Portada » Lengua y literatura » Argumento de la obra el si de las niñas
El sí de las niñas es habitualmente considerada la obra culmen de la comedia española de buenas costumbres. Su composición se sitúa en el momento de apogeo de este género histórico, en la época de su trayectoria en la que se produce su máximo esplendor. Pertenece al Neoclásico, tendencia literaria del siglo XVIII y encuadrada dentro de la Ilustración, período en el cual prima la razón sobre todas las cosas y se valoran enormemente la ciencia y la técnica por ofrecer respuestas absolutamente fiables a los problemas humanos, dando de lado a la religión. La comedia se ajusta a la regla neoclásica de las tres unidades (reglas del teatro clásico que fueron después utilizadas en el teatro renacentista y en este teatro neoclásico):
la unidad de lugar exige que la obra tenga un único escenario: una posada de Alcalá de Henares en donde los protagonistas han hecho una parada en su viaje desde Guadalajara a Madrid.
La unidad de tiempo establece la duración del tiempo interno de la obra en 24 horas, principio q se respeta escrupulosamente, y en cuanto a la unidad de acción los tres actos de la obra se corresponden con el contenido: planteamiento de la situación, desarrollo y desenlace. Los personajes han de ser «personas particulares», no nobles ni reyes, cuyos hechos son objeto de tratamiento en la tragedia; y han de recibir una adecuada, y verosímil, caracterización. El fin de la comedia es didáctico. Los textos se escriben para enseñar, para transmitir una idea, una peculiar visión de la realidad.
En el argumento se abordan asuntos cotidianos, no hechos heroicos. Los temas deben relacionarse con problemas vigentes en la sociedad de la época, con asuntos de actualidad en el periodo. Diversos contenidos, diferentes temas, se insertan en El sí de las niñas. Aparecen los matrimonios desiguales, la educación de los hijos, las relaciones amorosas, las relaciones paterno-filiales, la sociedad, los tipos y problemas sociales del momento. La acción se articula por medio de un triángulo amoroso, en cuyos vértices se sitúan tres de los protagonistas principales: Don Diego, el viejo convertido en galán y pretendiente; Doña Francisca, la niña obediente, obligada por su madre a una boda que no desea, y que se halla enamorada de un joven al que ella llama Don Félix; y Don Carlos, nombre auténtico del supuesto Don Félix, que desea casarse con Doña Francisca. El interés por la enseñanza es una constante que encontramos en toda pieza. De hecho a lo largo de todo su argumento se van incluyendo mensajes parciales con los que se quiere adoctrinar al espectador sobre asuntos diversos, como antes hemos comentado. Incluso en el apartado de los recursos queda reflejado este interés por la enseñanza. Aparecen resúmenes didácticos, que condensan contenidos o partes de la acción con el fin de facilitar al espectador el seguimiento del argumento y la recepción de la enseñanza que a través de él se desea transmitir. Hay que tener muy en cuenta que Moratín nunca fue un revolucionario, sino un reformista que pensaba que una situación injusta debía dar paso a otra justa a través de cambios mesurados, y jamás por actos de subversión contra la autoridad. Por ello los dos jóvenes amantes, don
Carlos y doña Paquita siempre se muestran dispuestos a cumplir los deseos de sus mayores; sólo don Diego, con su autoridad, será quien aplique la solución más razonable al conflicto planteado al rechazar la opción de casarse con doña Paquita (por la gran diferencia de edad con la joven) y acepte en enlace de ésta con don Carlos (favoreciendo un matrimonio por amor en vez de uno por interés).
La Regenta es, sin duda, la obra maestra de Leopoldo Alas Clarín y una de las novelas más importantes de la literatura española. Pertenece a la literatura realista, que se esfuerza por mostrar la realidad tal y como es y que será la literatura favorita de la burguesía, clase pujante del siglo XIX. En ella se retrata en toda su complejidad una ciudad de provincias, Vetusta (nombre tras el que e esconde Oviedo), en la que está representada la sociedad española de la Restauración. Clarín somete a una irónica crítica a todos los estamentos de la ciudad: la aristocracia decadente, el clero corrupto, las damas hipócritas, los partidos políticos. Todo ello conforma una atmósfera social asfixiante, opresiva, con la que choca la protagonista, Ana Ozores. Su temperamento sensible y soñador la lleva a refugiarse en el misticismo, pero su confesor, el canónigo Fermín de Pas, la decepciona cuando intenta aprovecharse de ella. Cae entonces en brazos de Álvaro Mesía, un mediocre don Juan, con el que vivirá una relación amorosa que no resultará ser más que un sucedáneo de sus ideales románticos. La obra narra el proceso de degeneración moral de Ana Ozores con un final en el que la protagonista acabará siendo vencida, y, en consecuencia, marginada. La importancia de la presión ambiental, social, sobre la protagonista acerca la novela a las teorías del Naturalismo. La obra se divide en dos partes. Cada una consta de quince extensos capítulos, pero la distribución temporal entre ambas es irregular: mientras la primera abarca los acontecimientos que ocurren en tres días, la segunda comprende tres años. Cada capítulo goza de unidad y de autonomía dentro de un conjunto perfectamente ensamblado. Clarín combina el punto de vista objetivo, distante, con el del autor omnisciente, es decir, interviene de vez en cuando en la obra, dando sus opiniones sobre las acciones de los personajes o anticipando los acontecimientos. y, sobre todo, aportando una aguda visión irónica que pone al servicio de una demoledora crítica de la sociedad de la Restauración, hipócrita y mediocre.