Portada » Geología » Agentes Geológicos y Procesos Asociados
Son sistemas fluidos, formados por el agua, hielo o aire en movimiento que realizan los trabajos de erosión, transporte y sedimentación a favor de la diferencia de energía potencial existente entre los relieves y las cuencas sedimentarias.
Mantiene en actividad el ciclo del agua, produce los movimientos atmosféricos, el oleaje y las corrientes oceánicas. Es por tanto lo que hace funcionar los agentes geológicos.
Produce un moldeado característico del relieve que permite reconocer los agentes geológicos que han actuado en una zona.
Los agentes geológicos modifican la textura y la composición de los clastos.
Originan cuerpos sedimentarios y es posible reconocer las condiciones en que se produjo el proceso y el agente geológico que los originó.
El ser humano explota los recursos proporcionados por los agentes geológicos. Esta explotación puede producir impactos ambientales (positivos y negativos) que afectan a la propia dinámica de los agentes geológicos. La intervención humana en la dinámica de los agentes geológicos puede incidir sobre los riesgos geológicos mitigándolos o agravándolos.
Produce la disgregación de las rocas por tensiones que originan su rotura en fragmentos:
Causa la disgregación de las rocas por la descomposición de los minerales que las componen:
Hay 2 tipos de relieves:
Están ligados a:
Se originan por la colisión de litosferas continentales como los Pirineos, los Alpes. La formación de relieves da lugar a una diferencia de potencial gravitatorio, que es tanto más grande cuanto mayor es la altura del relieve. Esta diferencia de potencial es la que permite al hielo y al agua realizar un trabajo erosivo que también posibilita los fenómenos de ladera.
La erosión y el transporte que realizan los agentes geológicos producen una redistribución de la masa de los continentes retirando masa de los relieves y acumulándola en forma de sedimentos en las cuencas sedimentarias. Como consecuencia, la litosfera continental se hunde donde se acumula la masa y se levanta donde la erosión produce el efecto contrario. Y explica los movimientos verticales de ascenso y hundimiento. Los relieves tienen una tendencia inicial a elevarse al disminuir su masa por efecto de la erosión. Las cuencas sedimentarias presentan subsidencia o hundimiento cuando comienza a acumularse sedimentos en ellas, el hundimiento se acelera.
Los desplazamientos a favor de la pendiente de materiales inestables de una ladera arrastrados únicamente por su peso. Son procesos gravitacionales y no agentes geológicos externos.
Se producen en pendientes verticales o muy inclinadas. Los fenómenos pueden caer, rodar, etc.
La masa movilizada resbala sobre la pendiente sin perder contacto con ella, bien sobre la superficie o dejando cicatriz cóncava.
En los climas periglaciares, los clastos son levantados por pequeñas columnas de hielo durante las heladas y caen cuando el hielo se funde.
El terreno se mueve muy lentamente comportándose como un líquido viscoso.
Consisten en un grave riesgo sobre todo en zonas de relieves abruptos y densamente pobladas, donde producen daños sobre las infraestructuras y causan numerosas víctimas. Los fenómenos de ladera lentos como la solifluxión provocan deformaciones en el firme de las carreteras y en tendidos ferroviarios, causan la inclinación o caída de postes, afectan a la cimentación y la estabilidad de las construcciones, pero rara vez dañan a las personas. Los fenómenos rápidos y violentos como las caídas de bloques y los deslizamientos que suelen estar asociados a acontecimientos como fuertes lluvias o un terremoto que aportan la energía de disparo pueden causar daños catastróficos.
Se basa en la cartografía detallada de pendientes de un territorio, para hacerla se tiene en cuenta factores de susceptibilidad al deslizamiento como la presencia de materiales sueltos, fácilmente erosionables o muy fracturados, estratos inclinados a favor de la pendiente o la presencia de un nivel de despegue. Los mapas de peligrosidad de desplazamientos se elaboran a partir de pendientes y se les superponen un mapa geológico, la ocupación del territorio y la susceptibilidad del deslizamiento.
Medidas estructurales generalmente relacionadas con la ordenación del territorio para evitar la ocupación de zonas expuestas al riesgo. Se usan la instalación de mallas metálicas, construcción de muros y gaviones, aterrazamientos del talud mediante bancales en terrenos con fuerte pendiente, hormigonado de la superficie del talud e instalación de anclajes y tuberías porosas para el drenaje de agua.
Se basa en la observación de signos precursores aunque no es posible saber con antelación el momento preciso pero pueden actuarse aplicando medidas preventivas para evitar una catástrofe. Algunos de estos signos son las grietas en la parte alta del talud, escalones en el terreno o postes inclinados.
Están formadas por el agua que discurre por la superficie del terreno tras una precipitación intensa, antes de encauzarse en un sistema torrencial o fluvial. En zonas de fuerte pendiente su capacidad erosiva es grande y producen una erosión aerolar que ensancha el valle en su parte alta.
Son cursos no permanentes de agua que se alimentan con aguas del deshielo con afloramientos de aguas subterráneas o con las precipitaciones. Su gran capacidad de transporte durante las avenidas torrenciales les permite movilizar clastos de gran tamaño. La sedimentación se produce de forma violenta y los depósitos se caracterizan por estar constituidos por una mezcla de clastos de distintos tamaños.
Consiste en la elaboración de mapas de peligrosidad que consideran la inclinación de las laderas, la cohesión de los materiales, permeabilidad del suelo, frecuencia e intensidad de los aguaceros y ocupación del territorio.
Se aplican las siguientes medidas:
Se basa en sistemas de alerta temprana. Cuando se prevén tormentas, se activa la alerta, se avisa a la población expuesta al riesgo y se informa a los dispositivos de intervención (bomberos, protección civil…). Las estaciones de medida envían datos en tiempo real, evaluando la situación y determinando si cabe esperar la formación de un flujo dentrítico en cuyo caso se procede a la evacuación de la zona.