Portada » Historia » Análisis del Régimen Franquista: De la Autarquía al Desarrollismo
El régimen de Franco se legitimó a través de las Leyes Fundamentales del Reino, que incluyeron el Fuero del Trabajo, la Ley de Creación de las Cortes Españolas, el Fuero de los Españoles, la Ley de Referéndum Nacional, la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, la Ley de Principios del Movimiento Nacional y la Ley Orgánica del Estado. Estas leyes establecieron un sistema político autoritario con un fuerte control estatal sobre las relaciones laborales, la representación política y los derechos ciudadanos, todo ello bajo la permanencia vitalicia de Franco en la Jefatura del Estado.
En julio de 1973, Luis Carrero Blanco fue nombrado presidente del Gobierno, la primera vez que Franco delegaba esa función, lo que generó nerviosismo entre las familias políticas ante el escenario post-Franco. Sin embargo, su mandato fue breve, ya que fue asesinado por un comando de ETA en diciembre del mismo año. Su muerte conmocionó al régimen y Franco nombró como su sucesor a Carlos Arias Navarro, un hombre conservador y fiel a su política, lo que reflejaba la voluntad inmovilista de la dictadura y el peso de los sectores más reaccionarios.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la posición internacional de Franco se debilitó. En la Conferencia de Potsdam, Stalin abogó por derrocarlo, pero el Reino Unido y Estados Unidos optaron por aislar a España. En 1946, se tomaron medidas de condena internacional, como el cierre de fronteras y la prohibición de participar en organismos internacionales. La dictadura respondió con propaganda nacionalista, atribuyendo la situación al comunismo y la masonería. Aunque España quedó aislada y excluida del Plan Marshall, a partir de 1947, en la Guerra Fría, Franco aprovechó su retórica anticomunista para cambiar gradualmente la situación internacional.
Durante la Guerra Civil, la economía española sufrió, pero no tanto como se creía oficialmente. A pesar de una caída del 28% en la renta nacional, la situación fue menos grave que en otros países europeos en guerra. El retraso en la recuperación se debió al aislamiento internacional y a políticas económicas ineficaces, centradas en la autarquía, un modelo de autoabastecimiento. Esta política se inspiró en regímenes totalitarios como el fascismo italiano o el nazismo alemán, y se consolidó con la intervención estatal en la economía. La Segunda Guerra Mundial y el aislamiento internacional intensificaron esta búsqueda de autosuficiencia. La autarquía franquista tuvo dos etapas:
En febrero de 1957, Franco formó un nuevo Gobierno con la inclusión de tecnócratas del Opus Dei, como Mariano Navarro Rubio para Hacienda y Alberto Ullastres para Comercio. Esto marcó el declive de la influencia falangista y el inicio de reformas. En julio de 1959 se aprobó el Plan de Estabilización para salir de la autarquía y promover el desarrollo económico. Se dividió en tres fases, logrando buenos resultados que fortalecieron la presencia de la tecnocracia. En 1964, se implementó el primer Plan de Desarrollo, con el Estado como planificador económico, afectando a sectores como industria, agricultura, construcción y exportaciones.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la dictadura de Franco enfrentó el aislamiento internacional debido a sus vínculos con el fascismo europeo. Sin embargo, la Guerra Fría cambió el panorama, y desde 1947, Estados Unidos comenzó a respaldar a Franco por su anticomunismo. En 1950, la ONU levantó las sanciones contra España, allanando el camino hacia la normalización internacional. El Concordato con la Santa Sede en 1953 y los Pactos de Madrid en 1953 consolidaron aún más la posición del régimen. España se unió a las Naciones Unidas en 1955 y más tarde al FMI y a la OCDE en 1958 y 1961, respectivamente.
Durante la apertura económica en España, el régimen intentó una apertura política superficial mientras las estructuras dictatoriales permanecían intactas. La campaña propagandística de Manuel Fraga Iribarne en 1964 buscaba una imagen más amable del régimen. La Ley de Prensa de 1966, aunque introdujo cierta apertura, mantuvo restricciones y promovió la autocensura. A pesar de leyes aperturistas como la de Libertad Religiosa de 1967, el autoritarismo persistió, evidenciado en medidas represivas como la Ley contra la rebelión militar de 1960. La ejecución de Julián Grimau en 1963 demostró la continuidad de la represión, desafiando la percepción de apertura del franquismo.
En los años sesenta, la dictadura experimentó un período de esplendor, pero también surgieron mecanismos que llevaron al agotamiento del régimen hacia finales de la década. El escándalo Matesa en 1969 reveló la corrupción y confrontaciones políticas dentro del franquismo, evidenciando la incapacidad del régimen para contener la información. La crisis resultó en el cese de ministros, incluido Manuel Fraga, lo que demostró las represalias de Franco contra quienes cuestionaban su autoridad. En diciembre de 1970, el proceso de Burgos contra miembros de ETA desencadenó protestas nacionales e internacionales, deteriorando la imagen del régimen como represivo y anacrónico.
La Ley de Sucesión de 1947 estableció la monarquía como forma de gobierno tras la muerte de Franco. Juan Carlos de Borbón, educado bajo el control de Franco desde 1950, fue oficialmente nombrado sucesor en julio de 1969 debido a presiones de Carrero Blanco y López Rodó. Aunque era hijo del legítimo sucesor de la dinastía, don Juan de Borbón, Franco insistió en que era una instauración monárquica, no una restauración. En 1971 se fijaron condiciones para que Juan Carlos asumiera temporalmente la jefatura del Estado en caso de incapacidad de Franco.
ETA fue una organización terrorista vasca fundada en 1958 con el objetivo de lograr la independencia de Euskal Herria mediante la violencia. Desde 1961 llevó a cabo acciones armadas, causando la muerte de 829 personas y más de 3000 heridos, así como secuestros y extorsiones. Dirigió sus ataques principalmente contra fuerzas de seguridad, militares, políticos españoles y civiles, especialmente desde la década de 1980. Su actividad provocó la dura respuesta del régimen franquista, como en el Proceso de Burgos en 1970, donde se condenó a muerte a seis miembros de ETA, aunque las penas fueron conmutadas tras la presión internacional. También fue responsable del asesinato del Presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, en 1973.
La autarquía fue una política económica de Franco de 1939 a 1959, basada en eliminar las importaciones y depender solo de la producción nacional. Implicó alto intervencionismo estatal con el INI, motivado por la Guerra Civil y la aspiración de un imperio. Resultó en escasez, racionamiento, mercado negro y retraso tecnológico, afectando la competitividad empresarial.
El “estado orgánico” fue la autodenominación del régimen franquista, que intentaba disfrazar su autoritarismo como un sistema participativo. No se basaba en el voto de los ciudadanos, sino en órganos del Estado como la familia, el sindicato y el municipio. El sufragio era limitado y se elegía solo a una parte de los procuradores. Se complementaba con leyes fundamentales y tenía claras intenciones imperialistas en el exterior. Este modelo se comparaba con regímenes totalitarios como el fascismo italiano y el nazismo alemán.
El “desarrollismo” fue un periodo durante la dictadura franquista, principalmente en los años 60, caracterizado por la apertura al exterior, el crecimiento industrial y turístico, y la mejora económica. Se vincula con la alianza con Estados Unidos y el Plan de Estabilización de 1959. Aunque se considera un “milagro español”, una perspectiva revisada señala que fue asimétrico y rígido, evidenciado por la crisis económica mundial de 1973.