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DESCARTES: De la ciencia a la filosofía. La fundamentación de la filosofía y la ciencia. El método y sus reglas./ En el siglo XVII el conocimiento científico, surgido en el Renacimiento, se ha consolidado. Descartes, que se ha formado en la Escolástica, se da cuenta de que el método de la Escuela ha quedado obsoleto y tanto la filosofía como la ciencia necesitan encontrar nuevos fundamentos. La lógica aristotélica supeditada a la fe, que constituía el método tradicional escolástico, no lleva al hombre a obtener conocimientos verdaderos. / La conciencia de esta situación le lleva a plantearse un objetivo claro: encontrar un nuevo método que permita al hombre conocer la verdad en todos los campos del saber. / En el “Discurso del Método” nos presenta su solución: un método único que permitirá al hombre avanzar en todos los conocimientos, es decir, que sirva de fundamento a todos los saberes sean filosóficos o científicos. / Esta concepción de que existe un solo método, descansa en la creencia de la unidad del saber humano. Las ciencias no son otra cosa que la expresión de la sabiduría humana aplicada a objetos distintos. A su vez, esta concepción unitaria del saber se basa en la idea de que la Razón también es única. La Razón es la facultad que nos define como humanos y nos lleva a conocer la verdad. Todos los hombres la poseen y sólo tienen que saber cómo aplicarla para llegar a conocimientos seguros. De aquí que Descartes se proponga encontrar la estructura de la razón. El objetivo de Descartes será, pues, éste: encontrar la estructura de la Razón para poder construir el método. Una vez que descubramos cómo debe operar la Razón, sabremos cómo encontrar la verdad, es decir, habremos encontrado el método. /Llegamos así a la primera característica del Racionalismo: su confianza en la Razón y la identificación entre Razón y método único. /A partir de aquí, el problema que se le plantea a Descartes es descubrir la estructura de la Razón, y, para ello, analiza las ciencias, pues, en ellas es donde la Razón se despliega y manifiesta. / De todas las ciencias que pasa a analizar hay dos que representan para él la ciencia perfecta: son la Geometría y el Álgebra. Con ambas se constituye la Matemática universal, que pone en evidencia la estructura de la Razón y, por tanto, el método único. / Encontramos así el segundo rasgo distintivo del Racionalismo: la creencia en que las Matemáticas son las ciencias más perfectas. / Las razones por las que admira estas ciencias se pueden resumir en las siguientes: / a/ son deductivas, parten de primeros principios evidentes y son independientes de los objetos concretos. /b/ son analíticas, resuelven los problemas analizando el problema mismo; en las propias condiciones del problema se encuentra la solución. / Una vez analizadas, concluye que la Razón opera mediante la intuición y la deducción. La intuición es una “luz natural o instinto natural” que te permite llegar a las naturalezas simples, que son conceptos indudables que emanan de la Razón misma. La intuición es, pues, indudable y las naturalezas simples son las ideas innatas que posee la propia Razón. Todo el conocimiento intelectual parte de las naturalezas simples. / Al ser indudable, la intuición es evidente y Descartes señala las características que nos llevan a identificar la evidencia: claridad y distinción. Claro es aquello que se hace presente a un espíritu atento, y distinto es lo que no se confunde con otra cosa. / Tenemos aquí la tercera característica del Racionalismo: su objetivo será encontrar en el entendimiento ideas innatas indudables, evidentes, porque sólo a partir de ellas se podrá construir cualquier conocimiento. / A la evidencia se oponen la probabilidad y la verosimilitud, por eso habrá que evitarlas, así como la precipitación, tomar por evidente lo que no lo es por falta de reflexión y la prevención, ser excesivamente reflexivo y negarse a aceptar lo evidente. / Una vez que se han encontrado las evidencias, entra en juego la deducción, que consiste en ligar las intuiciones entre sí, por medio de conexiones que la inteligencia descubre. / Descartes concluye, pues, que cuando nos encontramos con un problema hay que realizar un doble proceso: primero el análisis, que nos lleva a las naturalezas simples, luego la síntesis, que reconstruye deductivamente la complejo a partir de lo simple. / A partir de aquí lo único que le queda es enumerar sus famosas cuatro reglas del método, que son las siguientes: / 1. Regla de la evidencia. No admitir más que lo evidente, lo que