Portada » Filosofía » Análisis Comparativo: Anarquía vs. Religión en la Búsqueda de la Verdad
Los criterios para juzgar nuestra propia indagación existencial no son dados con la naturaleza (Dios).
Se confunde el criterio interno con el subjetivismo. Dios nos ha capacitado para conocer la realidad tal como es. Si bien la verdad tiene una dimensión personal subjetiva, tomarla prestada nos llevaría a la alienación. El criterio reside en nuestro interior, pero no de forma subjetiva. Nos es dado por nuestra naturaleza (Dios) e inherente a nosotros.
Para evitar caer en el subjetivismo, debemos adecuar nuestro intelecto (razón, voluntad) a la cosa.
El criterio interno complementa la realidad objetiva y subjetiva, evitando la alienación. Nos proporciona la objetividad para comprender la realidad tal como es.
En otras palabras, si la realidad o la verdad existen, Dios nos ha capacitado para comprenderlas. La verdad se define como: Adecuatio (adaptación o adecuación), Intelectus (de la inteligencia) Ad (hacia) Rei (la cosa).
Es erróneo afirmar que el sujeto proyecta sobre el objeto lo que este es. El sujeto debe interrogar al objeto para conocerlo, no para imponer su visión. Cada cosa es como es, con su orden y verdad propios.
Aristóteles distingue entre el bien real y el aparente. Toda acción humana se realiza en busca de un bien.
«Hemos dicho» «incluso aparentemente opuestos»
Dos tipos de hombres preservan la grandeza humana: el anarquista y el auténticamente religioso.
La pregunta del texto sobre la anarquía como idealización del hombre como último juez es crucial. Si la capacidad de conocer la realidad objetiva reside en la persona, ¿no sería subjetivismo? Existe una relación entre objetividad y subjetividad, donde la primera, aunque interna, puede ser otorgada por Dios a través de nuestra naturaleza.
La naturaleza racional humana, proveniente de Dios, nos permite conocer las cosas, garantizando la presencia de lo objetivo y subjetivo.
El texto afirma que solo existen dos maneras de vivir la realidad: la anarquía y la religión. Sin embargo, muchos se consideran religiosos mientras viven de forma anárquica, y viceversa. La disyuntiva radica en que nuestra naturaleza busca lo absoluto. O reconocemos a Dios y vivimos según su voluntad, o caemos en la anarquía, donde el individuo se erige como dios.
La postura anárquica se caracteriza por el egocentrismo, donde el individuo es la medida de todas las cosas. Se construye a sí mismo según la cultura, el gusto personal, el capricho y la espontaneidad.