Portada » Historia » Ascenso y Consolidación del Nazismo en Alemania: Causas, Desarrollo y Consecuencias
La República de Weimar enfrentó múltiples desafíos que contribuyeron a su inestabilidad y eventual caída:
Adolf Hitler comenzó su actividad en un partido extremista, racista y agresivo. En 1921, se colocó al frente del partido, dándole un carácter agresivo mediante la creación de secciones de asalto organizadas paramilitarmente. Se convirtió en el «Führer».
Sus ideas principales eran:
1923: El Putsch de Múnich
En el año de la hiperinflación, Alemania no pudo pagar a Francia, que ocupó la zona del Ruhr. La ultraderecha y los nacionalistas prepararon un golpe de Estado, pero fracasó. Hitler fue detenido y encarcelado durante seis meses. Tras su salida de prisión, refundó el partido.
El Crack del 29 y el auge nazi
La crisis de 1929 llevó al empobrecimiento de mucha gente, que perdió la confianza en los partidos de la coalición gobernante. Esto aumentó el apoyo al partido nazi, que también ganó votos de militares, antiguos combatientes y la burguesía rica.
1931-1932: Camino a la dictadura
En 1931, la derecha alemana y los nazis se unieron, facilitando el camino de Hitler hacia la dictadura. En 1932, el partido nazi se convirtió en el primer partido, aunque sin mayoría absoluta. En noviembre de 1932, Hitler fue nombrado canciller de un gobierno de coalición.
La instauración de la dictadura fue más rápida que en Italia. Se crearon las SS (Schutzstaffel). Hitler comenzó a implementar leyes, registros y persecuciones. Se incendió el Parlamento (Reichstag), culpando falsamente a los comunistas.
En las elecciones del 5 de marzo de 1933, los nazis no consiguieron la mayoría absoluta, pero se apoyaron en los partidos de derecha y aprobaron una ley que otorgó a Hitler todo el poder durante cuatro años.
Hitler buscó el apoyo del ejército y de los grandes capitalistas. En agosto de 1934, Hitler se convirtió en el Reich, y el ejército quedó subordinado al partido nazi.
El control ideológico fue extremo. La represión era brutal contra cualquiera que se opusiera a la «nazificación» del país. El miedo y la represión impidieron la organización de la oposición. También hubo adhesión de la población al nazismo, en parte debido a que Hitler logró el pleno empleo.
El adoctrinamiento se centró en los jóvenes, a través de las Juventudes Hitlerianas. No había libertad de expresión y existía una censura total. Se «nazificó» la libertad intelectual, con listas de libros prohibidos.
La intención era conseguir la cohesión social. Se consideraba que la «raza aria» era superior y debía ser protegida, expulsando a los «impuros», incluidos los judíos, aunque llevaran siglos viviendo en Alemania.
La persecución de los judíos se desarrolló en varias fases:
En estos regímenes autoritarios, el Estado intervino en la economía. Se trasladó la idea de orden y disciplina a la industria. Se anularon los derechos sindicales, de huelga y de asociación. Se obligó a todos los trabajadores a afiliarse al sindicato del partido nazi.
Hubo dos períodos económicos principales:
Los trabajadores sufrieron bajos salarios y racionamiento, pero hubo pleno empleo. La clase media experimentó una leve mejora, y los banqueros se beneficiaron.
Ni el fascismo alemán ni el italiano pusieron en peligro el sistema capitalista. En 1939, Alemania se había convertido en la segunda potencia industrial del mundo, aunque la producción estaba desequilibrada.
La falta de materias primas y alimentos llevó a la idea de expandir el «espacio vital» (Lebensraum). Hitler consideraba que la «raza aria» era superior, por lo que la política exterior fue un punto clave del régimen.
Alemania quería construir el Gran Reich Alemán, que debía incluir todos los territorios de habla alemana. Se ocuparon territorios como Polonia y Ucrania para obtener recursos. También servían como base para su objetivo final: Rusia.