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AQUINO/ Razón y fe filosofía y teología./ Lo primero a tener en cuenta es el hecho de que perteneciera a la orden dominica, orden renovadora en el terreno filosófico, y que fuera discípulo de Alberto magno, aristotélico convencido. Comparte con él la idea de que Aristóteles es el filósofo que ha llevado a la razón a su punto más alto y que el mayor logro del Cristianismo sería, por tanto, fundir su filosofía con la fe. / Se opone, pues, a los platónicos que, como Agustín de Hipona, creen que la razón opera de arriba abajo, de los principios a la realidad, y además, en contra de este mismo autor, le concederá a la razón un terreno propio, al margen de la fe, aunque luego las relacione. / Ordenado y sistemático, como su admirado Aristóteles, empieza delimitando los campos de la razón y de la fe, para luego relacionarlos./ La razón para Tomás de Aquino opera de acuerdo al esquema aristotélico, de abajo a arriba, es decir, necesita de la información sensible para comenzar a operar; sólo mediante el proceso de abstracción, que parte de los sentidos, extraeremos conceptos. La posición platónica es así claramente rebatida. Es el realismo aristotélico, según el cual la razón se refiere a las cosas naturales y opera de acuerdo a la naturaleza de ellas. Además, él no duda de que nos diga la verdad: es la luz natural que Dios ha dado al hombre. Su fin supremo sería conocer a Dios, pero no puede. / Como se dijo más arriba, con este planteamiento está admitiendo que la razón tiene un terreno propio, al margen de la fe, cosa que le separa de los platónicos, y, en concreto, de Agustín./ La fe, en cambio, trata de lo sobrenatural y, por ello, necesita de la Revelación, ya que el hombre es un ser limitado y no puede conocerlo directamente./ Una vez definidas ambas, pasa a relacionarlas. El primer vínculo estaría en que ambas tienen como objetivo supremo conocer a Dios, lo que les da un terreno común. De aquí deriva la idea de que por medio de las cosas del mundo podremos tener una idea, aunque sea inexacta, de Dios. La razón sola no puede conocerle, pero con la Revelación, la fe, podrá alcanzarlo. La fe perfecciona a la razón que, para conocer a Dios, tiene que subordinarse a ella. En caso de que hubiera oposición entre ambas, sería que la razón había operado mal. / La relación entre ambas queda así establecida por Tomás de Aquino en que la razón es un poderoso auxiliar de la fe, que le sirve de 3 maneras distintas: / 1ª Demostrando los preámbulos de la fe, es decir, las verdades cuya demostración es necesaria a la fe misma. El más importante sería la existencia de Dios. / 2ª Aclarando cualquier verdad de fe./ 3ª Defendiendo la fe de las objeciones de los que no creen./ Con este esquema niega la teoría de la doble verdad establecida por los Averroístas de París y creará una nueva ciencia, la Teología, que muestra la colaboración entre razón y fe. / Define la Teología como el estudio de las verdades de fe a la luz de la razón natural. Esta nueva ciencia cristiana se caracterizará por tomar sus principios de la Revelación y no realizar nuevos descubrimientos, pero utilizar de la razón: a/ sus procedimientos de ordenación científica. b/ los procedimientos dialécticos./ La teología adoptará un esquema inductivo que, partiendo de los datos sensibles, le lleve a demostrar los principios revelados de los que se parte. Por último, señalar que será la ciencia suprema, puesto que se ocupa del mejor de los seres: Dios./ Dios y su demostrabiidad. Las vías de la existencia de dios. / La teología es la ciencia suprema para el Aquinate en función de su objeto: Dios. Es claro, entonces, que tendrá dos temas fundamentales: existencia de Dios y esencia de Dios. / La existencia de Dios./ La existencia de Dios no es una evidencia para la inteligencia humana, necesita demostración. El hombre es un ser limitado y no puede percibir la esencia divina, si lo hiciera, vería que su esencia incluye la existencia. Prueba de que no es evidente es que las diversas culturas no se ponen de acuerdo respecto a Él. / En consecuencia, procede a demostrarla, rechazando el argumento ontológico de S. Anselmo. Como buen aristotélico, dice que aunque es cierto que el concepto de Dios es el del ser más perfecto que puede pensarse, eso no permite dar el paso del pensamiento a la realidad. Una idea pensada no tiene necesariamente que existir. /Pasa seguidamente a señalar qué tipo de demostración es idónea en el caso de Dios. No se puede demostrar la existencia de Dios “a priori” , de la causa a los efectos, porque no tenemos ninguna idea adecuada de Dios y Dios no tiene causa. Habrá de demostrarse “a posteriori” , de