Portada » Arte » Arte Romano: Arquitectura, Escultura y Sociedad
La península itálica estaba habitada por diversos pueblos entre los siglos VIII y VII a. C. Entre ellos destacaron los etruscos (al norte), los latinos (en el territorio de las 7 colinas) y los griegos (al sur).
Roma fue creada a partir de las aldeas latinas situadas en torno a las 7 colinas. Se instauró en ella un sistema monárquico que llegó a tener durante 100 años reyes etruscos. Se trataba de una república aristocrática en la que el poder quedaba en manos de las familias fundadoras (patricios). La República se extendió por el Mediterráneo enfrentándose a los cartagineses en las guerras púnicas, de las cuales Roma acabó vencedora.
Las desigualdades llevaron a revueltas en los territorios romanos que desembocaron en guerras civiles. En estos conflictos destacaron algunos generales que hicieron un nuevo cambio político.
Tras ser proclamado Augusto por el Senado, Octavio inició una nueva forma de gobierno que funcionaría hasta el siglo V d. C. Este largo periodo se dividió en la Paz Romana, que fue el momento de máxima expresión territorial, y la crisis posterior, que dio lugar a un periodo de agotamiento del sistema.
Estaba muy jerarquizada, dominada por las desigualdades y era esclavista. Los patricios eran los más privilegiados, luego estaban los plebeyos, también en su época los caballeros y, por último, los esclavos.
Los romanos hicieron grandes aportaciones a los pueblos dominados o asimilados a su imperio. Entre ellas destacaron el derecho, la lengua latina, las obras públicas y la cultura.
Los romanos conquistaron la península entre los siglos III y I a. C., de este a noroeste. En este periodo y en los siglos siguientes se llevó a cabo una romanización de los pueblos prerromanos que se extendió a los campos social y cultural.
La ciudad era el centro neurálgico; en ella residía la vida política, la actividad comercial, cultural y lúdica. Las ciudades de Roma siguieron, por lo general, el tipo de urbanismo heredado de los etruscos. Esta tipología consistía en una superficie cuadrangular atravesada por dos grandes calles principales. A partir del siglo III se rodeó por una muralla.
El templo siguió el modelo etrusco: se elevaba sobre un basamento, de modo que solo se podía entrar al templo por la parte frontal, y tenía el techo a dos aguas. Las columnas podían rodear el edificio y, por lo general, eran extensas en el frente y se hallaban adosadas al muro en los laterales. Se hicieron grandes construcciones religiosas, entre las cuales destacaban:
La casa o domus es el edificio fundamental de la ciudad romana. Se accedía por el vestibulum, que daba paso a un patio o atrium. Al fondo estaba el tablinum y una parte privada formada por un patio con columnas.
Las termas fueron los edificios sociales más importantes de la ciudad romana. Eran grandes conjuntos usados para baños, lugar de reunión y recreo de la sociedad romana.
Se construían a las afueras y los más importantes eran: el teatro romano, que derivaba del griego en su estructura; el anfiteatro, que era el lugar de los espectáculos populares; y el circo, en el que se hacían carreras de caballos y de carros.
Se levantaron mausoleos tanto para familias patricias como para cargos importantes, algunos de formas curiosas, pues se construían según el capricho del difunto.
Construcciones que se colocaban en el foro de la ciudad o en las vías de acceso.
Para mantener el imperio perfectamente comunicado y abastecido fueron precisas un gran número de obras de ingeniería, como:
Las principales manifestaciones de la escultura fueron el retrato y el relieve histórico, al ser ambos ejemplos acordes con el sentido práctico propio de Roma y utilizados para hacer propaganda. La estética de la escultura romana es heredada de Grecia, aunque también de la escultura etrusca.
Se inició en los siglos II y I a. C. por herencia etrusca y con una idea esencialmente funeraria. Así comenzó su producción con las realizaciones de máscaras funerarias y retratos de los antepasados. A finales del siglo I a. C. se empezó a hacer retratos de personajes vivos.
Consiste en piezas de bulto redondo que reflejan en su totalidad a tamaño natural. Por su gran coste, salvo excepciones, fue propio de emperadores, generales y grandes magistrados, llegando en ocasiones a colocarse en monumentos públicos. Podía representar cuatro modalidades:
Consistía en la representación de la cabeza y la parte superior del cuerpo. Eran propios de interiores, como edificios oficiales o palacios.
Se colocaba sobre un pequeño pedestal del que surgía el cuello. Era la tipología más barata y más numerosa.
Se establecieron tipologías fundamentales:
El retrato de busto en mujeres no fue común.
Esta manifestación escultórica constituye un auténtico documento en piedra. Los hechos más importantes se representan con realismo y en los personajes se utilizaba la técnica del retrato. Su finalidad era docente, es decir, que se pretendía dar a conocer al pueblo varias acciones notables y ejemplares. Los principales ejemplos fueron: