Portada » Historia » Al-Ándalus: Fragmentación en Taifas, Almorávides, Almohades y el Reino Nazarí de Granada
La desaparición del califato de Córdoba dio lugar a la formación en al-Ándalus de un mosaico de pequeños reinos, denominados taifas. Al-Ándalus se fragmentó en taifas dirigidas por oligarquías militares de diferentes orígenes étnicos: andalusíes, eslavos o bereberes. Las frecuentes disputas entre ellos provocaron un mayor debilitamiento, recurriendo, en muchos casos, al apoyo de los reyes cristianos del norte que comenzaron entonces a imponer tributos periódicos llamados parias a los estados musulmanes. Pero la caída de Toledo en 1085 a manos del rey de Castilla Alfonso VI supuso una conmoción terrible en todo el Islam hispano. Estos acudieron a la llamada angustiosa del reino taifa de Badajoz y en poco tiempo, tras derrotar a Alfonso VI, acabaron con las taifas, unificaron el poder político en al-Ándalus y lograron contener el avance de los cristianos hacia el sur. Sus éxitos militares más importantes fueron las batallas de Sagrajas (1086) y de Uclés (1108). El imperio almorávide creó un serio malestar entre mozárabes, judíos y otras comunidades, al tiempo que endurecía las cargas fiscales. Su poder decayó y nuevamente se fragmentó el Islam en la Península con la aparición de los segundos reinos de taifas.
A lo largo de este período se fueron introduciendo, poco a poco, en la Península los almohades. Estos no solo unificaron de nuevo al-Ándalus, sino que hicieron frente a los cristianos, como la obtenida en Alarcos (1195). Pero, al igual que los almorávides, tampoco lograron consolidar la posesión de nuevas tierras tras sus éxitos militares por falta de repobladores. De modo que la aplastante derrota sufrida ante los cristianos en las Navas de Tolosa (1212) hundió el imperio almohade, dando lugar a un nuevo establecimiento de nuevos reinos de taifas, después de aquel éxito militar, resultó prácticamente incontenible. Tras la victoria cristiana de las Navas de Tolosa, la única taifa que logró sobrevivir fue la de Granada.
El reino nazarí tomó ese nombre de la dinastía creada por Yusuf ibn Nasr, príncipe musulmán que colaboró con Fernando III en la conquista de Córdoba y Sevilla; aquél se declaró vasallo del rey cristiano, y se aseguró el dominio sobre esa amplia y rica zona. Granada pudo subsistir, por la crisis que afectó en el siglo XIV a la corona de Castilla, que era a quien le correspondía conquistar aquel territorio, y porque le socorrieron en ocasiones los benimerines norteafricanos. De todos modos, la zona fronteriza entre Granada y Castilla fue objeto de frecuentes conflictos, a veces favorables a los castellanos. Asimismo, hubo grandes tensiones dentro de la Granada nazarí, sobre todo durante el siglo XV.
El arte andalusí aportó al mundo islámico sus elementos propios, entre los que cabe mencionar la rica ornamentación, basada en motivos geométricos, vegetales y epigráficos. La mezquita y el palacio son de las grandes aportaciones del arte hispanomusulmán. La mezquita es el edificio más característico de la arquitectura musulmana. Es el lugar de oración, inspirado en la casa de Mahoma en la ciudad árabe de Medina. La mezquita de Córdoba constituye uno de los mejores ejemplos y una de las cumbres del arte califal cordobés. El edificio actual consta de varias partes: un patio porticado, con una fuente para las abluciones; una sala de oración formada por un número variable de naves paralelas entre sí y perpendiculares al muro de la quibla, orientado hacia La Meca; el mihrab es un nicho de planta circular o poligonal, situado en el centro del muro de la quibla, y constituye el punto central, tanto visual como litúrgico de la mezquita, y el alminar o minarete. Las partes más brillantes datan del siglo X.
Muy importante fue, asimismo, la ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, edificada en tiempos de Abd-al-Rahman III (siglo X). Albergaba, en su parte superior, una serie de palacios; en la zona media, jardines y vergeles, y en la parte inferior, la mezquita mayor y las viviendas de los servidores de palacio. Desafortunadamente, durante la guerra civil que precedió a la desaparición del califato, Madinat al-Zahra fue destruida. También hay buenos ejemplos del arte califal fuera de Córdoba, como la mezquita toledana de Bab al-Mardum.
El palacio hispanomusulmán conocerá su momento de esplendor en el siglo XIV, con las construcciones palaciegas de la Alhambra de Granada, bajo la dinastía nazarí. El palacio funcionaba como residencia de los emires. Lo más significativo de este palacio es, sin duda, la espléndida conjunción entre la arquitectura y el entorno natural. El conjunto de la Alhambra está constituido por dos construcciones diferenciadas: el Palacio del Generalife, situado fuera del recinto amurallado, y el entorno amurallado conocido propiamente como la Alhambra, construida sobre una colina rojiza que da nombre a la fortaleza. Lo primero que se edificó fue el recinto amurallado y la alcazaba. En el siglo XIV se construyeron el palacio de Comares y el palacio de los Leones. El palacio de Comares y el de los Leones presentan una estructura muy similar.