Portada » Magisterio » Agentes de socialización y desviación social
La importancia y el papel de los diferentes agentes socializadores se ve modificada atendiendo a las peculiaridades del cambio social. Desde la modernidad, por ejemplo, y en sociedades tradicionales, la familia ha sido el agente socializador más significativo sobre todo en las primeras etapas.
El desarrollo del estado moderno y la escolarización generalizada también ha hecho que la escuela sea un elemento de especial importancia por contraste con la familia, pero también desde el punto de vista informal, ya que son muchas las interacciones no expresamente educativas que se producen en este espacio social. Pensemos, por ejemplo, en lo que los sociólogos denominan “curriculum oculto”, es decir, todo aquello que no está presente en el discurso oficial de la institución pero que forma parte importante de la vida cotidiana (tiempos, espacios, representaciones, decoración de los centros y las aulas, celebración de fiestas, etc.).
Los grupos de iguales (la pandilla) permiten a los individuos escapar de la supervisión de los adultos (familia, escuela, etc.) y les exige tener que establecer de manera autónoma comportamientos, normas, roles y actitudes.
Los medios de comunicación de masas ha implicado, e implica, una mayor mediatización de los individuos en edades tempranas en las que no está configurada la personalidad. Las nuevas tecnologías digitales de la información y de la comunicación influyen en los más jóvenes y en los procesos de integración de la personalidad y la identidad social, especialmente ante los retos de las redes sociales y las transformaciones que generan en el yo, en la intimidad y en la denominada recientemente extimidad.
El control social es una exigencia de las sociedades para sobrevivir y reproducirse. Pero tiene un componente de poder que se articula como discursos explícitos e implícitos. La puesta en evidencia de esos procesos genera crítica social. No siempre los sistemas establecidos asimilan estas críticas dado que peligra su modo de ser.
La desviación siempre se define a partir de un sistema de referencia concreto ya que existen comportamientos que son considerados desviados por unas culturas o grupos y no por otras. No todas las desviaciones sociales tienen un carácter negativo. Son también desviaciones sociales positivas con respecto a lo establecido la lucha contra la injusticia establecida, como por ejemplo, la esclavitud o a favor de derechos fundamentales (Luther King, Gandhi,….) o, por otra parte, la innovación científica, artística o literaria.
El criminalista italiano Cesare Lombroso, que trabajó en la década de 1870, creía que se podían identificar tipos criminales a partir de ciertos rasgos anatómicos. Lombroso aceptaba que el aprendizaje social podía influir en el desarrollo del comportamiento delictivo, pero creía que la mayor parte de los delincuentes eran degenerados o anormales desde el punto de vista biológico.
Las teorías psicológicas buscan explicaciones para la desviación dentro del individuo, no en la sociedad. Pero mientras los enfoques biológicos se centran en rasgos físicos que predisponen a los individuos a la delincuencia, las ideas psicológicas se concentran en los tipos de personalidad.
Las teorías psicológicas de la delincuencia sólo pueden explicar, en el mejor de los casos, ciertos aspectos del delito. Existen todo tipo de delitos, y no resulta convincente suponer que quienes los cometen compartan ciertas características psicológicas específicas.
Tanto los enfoques biológicos como los psicológicos que intentan explicar la delincuencia presuponen que la desviación es el síntoma de que algo funciona “mal” en el individuo y no en la sociedad.