Portada » Español » Análisis de la Sociedad del Conocimiento y la Cultura de Masas
La llamada «sociedad del conocimiento» presenta una paradoja: la abundancia tecnológica ha sustituido el conocimiento en sí mismo. Un ejemplo en Chile: existen más teléfonos que habitantes. Esta situación, además de absurda, ha reducido la comunicación. La lectura de diarios ha disminuido, en parte porque se asocian con la élite. Este ethos civilizatorio, exclusivo y excluyente, se percibe como elitista.
Actividades como la lectura de diarios y suplementos culturales se asocian con la «cultura», pero esta noción es una simplificación de un concepto más complejo. Apunta a una concepción hegemónica, ligada al poder que detenta la élite. En Chile, esta situación se remonta al siglo XIX.
Surge la pregunta: ¿cómo se construye esta hegemonía? Un ejemplo: Carabineros es la institución mejor evaluada y «más querida». «Mejor evaluada» implica objetividad, mientras que «más querida» es subjetivo. Este afecto se explica por la eficiencia y el orden que proveen, aunque este orden sea, en realidad, control social. La gente se siente desprotegida sin este control. Incluso Carabineros, como institución, refleja la estructura elitista de la sociedad (ej: ubicación de la Escuela de Suboficiales y la Escuela Militar).
Bajtin plantea el orden desde el control social. Las fiestas, que antes duraban meses, son impensables en la vida moderna. El trabajo y el orden son esenciales, especialmente en sociedades con alto control social como la chilena. Sin ellos, la sociedad no funciona. Los medios de comunicación refuerzan este discurso del «hombre de esfuerzo» y el emprendedor.
Hannah Arendt describe la sociedad de masas, constituida por el consumo. Ante la pregunta sobre la existencia de una cultura de masas, responde que se trata más bien de entretenimiento. Arendt argumenta que la supuesta «cultura» en la que vivimos se basa en relaciones de poder, construyendo un relato moderno y afectivo. Su análisis etimológico de «cultura», desde su origen latino hasta la Ilustración y el positivismo, revela las implicaciones del término.
Bajtin analiza la risa como subversión. Reír en espacios públicos (un ascensor, una micro) descompone el orden y se sanciona con miradas o reacciones físicas. La risa, corporal y no anímica, debe controlarse. Según Bajtin, nos gusta reír y disfrutar, y la historia muestra nuestra aversión al trabajo, visto como una consecuencia de la acumulación. La felicidad se correlaciona con el dinero y la satisfacción, ordenando al individuo para generar acumulación.
Bajtin relaciona la alienación con la clase obrera. La vida premoderna era más sensitiva. Los carnavales del norte de Chile no se pueden comparar con la noción festivalesca, en parte por su lejanía geográfica y simbólica. El ejemplo de la Tirana, suspendida por la pandemia, muestra el enojo de quienes dependen económicamente de la festividad.
El Carnaval de Oruro se diferencia del de Río de Janeiro. En Río, el espectáculo es pasivo, con un público que observa. En Oruro, la experiencia es transversal, sin un público definido.
Bajtin sitúa lo cómico en lo público, lo corporal y la división moderna. El ethos civilizatorio chileno busca lo «popular» en personajes específicos (ej: La Vega). Lo popular se asocia con lo folclórico, lo genital y la risa, algo que se observa desde la distancia, no algo con lo que se quiere convivir.
Para Bajtin, el lenguaje es un escenario de disputa ideológica. Al hablar, articulamos ideologías. Lo «vulgar», asociado a lo popular, se relaciona con La Vega, el garabato y la risa, algo que la élite observa como una plataforma, no como parte de sí misma.
Lukacs desarrolla una crítica de la teoría crítica en el contexto de la República de Weimar, posterior a la revolución de noviembre de 1918. Alemania, en ese momento, se encontraba en una situación particular en Europa Central. La revolución rusa de octubre influyó en el escenario europeo, marcado por la situación del campesinado y el aparato industrial capitalista. La duda práctica era cómo evitar el marxismo vulgar y usar la teoría crítica para reconocer al capitalismo como enemigo.
Lenin resolvió la situación rusa con la vanguardia del partido. Según esta visión, la revolución solo es posible cuando el desarrollo económico e industrial permite que las contradicciones del capital se manifiesten. Se requiere una conciencia histórica del conflicto entre proletariado y burguesía. El conflicto estalla cuando las contradicciones llegan a un punto crítico.
Este análisis se relaciona con la situación política de la UP y la transición en Chile. Rosa Luxemburgo destaca la capacidad de toma de decisiones colectiva. El partido socialdemócrata tenía un apoyo sustantivo y logró establecer puentes políticos para restablecer la lógica institucional. La masa social no proletaria, especialmente en la región de Baviera, rechazó las tácticas militantes.
En este contexto surge la Escuela de Frankfurt, la Bauhaus, Kandinsky y Lukacs. Los aportes a la teoría de la cultura se sitúan en este modelo político occidental. La Bauhaus nace en el contexto del avance del capitalismo, que crea una sociedad de masas (Hannah Arendt). Esta sociedad se articula a través de signos y símbolos que conforman la modernidad tecnológica y la reproducción en serie.
Los arquitectos de la época se preguntaban por la situación de los trabajadores y su relación con la burguesía, incluyendo el espacio físico y las relaciones laborales. La Bauhaus buscaba tensionar la visión burguesa del espacio, ejemplificada en la arquitectura neoclásica (ej: Santiago). Las ventanas delgadas de las casas burguesas no eran para protegerse del sol, sino para aislarse del espacio público y resguardar la propiedad privada.
La arquitectura para los trabajadores, más rentable, buscaba la entrada de luz, algo que la burguesía rechazaba. Estos diseños ofrecían más libertad. La primera etapa, romántica, surge del escenario revolucionario, buscando relacionar al individuo con su producción. La alienación es la insatisfacción de no poseer lo que se produce.
El ejemplo del zapatero orgulloso que muestra su trabajo a su hijo se contrapone con la industrialización, donde el trabajador pierde la conexión con el producto final y se ve obligado a aceptar bajos salarios debido a la competencia.