Portada » Filosofía » Análisis Comparativo de Marx y Nietzsche: Filosofías de la Sospecha
Tanto Karl Marx como Friedrich Nietzsche coinciden en su crítica a la religión. Nietzsche define la religión cristiana como «platonismo para el pueblo», representando la tendencia antivital de la cultura occidental. Para Marx, la religión es el «opio del pueblo», un elemento de la superestructura que refleja los valores de la clase dominante. Ambos la consideran una ilusión y una evasión de la realidad.
Nietzsche ve en la razón occidental la causa de la decadencia de la civilización, considerándola irracional e incaptable mediante conceptos. Marx, por su parte, argumenta que los productos de la razón reflejan los intereses de la clase dominante, imponiendo su visión del mundo para legitimar su poder.
Ambos critican la filosofía. Marx la acusa de describir la realidad y justificar el orden establecido. Nietzsche la señala por crear valores y conceptos objetivos, ocultando la realidad primordial. Para Marx, la filosofía debe transformar la realidad, mientras que para Nietzsche, los conceptos filosóficos son incapaces de captar el mundo y deben ser sustituidos por la metáfora.
Nietzsche considera la moral occidental una creación de los esclavos, cuyo resentimiento contra lo aristocrático y noble fundamenta los valores vigentes. Marx, en cambio, ve la moral como otro elemento de la superestructura, donde los valores de cada sociedad reflejan los de la clase dominante.
Nietzsche presenta una visión crítica de la historia y la realidad, utilizando la metáfora del eterno retorno para afirmar la bondad del mundo y reivindicar el presente. Marx, por otro lado, entiende la historia como un despliegue de la humanidad que progresa hacia una sociedad sin clases.
Es el esquema teórico y conceptual que explica la realidad, el conocimiento y la historia. La tesis central afirma que el conflicto y la oposición son el fundamento de todo. La negación es inherente a la realidad y constituye su principio motor. Marx propone una dialéctica materialista cuyo objetivo es transformar la realidad.
Se refiere a la práctica y la acción. El ser humano es, para Marx, un ser activo, y la dimensión práctica es fundamental. El trabajo, como actividad práctico-productiva, constituye la esencia del hombre. Marx defiende la idea de que el trabajo relaciona al ser humano con la naturaleza y con los demás hombres.
Conforma el conjunto de ideas, estructuras jurídicas y políticas que constituyen la «conciencia» de una sociedad. Según el materialismo histórico, estas representaciones e instituciones dependen de la estructura económica. La superestructura refleja los valores de la clase dominante, ocultando el conflicto social y legitimando la situación vigente.
Es la oposición y el enfrentamiento entre las clases sociales: explotadores y explotados. Constituye el motor del cambio social y la historia. El surgimiento de la propiedad privada dividió la sociedad en estas dos clases. La lucha de clases se intensifica cuando las fuerzas de producción chocan con las relaciones sociales existentes.
Es la diferencia entre el coste de producción de un bien y su precio de mercado. El capitalismo añade al precio la plusvalía o valor añadido. Esta diferencia entre la valoración del capital sobre la fuerza de trabajo y el valor de las mercancías creadas genera el beneficio. La acumulación de plusvalías origina el capital, las desigualdades sociales y la alienación del trabajo asalariado.