se presenta clara y distintamente y evitar la prevención y la precipitación. / 2. Regla del análisis. Dividir cada una de las dificultades en tantas partes como sea preciso. / 3. Regla de la síntesis. Conducir ordenadamente mis pensamientos, 5/ comenzando por lo más simple para ir ascendiendo a lo más complejo. / 4. Regla de la comprobación. Comprobar que se ha operado bien, haciendo enumeración (comprueba el análisis) y revisión (comprueba la síntesis). / Con este método único que ha descubierto, Descartes puede ya aplicarse a buscar la verdad en todos los saberes. De hecho, lo aplicará tanto a la Física como a la Metafísica, a la que considera fundamento de cualquier saber posterior. /
La duda metódica .la primera verdad y su naturaleza./ La tarea fundamental para Descartes era aplicar su método a la metafísica, con el objetivo de encontrar verdades indudables acerca del mundo. Esta labor era la condición previa para empezar a aplicar el método a las ciencias; sin un conocimiento claro del mundo no podía empezar su investigación. Como señalaba el método, había que empezar analizando el propio problema para encontrar en él la solución; pero, además, había que encontrar en el entendimiento verdades indudables de las que partir, para deducir de ellas todo lo demás. / Descartes parte, pues, de la duda metódica. Es decir, parte de que se ha de dudar de todo para encontrar al final algo indudable. Por eso busca un dato indudable acerca del mundo que le sirva de punto de partida y rechaza todo aquello en lo que quepa la más mínima duda. / El primer dato que tenemos acerca del mundo es el que nos suministra la información sensible. Sometida a la duda metódica, la información sensible no resulta fiable, porque las cualidades sensibles son cambiantes y Descartes tiene un modelo de verdad matemático, según el cual la auténtica verdad sólo puede ser universal e inmutable. El ser auténtico no pueden ser las cualidades sensibles, porque cambian y la cosa sigue / Eliminados los sentidos, Descartes se plantea si es indudable la existencia del objeto, aunque no lo sean las cualidades sensibles que posee. Pero también este dato es dudoso, porque dice que, a veces, no podemos distinguir la vigilia del sueño. Afirma que los sueños nos muestran a menudo mundos de objetos que al despertar descubrimos que no son reales. / Por último se plantea si podemos estar seguros de las verdades matemáticas, pero vuelve a responder que no. Dice que puede que exista un genio maligno que nos haga equivocarnos necesariamente y pensar que es verdad lo que no lo es. / No podemos estar seguros de nada. Parece que va a caer en el escepticismo, y, entonces, encuentra una verdad indudable: su propia duda. Lo único que realmente sabe es que está dudando, luego ese dato es indudable. La duda es un acto de pensamiento, luego si dudo pienso, y, si pienso, existo como ser pensante. En este momento formula Descartes su famosa frase: “pienso, luego existo”. Con ella encuentra su modelo de verdad clara y distinta, es decir, evidente, a la que todas las verdades posteriores tendrán que asimilarse. / A partir de ella, Descartes afrontará el problema de salir al mundo para asegurar la existencia de algo más que su propio pensamiento /
El cogito y las ideas./ Establecido el pensamiento como la única verdad indudable, evidente, y, por tanto, clara y distinta, a Descartes se le plantea ahora el problema de encontrar la manera de salir de su pensamiento hacia la realidad, para descubrir si existe algo más que él mismo como ser pensante. Su objetivo va a ser encontrar en el entendimiento alguna idea que le permita salir al mundo. / Al realizar este movimiento (ir de la idea al mundo), Descartes hace un cambio radical respecto a la Escolástica y su teoría de la percepción, inaugurando la filosofía moderna. Para la Escolástica cuando tengo una idea es porque algo que hay en el mundo lo ha provocado y esa idea es un reflejo fiel del mundo, que es su causa. La metafísica era posible, por tanto, y no se dudaba de la realidad. Descartes no cree que la idea refleje el mundo, para él lo representa, es una imagen mental del mundo con un componente subjetivo. Yo no conozco el auténtico ser de las cosas, sino su representación mental. La información sensible no se considera objetiva y se niega la teoría escolástica de que hay una correspondencia entre el ser y el conocer. Es el inicio del idealismo moderno. Toda la filosofía moderna seguirá a Descartes en este planteamiento, se impone el idealismo / Para salir de sí mismo, no tiene otra cosa, analiza la idea de pensamiento y la divide