:
-Totalitarismo, proveniente de su inspiración en los modelos fascistas italiano y alemán.
-Caudillismo: Franco era el jefe del Estado, generalísimo de los ejércitos y durante mucho tiempo también el jefe de Gobierno.
-Concepción unitaria y centralista del Estado, aboliendo los estatutos de autonomía y reprimiendo los nacionalismos.
-Represión de la oposición.
-Control de los medios de comunicación, con una rígida censura y fuerte aparato propagandístico.
El franquismo se caracteriza por una serie de rasgos representativos:
El partido único era Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., que dotó al régimen de sus bases ideológicas, controlaba los medios de comunicación y suministraba una buena parte de los cargos de la administración. Además, el partido constituyó varias organizaciones de masas: el Frente de Juventudes, para adoctrinar a los jóvenes, la Sección Femenina, para formar a la mujer con sentido cristiano y nacionalsindicalista, el Sindicato Español Universitario, para controlar las universidades, y la Central Nacional Sindicalista, que integraba a patrones y trabajadores en una misma organización.
La Iglesia tuvo un papel destacado en la legitimación del régimen franquista, que se definía como un Estado confesional católico. A cambio, obtuvo una generosa financiación de culto y clero, el control casi total del sistema educativo y el predominio de los valores católicos.
El Ejército fue uno de los grandes apoyos del régimen, aunque Franco tuvo problemas con algunos generales monárquicos.
La sociedad se dividíó en tres actitudes frente al franquismo:
apoyo (élites económicas y sociales), pasividad (las clases medias, políticamente desconcertadas y mayoritariamente pasivas y apolíticas) y rechazo (ciertos sectores, perdedores de la guerra, que sin embargo se mantuvieron también pasivos por temor a las represiones).
La economía siguió en estos años un largo proceso de evolución con diferentes etapas, que van desde un primer período de autarquía (en la posguerra) hasta otro en que se impulsó rápidamente la industrialización de la mayor parte del país.
-La primera etapa coincide con la reconstrucción de un país que soportó tres largos años de Guerra Civil, y también con el aislamiento internacional al que estuvo sometido el régimen. Entre las consecuencias de la guerra, hay que citar la pérdida de capital, el deterioro del sistema de transportes, la falta de infraestructuras y de viviendas y el estancamiento del sector agrario. En la economía destacan dos aspectos: el autoabastecimiento o “autarquía”, evitando la importación de productos extranjeros, que se tradujo en escasez de alimentos, el desarrollo del mercado negro (estraperlo) y racionamiento de los productos; y el intervencionismo, controlando la producción nacional y orientando el consumo hacia los artículos propios. A esta idea responde la creación del Instituto Nacional de Industria (1941), cuya actuación estuvo limitada por la dependencia de la tecnología extranjera, así como por la escasez de materias primas y de energía.
-La segunda etapa tuvo como factor de estímulo la entrada de capital extranjero, el dinero enviado por los emigrantes y las divisas producidas por el desarrollo turístico.
La división entre vencedores y vencidos y la precariedad material fueron las carácterísticas de los años cuarenta. Pero desde los sesenta, el desarrollo económico transformó profundamente la sociedad española, con un rápido crecimiento urbano y un fuerte incremento de los sectores secundario y terciario. De este modo, la pervivencia del sistema político franquista resultaría contradictoria con la gran modernización y transformación que había experimentado España.
El final de la guerra fue seguido de problemas tan acuciantes como la reconstrucción del país y la actitud española ante la Segunda Guerra Mundial. En este último aspecto, y a pesar de la afinidad del régimen a las potencias del Eje, la posición de Franco acabó siendo de neutralidad.
Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Franco se vio sometido a un riguroso cerco internacional, con las excepciones de Portugal y Argentina. En 1946, la ONU condenó el régimen y decidíó el aislamiento diplomático de España.
Las relaciones internacionales tras la Segunda Guerra Mundial derivaron hacia la Guerra Fría. De este enfrentamiento se beneficiaría el régimen para romper el aislamiento. Así, España acabaría ingresando en la UNESCO, firmaría un concordato con la Santa Sede, un acuerdo con EEUU sobre asistencia económica y ayuda para la defensa, cuya consecuencia fue el establecimiento de bases militares estadounidenses en Torrejón, Rota y Zaragoza. Finalmente, España ingresa en la ONU.