Portada » Historia » Análisis Comparativo de la Guerra Civil Española: Evolución y Represión en las Zonas Republicana y Franquista
Por su forma, se trata de un texto histórico-jurídico de contenido político, siendo una fuente primaria. El autor es el gobierno de la Tercera República con la intención de establecer un proceso de represión para limpiar a todos los contrarios. Como idea principal, busca regularizar la situación de las personas que no apoyaron el golpe. Como ideas secundarias…
Por su forma, se trata de un texto histórico circunstancial de contenido político y público, siendo una fuente primaria. Fue redactado por los ministros del gobierno y Negrín con la intención de informar sobre el nuevo gobierno y para buscar apoyo para acabar la guerra civil. Como idea principal, busca establecer los trece puntos del nuevo gobierno y prolongar la guerra. Como ideas secundarias, se encuentran cada uno de los 13 puntos.
Texto histórico circunstancial de contenido político. El autor es Manuel Azaña en 1938 con la intención de acabar la guerra y presentar el futuro de España. Como idea principal, se encuentra la llamada de atención por parte de Manuel Azaña sobre el futuro y la reflexión del drama bélico. Como ideas secundarias…
La guerra civil fragmentó a España en dos y cada una de esas zonas tuvo una evolución política propia y diferente que influyó en el proceso bélico.
El levantamiento de julio del 36 desencadenó un proceso revolucionario en la zona republicana. El gobierno presidido por José Giral (Izquierda Republicana) fue incapaz de imponer el poder del gobierno central. Pronto se formaron múltiples poderes revolucionarios locales o regionales en forma de comités revolucionarios o populares, dirigidos y controlados por diferentes grupos: anarquistas, socialistas, comunistas. Los anarquistas entendían que era el momento de llevar a cabo la revolución y la colectivización de la tierra, del trabajo colectivo y el reparto solidario. El bando republicano careció por tanto de unidad política y con el tiempo las divisiones y diferencias se acentuaron. Como además los grupos sindicales y políticos estaban armados desde el estallido de la guerra, ello explica que los enfrentamientos fueran duros como en mayo de 1937 cuando se enfrentaron anarquistas y comunistas troskistas del POUM con los socialistas.
Los gobiernos de la República tuvieron que atender una situación de guerra con el problema añadido de la multiplicidad de poderes y la falta de unidad tanto en la política como en los mandos del ejército. El presidente de la República (Azaña) encargó gobierno en septiembre del 36 al socialista Largo Caballero que lo formó con socialistas, comunistas, republicanos, nacionalistas catalanes y vascos y, por primera vez en la historia, con anarquistas, siendo Federica Montseny además la primera ministra en la Historia española. Los enfrentamientos de Barcelona en mayo del 37 provocaron que Azaña encargase un nuevo gobierno a Juan Negrín (catedrático de Medicina) en el que no participarían los anarquistas. La situación a la que tiene que enfrentarse Negrín es cada vez más complicada pues el avance franquista es evidente. Sus Trece Puntos ofrecen unas líneas de actuación en el gobierno y en la retaguardia pero sirvieron de poco. En las semanas finales se produce el desmoronamiento: Azaña pasa a Francia y dimite; Casado, Besteiro y Miaja se rebelan contra el gobierno de Negrín y quieren establecer negociaciones de rendición que Franco rechaza.
La vida en la retaguardia de la zona republicana estuvo marcada por el hambre, el desbarajuste económico que generaron la escasez de alimentos básicos y la necesidad de organizar el racionamiento. En las grandes poblaciones, especialmente Madrid y alrededores, los bombardeos fueron terribles y la vida se llevaba a cabo incluyendo la necesidad de acudir a los refugios.
Un aspecto de gran interés es el de la represión en la zona republicana. Estuvo marcada por la incapacidad del gobierno, sobre todo en los primeros meses, de imponer el orden. En Madrid, el miedo a que los franquistas estuvieran organizados dentro de la ciudad, hizo que se organizasen purgas (fueron famosas las ejecuciones llevadas a cabo en Paracuellos del Jarama) y se crease un Servicio de Información utilizado por los comunistas en la represión.
Los militares sublevados en julio del 36 comprendieron que el éxito de la guerra que se iniciaba estaba en la coordinación de las decisiones políticas y militares que se adoptaran. El líder al que iban a someterse los generales era el General Sanjurjo, exiliado en Portugal. Los generales crearon la Junta de Defensa Nacional, presidida por el general más antiguo: Cabanellas (julio del 36), que asumía todos los poderes de la España «nacional». Al finalizar el verano, los avances militares habían sido importantes y los generales decidieron nombrar a Franco como mando único. La candidatura de Franco contó con el apoyo de generales monárquicos que descartaron a Mola. Kindelán, Millán Astray, Yagüe, fueron algunos de los que apoyaron a un Franco que no titubeó en aceptar el mando supremo y completo de los militares sublevados, siendo proclamado «Generalísimo» el 1 de octubre en Burgos, localizando su cuartel general en Salamanca, donde se radicó la Junta Técnica del Estado, integrada por militares y que venía a ser el gobierno que asesoraba a Franco, junto con un Consejo Nacional.
Franco encargó a su cuñado Ramón Serrano Súñer, diputado de la CEDA y joven y brillante abogado, que organizase políticamente el régimen que había nacido con el levantamiento del 18 de Julio del 36. Políticamente se empezarían a sentar las bases del sistema franquista caracterizado por el gobierno personal y dictatorial de Franco. Por ello se emprendieron una serie de leyes y decretos como la anulación de la Reforma Agraria, devolución de las fincas expropiadas, prohibición de todos los partidos políticos y agrupaciones sindicales, la supresión del derecho de huelga, implantación de la censura, abolición de los Estatutos de autonomía. Otras de las medidas tomadas eran de tipo económico y estaban relacionadas con la situación de guerra: creación del Servicio Nacional del Trigo para garantizar los suministros al ejército.
Serrano Súñer fue también el artífice del Decreto de Unificación, mediante el cual se unificaba en un partido único a las fuerzas políticas que habían apoyado el levantamiento contra la República y que estaban siendo activos en la guerra: la Falange, los carlistas y los monárquicos. Naturalmente, Franco, el Caudillo, el Generalísimo, se convertía en Jefe Nacional del Movimiento, partido único que integraba la ideología de la Falange y la espiritualidad católica de los carlistas. Especial importancia tuvo el apoyo de la Iglesia a Franco que, al calificar la Guerra de «cruzada», daba una base ideológica y propagandística a los sublevados (se produjo una violenta persecución contra el clero católico y de católicos en las zonas republicanas) a manos de anarquistas, socialistas y comunistas. El respaldo de la Iglesia se vio recompensado al finalizar la guerra, pues ésta recuperó su influencia, sus privilegios en la enseñanza y en materia económica con el mantenimiento del clero.