Portada » Historia » Alfonso XIII y la Crisis de la Restauración en España (1902-1931)
Alfonso XIII, rey con un espíritu regeneracionista, se caracterizó por su simpatía, carácter campechano e inteligencia, aunque no destacara por su erudición. Su reinado se vio marcado por la problemática de compartir constitucionalmente la soberanía con las Cortes y la facultad de nombrar gobierno. Su papel como Jefe del Ejército también generó controversia, especialmente tras su decisión de ocultar las responsabilidades militares en el desastre de Annual en 1921.
Durante su reinado, se sucedieron más de 30 crisis ministeriales e incluso el asesinato de dos presidentes del gobierno: Canalejas y Dato. Desde su mayoría de edad, Alfonso XIII mostró un marcado interés en participar activamente en la política, ejerciendo sus prerrogativas regias. Este intervencionismo en la vida política, que en la práctica sustituía las derrotas parlamentarias en la alternancia del poder, provocó una continua crisis política. En 1923, el rey aceptó la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), la cual, a la postre, conduciría a la proclamación de la República en 1931.
A principios del siglo XX, la sociedad española experimentaba una profunda transformación. Dejando atrás su pasado atrasado y analfabeto, se modernizaba, cambiaba sus costumbres, se secularizaba y aspiraba a la democracia. La agricultura se modernizaba y las ciudades duplicaban su población. La educación también experimentaba un auge: cientos de jóvenes buscaban formación en el extranjero, las mujeres accedían a la universidad y se incorporaban al mercado laboral. Los obreros se organizaban en grandes sindicatos, el debate público se polarizaba entre aliadófilos y germanófilos, las sociedades anónimas se multiplicaban y las empresas industriales prosperaban. Empresarios y patronos se agrupaban en uniones económicas de ámbito nacional. Todo cambiaba, excepto el sistema político.
Tras la Conferencia de Algeciras de 1906, que establecía un protectorado español en Marruecos, España se vio progresivamente involucrada en una serie de enfrentamientos con las tribus bereberes que se resistían al dominio español, especialmente en la zona del Rif. Estos enfrentamientos se cobraron numerosas bajas entre los soldados españoles, como las del»Barranco del Lob» en julio de 1909. El conflicto se intensificó después de 1918, culminando con el desastre de Annual, que tendría graves consecuencias para España.
En 1907, los sindicatos anarquistas catalanes formaron la federación Solidaridad Obrera, que en 1910 se convertiría en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), organización que llevó a cabo acciones violentas y atentados. Paralelamente, los sindicatos anarquistas se unieron bajo la Federación Regional Española de la AIT (FTRE), que abogaba por una vía pacífica a través de huelgas.
La Semana Trágica, que estalló en Barcelona en 1909, tuvo como detonante la llamada a filas de reservistas para la guerra de Marruecos por parte del gobierno de Antonio Maura. Inspirada por anarquistas, socialistas y republicanos, la revuelta se vio favorecida por el malestar de las familias pobres que no podían permitirse pagar la cuota para eximir a sus hijos de ir a la»Guerra de Áfric». El conflicto adquirió rápidamente tintes anticlericales con la quema de iglesias. La intervención del ejército fue necesaria para sofocar la revolución, seguida de una dura represión que culminó con el fusilamiento del pedagogo Francisco Ferrer i Guardia.
España se declaró neutral durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la política interna se dividió entre un bando conservador que apoyaba a Alemania y Austria-Hungría, y un bando liberal que simpatizaba con Francia e Inglaterra. Esta neutralidad permitió a España beneficiarse económicamente del conflicto, ya que las exportaciones a ambos bandos aumentaron. Se exportaron principalmente productos agrícolas, cuyos precios subieron considerablemente. En el ámbito industrial, destacaron la industria siderúrgica y la de bienes de equipo.
Este crecimiento económico se tradujo en un aumento de la demanda, la producción y la necesidad de mano de obra, lo que provocó un descenso del paro, una subida de los salarios y el auge del sindicalismo. Sin embargo, este crecimiento no se vio reflejado en una mejora generalizada de los salarios. El aumento de la demanda interna provocó inflación, escasez de productos, protestas, huelgas, cierre de fábricas y un nuevo aumento del paro debido al descenso de las ventas.
El periodo de 1919 a 1921, conocido como el Trienio Bolchevique, estuvo marcado por la continuación de las huelgas y manifestaciones obreras, como la huelga de La Canadiense en 1919, que logró la reducción de la jornada laboral a 8 horas. En las zonas rurales, los anarquistas llevaron a cabo repartos ilegales de tierras. Las huelgas continuas y los atentados terroristas, especialmente el»pistolerism» entre patronos y sindicalistas, aumentaron la tensión social.
El gobierno de Eduardo Dato respondió a la conflictividad social con la»Ley de fuga», que permitía a la policía disparar a sospechosos que intentaran escapar, lo que provocó un aumento de los abusos policiales. Dato intentó mediar entre obreros y patronos, mostrando una postura más favorable a los primeros, a diferencia de su ministro de Gobernación, Francisco Martínez Anido, que aplicó una política represiva contra el movimiento obrero. Dato sería asesinado en un atentado perpetrado por dos anarquistas en 1921.
La dictadura de Primo de Rivera se puede dividir en dos fases:
Formado por generales con una clara influencia fascista, el Directorio Militar se caracterizó por la represión del sindicalismo anarquista, la persecución policial y militar de la oposición política, y el control de la opinión pública. En cuanto al problema de Marruecos, se optó por la coordinación con Francia.
En 1925, el Directorio Militar dio paso a un Directorio Civil con la incorporación de figuras como José Calvo Sotelo (Hacienda) y Eduardo Aunós (Trabajo). El objetivo del Directorio Civil era institucionalizar el régimen a través de un modelo corporativo de elección indirecta. Se creó la Asamblea Nacional Consultiva, aunque sin éxito en su intento de consolidar un sistema parlamentario alternativo.
Primo de Rivera impulsó la creación de la Unión Patriótica (UP), un partido único que exaltaba la autoridad, el nacionalismo antirregionalista, los valores tradicionales y la monarquía. La UP se convirtió en el instrumento del intervencionismo político del régimen. Se controlaron los ayuntamientos y se depuró la justicia a través de la Junta Inspectora, que destituyó a jueces y magistrados contrarios a la dictadura. En 1927, se creó la Asamblea Nacional Consultiva, un órgano con funciones consultivas que elaboraba proyectos de ley.
de Primo: Una extraordinaria expansión en la producción. Con la política de carácter nacionalista, con el Consejo de Economía Nacional se puso en marcha un plan de obras públicas que llevó a la creación de Confederaciones Hidráulicas, construyéndose pantanos. Asimismo, se invirtió en la modernización de la red de carreteras y en la construcción de nuevas líneas ferroviarias. La banca, aumentó sus capitales y duplicó sus valores, expandiéndose por el conjunto del país, aunque tuvo que soportar la cotización de la peseta, debido a la inflación y el descontento de la burguesía. Por último, se crearon monopolios estatales como CAMPSA, impulsada por Calvo Sotelo para nacionalizar el petróleo, y CTNE, empresa de telefonía española. Política social corporativa para evitar conflictividad obrera: relaciones laborales canalizadas por la Organización Corporativa Nacional y comités paritarios para condiciones de trabajo y salarios. Colaboración con la UGT y el PSOE. Escolarización y alfabetización.