en sus dos componentes: el yo pensante y la idea pensada. Se queda con las ideas pensadas y, analizándolas, dice que como actos mentales son todas iguales, pero, considerando su contenido, no. Intenta encontrar alguna idea cuyo contenido le sirva para salir a lo extramental. / Por su contenido, distingue 3 clases de ideas: a/ adventicias, que proceden de la experiencia externa. b/ facticias, que se construyen a partir de otras ideas. c/ innatas, que proceden del mismo entendimiento. Rechaza las / dos primeras clases, porque al estar relacionadas con la experiencia sensible, no le sirven. Se queda, pues, con las innatas, para intentar encontrar entre ellas, una que lleve en sí la existencia objetiva de su contenido. / Encuentra, seguidamente, la idea de infinito y, lo primero que hace, es averiguar si es una idea innata. Afirma que sí lo es, puesto que si no hay nada infinito en el mundo no puede ser adventicia; tampoco es facticia, según él, porque es anterior a la idea de lo finito. Sólo puede ser, por tanto, innata. / Seguidamente pasa a identificar la idea de infinito con Dios para poder salir de sí mismo al mundo. Estrictamente hablando, Descartes no puede salir de su pensamiento. En realidad, la idea de infinito (Dios) es el subterfugio del que se vale para hacerlo. Otras filosofías, que siguieron sus planteamientos, reconocerán esta imposibilidad. / Una vez admitida como innata la idea de infinito, pasa a demostrar la existencia de Dios, condición indispensable para poder salir al mundo. / Descartes elabora 2 pruebas de la existencia de Dios. La primera es una reformulación del argumento ontológico de san Anselmo: si Dios es un ser perfecto tiene que existir, la esencia y la existencia de Dios son inseparables. / La segunda se basa en la aplicación del principio de causalidad. Toda idea requiere una causa proporcional a ella, luego la idea infinita necesita de un ser infinito. El ser infinito tiene, por tanto, que existir. / Probada la existencia de Dios, este es el subterfugio que le sirve para salir al mundo. Descartes argumenta que Dios es infinitamente bueno y veraz y no puede permitir que me engañe al creer que el mundo existe. Dios garantiza que a mis ideas les corresponde algo extramental, pero no asegura todas mis ideas: sólo asegura mis ideas innatas. /
Las tres sustancias. Hombre mundo y dios./ Afirmada como única verdad indudable el “pienso, luego existo” y analizadas las ideas, Descartes consigue salir del pensamiento al mundo a través de la idea de infinito, de la que afirma que es una idea innata (no adventicia ni facticia) e identifica con Dios. Una vez probada su existencia mediante la prueba causal (explicar) y el argumento ontológico (explicar) afirma que si Dios es bueno y veraz no puede permitir que yo me engañe al creer que el mundo existe; ahora bien, sólo me asegura la veracidad de mis ideas innatas. / De acuerdo con esto, para Descartes sólo existen la infinitud, la extensión y el pensamiento. La realidad se compone de 3 sustancias. Dios o sustancia infinita, los cuerpos o sustancia extensa y el yo o sustancia / pensante. / Descartes pasa a definir las sustancias y elabora una primera definición: es una cosa que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra para existir. Estrictamente hablando esta definición sólo sería aplicable a Dios, así que Descartes se ve obligado a dar una nueva definición que dice que son sustancias aquellas cosas que sólo necesitan del concurso divino para existir. Hay tantas sustancias como ideas innatas, claras y distintas, en la mente y cada sustancia es independiente de las otras (esto generará el problema de la comunicación de sustancias, que consiste en tener que explicar cómo el hombre es un compuesto de sustancias independientes, pero en él funcionan juntas). Además de sustancia, Descartes nos habla de los atributos y los modos. Estos dos conceptos, nuevos en la historia de la filosofía, completan la metafísica racionalista. Todos los seguidores de Descartes los utilizarán. El atributo es aquello por lo que una sustancia se distingue de las otras y es pensada por sí misma. Hay 3: infinitud, extensión y pensamiento. El atributo no se distingue, en realidad, de la sustancia. Los modos son modificaciones que afectan primariamente a los atributos y, a partir de ellos, a la sustancia. Hay modos reales, objetivos, y no reales, que son subjetivos. Los modos reales de la extensión son la figura y el movimiento; los no reales las cualidades sensibles. / Con estos 3 conceptos, sustancia, atributo y modo, quedará configurada la concepción cartesiana del mundo.