los efectos a la causa, puesto que la razón humana sí conoce los efectos de Dios, las criaturas. No hay que olvidar, que la razón necesita de la información sensible para operar. / Con estos presupuestos realiza las cinco vías o pruebas tomistas de la existencia de Dios. Tienen carácter inductivo, pues parten de hechos de la experiencia sensible para remontarse hasta Dios y comparten el siguiente esquema: / – Punto de partida: un hecho de experiencia. / – Recorrido: / A/ aplicación del principio de causalidad (todo efecto tiene una causa). / B/ imposibilidad de llevar las causas al infinito./ Punto de llegada: la causa es Dios. /Podemos resumirlas de la manera que sigue: /1ª Vía cosmológica: nos consta por los sentidos que en este mundo hay seres que se mueven, pero todo lo que se mueve es movido por otro. Como una serie infinita de motores es imposible, hemos de admitir la existencia de un primer motor no movido por otro, inmóvil. Ese primer motor inmóvil es Dios. /2ª Vía causal: Nos consta la existencia de causas eficientes que no pueden ser causas de sí mismas, ya que para ello tendrían que haber existido antes de existir, lo cual es imposible. Además tampoco podemos admitir una serie infinita de causas eficientes, por lo que tiene que existir una primera causa eficiente incausada. Esa causa incausada sólo puede ser Dios. / 3ª Vía de la contingencia: en el mundo hay seres que comienzan a existir y que perecen, es decir, que no son necesarios, sino contingentes. Si todos los seres fueran contingentes no existiría ninguno, pero existen, por lo que debe haber un ser necesario que sea su causa. Como una serie causal de seres contingentes es imposible, tiene que haber un ser necesario primero, y ése sólo puede ser Dios. / 4ª Vía de los grados de perfección: observamos distintos grados de perfección en los seres de este mundo (bondad, belleza, etc.). Eso implica que haya un ser que sea el modelo para establecer la comparación, porque posea todas las perfecciones en grado máximo. Ese ser sólo puede ser Dios. / 5ª Vía del gobierno de las cosas: observamos que en la naturaleza incluso los seres que carecen de inteligencia actúan por un fin, eso sólo puede pasar si hay un ser inteligente que los dirige y ordena toda la naturaleza. Ese ser inteligente sólo puede ser Dios. / Las tres primeras vías son de origen aristotélico, la cuarta es platónica y la quinta, la más antigua, es estoica. / La esencia de Dios / Una vez establecida la existencia de Dios hay que proseguir investigando su naturaleza. De nuevo insiste Tomás de Aquino en que no podemos tener un conocimiento ni experimental ni intuitivo de Dios, porque su esencia está por completo fuera de nuestros medios cognoscitivos. Por eso hay que hacer lo mismo que con la existencia e intentar conocerla a través de sus efectos, las criaturas, cuyas perfecciones, como se dijo en la metafísica, sólo pueden proceder de Dios. / Las cinco vías nos proporcionan el primer conocimiento acerca de la naturaleza de Dios. Según lo visto, Dios es motor inmóvil, causa incausada, ser necesario, ser perfectísimo, ser inteligentísimo. / El conocimiento de la esencia divina a través de la razón sólo será aproximado, a través de las semejanzas entre Él y sus criaturas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que Dios y sus criaturas no son unívocos, idénticos. Dios es infinitamente superior a sus criaturas. La relación entre ambos es de analogía (ya explicada en la metafísica), es decir, son semejantes: cualquier perfección que haya en las criaturas la posee Dios en una proporción infinitamente mayor. Esto nos permite acercarnos a la esencia de Dios a través de la razón mediante estas tres vías: / 1ª afirmativa: atribuir a Dios todas las perfecciones que observamos en las criaturas y que no encierran en su esencia ninguna imperfección. / 2ª Negativa: negar de Dios todo aquello que encontramos en los seres creados y que encierra imperfección. / 3ª Eminencia: elevar al infinito las perfecciones de las criaturas atribuidas en la primera vía. / Ética y Política. / a. Ética / La ética tomista está tomada en gran parte de la de Aristóteles, aunque introduce en ella, como es obvio el cristianismo. Su ética es eudemonista (el fin último es la felicidad) y teleológica (todo tiende a un fin ). / Parte de que todos queremos el bien, pero añade que tenemos que buscar el bien universal, último y reconocerlo como el objetivo de nuestra vida. Este bien no pueden ser las riquezas, ni el placer, ni siquiera la vida teorética, como señalaba Aristóteles. El único bien último, que nos lleva a la felicidad perfecta (bienaventuranza) es Dios, que es el bien de todas las criaturas, no sólo de las