Portada » Lengua y literatura » Amor y muerte en el amor en los tiempos del colera
IV.- EL AMOR Y LA MUERTE EN EATC.La novela es todo un tratado sobre el paso del tiempo y sobre el amor, presentado éste con todas las variantes posibles: amor luminoso, ilusionado, atormentado, oscuro, decepcionante, ROMántico, insatisfecho, apasionado, resignado, exacerbado, sexual, hiperestésico… El relato es un perfecto tratado del tiempo, destructor de vidas, pero desguarnecido y trémulo ante la fuerza de un amor tan terco como el que Florentino Ariza profesa a Fermina Daza. Se trata de un amor intenso, un amor que sobrepasa los límites del tiempo y que podría quedarse temblando incluso después de la muerte. También es –por qué negarlo- una peripecia de amor domesticado, como el que se profesan los esposos Juvenal Urbino y la citada Fermina Daza: amor convencional que habita en la mansión de la costumbre. Queremos decir que el amor de Florentino Ariza era un amor lleno de lirismo y pasión, el de los esposos citados es un amor práctico, y más o menos resignado.
No es sencillo analizar un amor que, a pesar de ser contrariado, se basa desde una de las partes en un juramento de amor y fidelidad lo suficientemente fuerte como para conservarse intacto durante toda una vida. Tal es el caso de Florentino Ariza. En cambio, para Fermina Daza, el amor nacíó de la simple curiosidad. Florentino no era el tipo de hombre que hubiera escogido, y a pesar de ello, suscitó en ella una curiosidad difícil de resistir; ella nunca imaginó que fuera otra de las tantas celadas del amor. No obstante, desde que se vieron por primera vez hasta que él le reiteró su determinación medio siglo más tarde, no tuvieron nunca una oportunidad de verse a solas ni de hablar de su amor. Es por ello que no se puede afirmar que el de Fermina y Florentino haya sido un noviazgo en el sentido que comúnmente se le otorga a la palabra, ya que la relación no se basaba en el trato personal. Cuando aparece este factor en la relación, más precisamente en el día del reencuentro luego del viaje del olvido, Fermina cae en el abismo del desencanto y se da cuenta de que su amor platónico se transforma repentinamente en una ilusión, una quimera, un espejismo que se desvanece. Con el paso del tiempo, Florentino repasa sus amores de ocasión, los incontables escollos que tiene que sortear para alcanzar un puesto de mando, los incidentes sin cuento que le causa su determinación encarnizada de que Fermina Daza sea suya, y él de ella por encima de todo y contra todo, y cae en la cuenta de que la vida
Las reacciones que provoca el desmedido amor de Florentino Ariza
1-
“2.. – Nunca deja de pensar en la amada.
Su poder de convicción es tan grande, que sigue convencido de que la conseguirá. Tanto es así, que pide reformar su casa para cuando tenga que compartirla con ella.
Los desvaríos de Florentino y la enajenación que exhibe a través de las cartas que manda a Fermina convierten a aquel en una especie de Quijote del amor4. El Florentino poeta también es músico.
Y a través de la música, expresa sus mensajes amorosos y confidenciales:
Juvenal Urbino, más que enamorado de ella, queda deslumbrado por los encantos de Fermina Daza y, tras una relación en la que emergían frecuentes sombras de duda, la pide en matrimonio. Comienza así una vida matrimonial escasa de emociones y vacía de profundos sentimientos líricos. La relación de Juvenal y Fermina es, en principio, el reverso de lo que podría haber sido la de Florentino y Fermina. Al doctor Urbino “le gustaba decir que aquel amor había sido el fruto de una equivocación clínica”. El soltero más apetecido, que todavía andaba respirando los aromas de París y que presentaba ya un discurrir profesional prestigioso, elige a una mujer a la que lo único que había ocurrido en su vida fue conocer a un personaje extravagante y raro, a Florentino Ariza. Ambos esposos viven un amor domesticado, rutinario, salpicado de crisis, pero, en cierto modo, aderezado con conjeturas de felicidad resignada y cómoda. De hecho, Fermina llega a afirmar que, de tener que volver a elegir a un hombre para vivir con él, volvería a elegir a su marido entre todos los hombre del mundo. Por otra parte (también es un dato muy revelador), el doctor Juvenal Urbino le declara a su mujer, segundos antes de su muerte: “Sólo Dios sabe cuánto te quise”. Claro que esta es una declaración emitida en una situación extrema; la realidad de lo cotidiano es distinta, como distinto es lo que se dice de lo que se piensa o se siente.
Florentino Ariza llega a instruirse en lo que el propio narrador denomina “amor sin amor”. Al llegar a la conclusión de que nada puede hacer contra la firme e inesperada decisión de Fermina (“No, por favor -le dijo-. Olvídelo”), comienza una serie de aventuras amorosas que servirán de bálsamo contra los estragos del desaire. La fórmula consistirá en suplantar el amor lírico por un amor de cama. Así entran en la vida del poeta unas mujeres a las que ama sin amor o, al menos, sin ese amor lleno de sentimientos y emociones que surgen del corazón. Es tan evidente este remedio intencionado, que el mismo personaje se pregunta por las dos maneras de amar: “En la plenitud de sus relaciones, Florentino Ariza se había preguntado cuál de los dos estados sería el amor, el de la cama turbulenta o el de las tardes apacibles de los domingos, y Sara Noriega lo tranquilizó con el argumento sencillo de que todo lo que hicieran desnudos era amor. Dijo: “Amor del alma de la cintura para arriba y amor del cuerpo de la cintura para abajo”. Los remedios atenuantes del dolor causado por los desdenes de Fermina y, más aún, la boda de ésta con el doctor Juvenal Urbino, derivarán en una sucesión de aventuras secretas. De esa manera, Florentino sustituirá el amor de un sueño imposible por un amor buscado en unas cuantas aventuras paliativas. Los nombres de las amantes son los siguientes: – Rosalba (amante desconocida y de nombre incierto, incluso para el narrador), Viuda de Nazaret, Ausencia Santander, una “pajarita desamparada cuyo nombre no conocíó y con la que apenas alcanzó a vivir media noche frenética…”, Olimpia Zuleta(Le inspiro un amor mas allá de la cama ) Leona Cassiani, con la que no hizo el amor, pese a ser “la mujer de su vida”, Sara Noriega, Brígida Zuleta Y otras amantes.
Digamos finalmente que el doctor Juvenal Urbino también llega a mantener relaciones fuera del matrimonio, concretamente con Bárbara Lynch