Portada » Historia » Análisis de la Evolución de los Partidos Políticos: De Michels a Kitschelt
Los partidos políticos tienen su origen en el ámbito obrero, con diversas explicaciones para su surgimiento. Los partidos obreros buscan llevar las demandas del movimiento obrero al espacio político. Fue Edmund Burke quien primero definió el concepto de partido basándose en la organización y los principios compartidos.
Robert Michels, discípulo de Max Weber, fue pionero en utilizar técnicas de la ciencia social para estudiar los partidos. Criticó la democracia interna y los consideró organizaciones, formando parte de la escuela elitista italiana. Michels, junto a Pareto y Mosca, se acercaron al fascismo italiano por su oposición a la burguesía.
Michels es considerado el creador de la ciencia política moderna por su enfoque empírico. Su principal aporte es la «ley de bronce o de hierro de la oligarquía», que describe la tendencia de las organizaciones a ser dominadas por una élite. Esta ley se basa en tres pasos:
Michels concluye que los partidos son necesarios para la democracia, pero a la vez representan un problema para ella.
Panebianco continúa el análisis organizativo de los partidos iniciado por Michels. Su trabajo se centra en la vida interna de los partidos, clasificándolos en diferentes modelos. Su análisis se divide en dos perspectivas:
Introduce el concepto de «poder organizativo» como una relación de intercambio desigual. Recurre a la «teoría de los incentivos» para explicar la participación de los individuos en la organización, distinguiendo entre incentivos colectivos (ideología) e incentivos selectivos (materiales y de estatus).
Panebianco analiza las «zonas de incertidumbre» como ámbitos de actividad cruciales para la supervivencia del partido:
Estas zonas también son recursos que los líderes utilizan para ejercer su liderazgo. Introduce el concepto de «coalición dominante», que supera la idea de élite y se refiere a aquellos que controlan las zonas de incertidumbre.
Panebianco analiza dos elementos clave en la dinámica de los partidos:
Katz y Mair introducen el concepto de «cartel party», que destaca la relación entre los partidos y el Estado. Analizan los cambios históricos de los partidos y su adaptación a los diferentes contextos políticos.
Argumentan que la transformación de los partidos de masas a partidos catch-all coincide con la defensa de los intereses del Estado. Los partidos se «cartelizan» al defender intereses generales y depender de la financiación pública.
Katz y Mair proponen un replanteamiento del concepto organizativo de los partidos, considerándolos como una pluralidad de grupos. Definen las tres caras de los partidos:
Esta perspectiva permite entender los conflictos internos que pueden surgir entre las diferentes caras del partido.
Kitschelt analiza las estrategias organizativas de los partidos en relación con su «lógica de partido». Busca comprender cómo interactúan los elementos internos y externos del partido en la construcción de estrategias políticas.
Kitschelt argumenta que la lógica de partido se mueve entre dos extremos: la representación política (estrategias basadas en principios rígidos) y la competición política (estrategias que buscan satisfacer las demandas de los electores).
Kitschelt supera la dicotomía tradicional entre líderes y militantes, identificando tres tipos de miembros:
Kitschelt analiza las alianzas entre estos tipos de miembros y cómo se toman las decisiones dentro del partido. Considera las organizaciones partidistas como interacciones complejas entre grupos con diferentes preferencias, influenciadas por el entorno político.
Para explicar el entorno externo, Kitschelt utiliza el concepto de «estructura de oportunidad política» de Sidney Tarrow, que incluye elementos como la apertura de las instituciones, los realineamientos políticos y la competición electoral.
El estudio de los partidos políticos ha evolucionado desde el análisis de Michels hasta las perspectivas más complejas de Kitschelt. Los autores analizados han contribuido a comprender la organización interna de los partidos, su relación con el Estado y la sociedad, y las estrategias que utilizan para alcanzar sus objetivos.
Las teorías de estos autores siguen siendo relevantes para entender la dinámica de los partidos políticos en la actualidad, especialmente en un contexto de creciente complejidad y cambio en los sistemas políticos.
Edmund Burke, considerado el padre del conservadurismo liberal, ofreció una de las primeras definiciones de partido político como un grupo de hombres unidos para promover el interés nacional sobre la base de principios compartidos. Destaca la importancia de la colaboración y la conexión política para lograr objetivos comunes.
Duverger sistematizó el estudio de los partidos políticos y separó el análisis de la organización del análisis de los sistemas de partidos. Distinguió entre partidos de origen parlamentario y extraparlamentario, y analizó la importancia del número de partidos en los sistemas de partidos (unipartidismo, bipartidismo, multipartidismo).
Sartori profundizó en el análisis de los sistemas de partidos, criticando la clasificación de Duverger. Introdujo el concepto de pluralismo polarizado, destacando la importancia del tipo de competición entre partidos (centrípeta o centrífuga).
Morse analizó el papel de los partidos en el sistema político, destacando su función en la educación política de los ciudadanos y la organización de la opinión pública. Considera los partidos como intermediarios entre el gobierno y la sociedad.
Bernheim estudió la organización política de la ciudad de Nueva York, denunciando la corrupción de los partidos políticos y su control sobre los cargos electivos.
Struve analizó el organismo del partido, destacando la importancia de la organización, el liderazgo y la acción política. Considera que los partidos deben actuar como si se enfrentaran en una guerra para lograr sus objetivos.
Grimke defendió la importancia de los partidos políticos en una república, argumentando que fomentan la participación ciudadana, el debate público y el equilibrio de poder.
Richardson criticó la influencia negativa de los partidos políticos en la selección de candidatos y la formulación de plataformas políticas, denunciando la corrupción y la falta de transparencia.
Lowell comparó los sistemas de partidos europeos, defendiendo el bipartidismo como el mejor sistema para la estabilidad política. Analizó las dificultades de Francia para formar un sistema bipartidista debido a su cultura política y su sistema electoral.
Bryce analizó las diferencias entre los partidos políticos estadounidenses y británicos, destacando la mayor necesidad de organización en Estados Unidos debido a la frecuencia de las elecciones y la ausencia de cleavages de clase.
Ford estudió la organización del partido, argumentando que el poder del partido no emana directamente del pueblo, sino que está controlado por los políticos. Analizó diferentes tipos de partidos (antiguos, espontáneos, reformistas) y su evolución a lo largo del tiempo.
Estos autores, junto a los principales analizados anteriormente, han contribuido a construir un marco teórico sólido para el estudio de los partidos políticos y su papel en los sistemas democráticos.