Portada » Lengua y literatura » Análisis de «El árbol de la ciencia» de Pío Baroja y la Generación del 98
Rasgos de la Generación del 98:
Pío Baroja, figura clave del 98, destaca por su pesimismo y desengaño. Su obra, que incluye novelas, cuentos, memorias y ensayos, se caracteriza por su brillante retrato de personajes, ambientes y diálogos.
Publicada en 1911, El árbol de la ciencia narra la vida de Andrés Hurtado, álter ego de Baroja, un personaje que se enfrenta a la desorientación existencial en un mundo absurdo. La novela, considerada por Azorín como la mejor representación del espíritu de Baroja, radiografía los conflictos sociales y espirituales de la época.
El año 1898 marca el fin del imperio español con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Este «desastre» agudiza la decadencia social y política de la Restauración, caracterizada por la corrupción, el analfabetismo y la pobreza. El descontento social impulsa el surgimiento de la Generación del 98, un movimiento cultural que busca analizar las causas del desastre y proponer soluciones.
La Generación del 98, un grupo de escritores nacidos entre 1864 y 1875 (Azorín, Baroja, Maeztu, Unamuno, Valle-Inclán, Antonio Machado), se rebela contra el atraso del país. Proponen la regeneración de la agricultura, la educación, la cultura y la economía, buscando una España moderna e integrada en Europa. Inicialmente con ideas revolucionarias, algunos evolucionan hacia posturas más conservadoras con el tiempo.
El fragmento pertenece a la novela El árbol de la ciencia (1911), parte de la trilogía La raza. Aborda temas como la desorientación existencial del protagonista, la crítica a la sociedad española (sistema educativo, universidad, ciencia), el absurdo de la vida y la conciencia social.
El fragmento refleja la crítica a la sociedad española característica de la Generación del 98. Se denuncian las deficiencias del sistema educativo, la ineptitud de los profesores y el atraso científico.
Un narrador omnisciente en tercera persona adopta el punto de vista de Andrés Hurtado, álter ego de Baroja. El estilo se caracteriza por el subjetivismo, la brevedad de los párrafos, las frases cortas y la importancia de la adjetivación.