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“Aguafuerte” es el título de la obra que nos corresponde, fragmento del poemario “Habla viva” creado por el poeta canario Agustín Millares Sall. Nuestro autor nació en 1917 en Las Palmas en el seno de una familia de intelectuales con gran amor por las costumbres canarias. Además, la vida de nuestro autor que poseía ideas comunistas se vio marcada tanto por los acontecimientos de la República como por la dura Guerra Civil, donde fue desterrado con su padre a Lanzarote, y la Segunda Guerra Mundial, lo que le traerá grandes problemas e influirá notablemente en su poesía.
Es dado a este hecho por el que Millares presenta en sus obras un gran carácter de denuncia dado a su acercamiento a la poesía social de la posguerra, al igual que otros de sus contemporáneos como Pedro Lezcano. Este movimiento se caracteriza por el empleo de la poesía como transmisor de la realidad, debilidad por la defensa de los más desamparados y un compromiso con los conflictos políticos y sociales.
Algunos de las obras destacables dentro de los que se enmarca nuestro autor en esta tendencia son “Antología cercada” 1947, uno de los hitos más importantes de esta época en la que participaron Agustín y José M.ª Millares Sall, Pedro Lezcano, Ángel Johan y Ventura Doreste con una finalidad principalmente de denuncia, “Nuevas Canciones” (1964) y “Habla viva” (1964), obra a la que nuestro fragmento corresponde. Posteriormente publica “Poesía unánime” (1966), y se introduce en una época sin títulos hasta 1947 cuando se crea “Segunda enseñanza” a la que le sucederá “Función al aire libre” en 1975, donde ambas se apegan a una poesía más intimista y rozando el surrealismo. En 1985 se le concede el Premio Canarias de Literatura y en 1988, un año antes de morir publica “Metamorfosis de las estrella”.
“Aguafuerte”, en general se trata de una composición lírica donde la denuncia de la situación en la que se encuentra el autor sale a la luz con gran fuerza, pero específicamente, se compone de tres partes. Primeramente, las dos primeras estrofas corresponden a una llamada de atención que Millares transmite al lector, invitándolo a que lo acompañe. Seguidamente y abarcando prácticamente toda la obra, las siguientes tres estrofas forman parte de la descripción de la situación de la que habla nuestro autor. Y por último finaliza imperantemente, describiendo como quiero ver al lector.
Los temas de esta forma presentes en la obra se corresponden con la denuncia y lucha en general. Así se presenta la defensa de la libertad, la lucha por los derechos, una denuncia social y política de la España del momento, ese “aquí” que expone el autor y la búsqueda del compromiso del lector, animándolo con su “amigo mío”, todo ello acompañado de la represión, las adversidades, el agotamiento y la impotencia que se transmite.
El poema de esta forma se compone de ocho estrofas en las que Agustín Millares se sirve de la silva, aunque siguiendo una métrica un poco libre, debido a que no sigue un orden ni plenamente el empleo de los versos heptasílabos y endecasílabos ya que se dispone a añadir aquellos de tipo pentasílabos, a causa de su importancia a la musicalidad preferiblemente antes que la forma y una métrica estricta.
En cuestión a los recursos estilísticos empleados, las repeticiones que reiteran lo que pretende transmitir el autor intensificándolo dominan la composición, y es por ello por lo que las anáfora se hacen con el poema, dominantes a lo largo de la obra con el empleo del término “aquí” y “donde”.
A pesar de ello, el uso de metáforas también es constante, dentro de la cuales podemos encontrar “donde el azul es otro precipicio”, “donde el día está herido antes del amanecer”, “donde el aire es un hilo que se puede romper”, “donde acaba hecho un trapo el hombre mismo” y “donde el sol es de abrigo”. Junto a ella observamos entrelazadas las antítesis “donde es triste nacer y morir de un respiro” y la hipérbole, presente en “tragándotelo todo a dos carrillos” y “para que mueras una y otra vez”, además de un verso compuesto por varios recursos “donde matan de sed hasta los ríos”, el cual puede ser simultáneamente paradoja, hipérbole y personificación.
Toda esta musicalidad es favorecida por el empleo de verbos en presente del indicativo, en primera persona, para describir sus sentimientos; en segunda persona, para llamar la atención del lector; y en tercera persona, para mostrar hechos objetivos. Asimismo, también influyen gerundios, con los que dar permanencia al tiempo y persistencia (“jugando”, “tragando”, “pescando”).
Millares emplea para ello más que una carga excesiva de adjetivos, dado que son escasos: una gran carga léxica con la que expresar todo este contenido. Cuenta con un léxico sencillo y no por ello menos lírico, al contrario; el empleo de sustantivos abstractos como “fe” y “vacío” así como de adverbios que aportan una gran carga simbólica son los que enriquecen este característico género literario.
El más destacado, es el significado léxico del adverbio de lugar “aquí”, el cual podríamos pensar no se esté refiriendo a un lugar concreto, sino a una situación de compromiso social que le exige a alguien (“amigo mío”), correspondiendo al propio lector.
Otros símbolos apreciables de manera implícita pueden ser: la denuncia social, la censura máxima (“Aquí, tragando hiel, tragándotelo todo a dos carrillos), la desgracia de la vida y denuncia política (“Donde el día está herido antes de amanecer”/ “Donde es triste nacer y morir un respiro”), y el resto de temática simbólica relacionada con el movimiento de la poesía social, propia de nuestro autor
Así, Millares atendiendo claramente a las circunstancias y problemas que se estaban apoderando de su época utiliza la poesía como medio para denunciar y defender al hombre, además de transmitir aquello que sucedía, siempre con esa dureza real que perdura a lo largo de la obra y siguiendo en cierta medida el estilismo que le corresponde a su género.