racionales. Los seres humanos, que tienen consciencia de ello, pueden alcanzarlo por la vía del conocimiento y el amor. / Ahora bien, en esta vida la felicidad (beatitud) sólo se consigue de manera imperfecta; la auténtica felicidad se encuentra en una vida futura. Frente a Aristóteles que postula como ideal humano al filósofo, él propone al santo. / Entre los actos que realiza el hombre distingue los actos humanos y los actos del hombre (reflejos). Los primeros son voluntarios y con ellos se persigue el bien, que se conoce a través del entendimiento. Un acto es bueno si conduce al fin último; todo es bueno o malo si es voluntario y somos, por tanto, responsables de lo que hacemos. El hombre tiene que llegar a la bienaventuranza, felicidad, con sus actos libres, pero auxiliado por las virtudes. / La virtud es el hábito de obrar bien que te encamina hacia la bienaventuranza y te capacita para actuar conforme a la razón. / Está de acuerdo con Aristóteles en su división de las virtudes: distingue virtudes intelectuales y morales. Las virtudes morales son el término medio. Mueven al ser humano a la excelencia en relación con las inclinaciones de los apetitos sensibles y la voluntad. Ordenen las facultades sensibles racionalmente y las dirigen al bien y a la perfección. Como dijimos, son el término medio. / – Prudencia. Virtud intelectual y moral a la vez. Aplica los principios generales de la razón práctica a la situación concreta para elegir lo recto. / – Justicia. Se asienta en la voluntad y tiene por objeto promover el bien no sólo del individuo, sino también del prójimo y de la sociedad. / – Fortaleza. Subordina el apetito irascible a la razón. / – Templanza. Introduce el orden de la razón en la inclinación al placer. / Añade a las aristotélicas una virtud cristiana: la virtud de la religión. Por ella los hombres dan a Dios el culto y el amor que le deben como creador y ser providente (cuida de los hombres). / Los actos humanos son buenos si son conformes a la ley natural, concepto fundamental en la ética tomista. Para él la razón puede hallar por sí misma juicios acerca del bien natural que debe ser perseguido por el hombre. El conjunto de estos juicios constituyen la ley natural. Es claro, por tanto, que para él la razón es la que debe dirigir los actos humanos, llevando al hombre a su fin que es su bien. / El bien del hombre es aquello que conviene a su naturaleza, las obligaciones morales, que nos impone la razón, se fundamentan en la misma naturaleza humana. La ley natural nos dice qué es aquello a lo que el hombre está inclinado por naturaleza y es lo que Dios ha puesto en su esencia y ha señalado como su perfección. Por eso el primer precepto moral será hacer el bien y evitar el mal, como nos impone la razón. / La ley natural, que en último término es el fundamento de la moralidad al ser aprehendida por la razón, tiene las siguientes características: / 1. Es común y universal. Se funda en la naturaleza humana y es igual en todos los hombres. Por ello exige las cosas que son necesarias a la naturaleza humana y sus preceptos morales son primarios. / 2. Es inmutable. Se funda directamente en la naturaleza humana y por eso no puede cambiar. Los preceptos que derivan de ella (preceptos secundarios) también serán inmutables. / Por encima de la ley natural está la ley eterna, que es la sabiduría divina en cuanto que dirige las acciones humanas hacia su fin último. La ley natural participa de la ley eterna y el hombre con su razón y su voluntad se hace partícipe de ambas. La ley eterna ha sido impuesta por la inteligencia divina a toda la creación y el hombre al conocer la ley natural y asumirla voluntariamente cumple con los preceptos divinos. / B. Política. / Recogió el pensamiento de Aristóteles, diciendo que el hombre es sociable por naturaleza y que prueba de ello es la facultad de hablar. El fin del gobierno es dirigir a los ciudadanos al bien común. Ahora bien, para él, a diferencia de Aristóteles, el fundamento último de la sociedad es Dios, ya que la naturaleza humana ha sido creada por Él. / El fin del Estado es procurar que los ciudadanos sean felices, llevando una vida buena. Pero el Estado sólo puede alcanzar este fin de manera imperfecta, porque sólo la Iglesia puede llevarnos a la felicidad perfecta, que es sobrenatural. / Las relaciones entre la Iglesia y el Estado deben ser como las de la razón y la fe. El Estado es autónomo en lo que se refiere a los fines naturales del ser humano, pero debe estar subordinado a la Iglesia en los asuntos que conciernen a los fines sobrenaturales del hombre. / En general podemos decir que el Estado para él se caracterizaría por lo siguiente: / 1. El fin propio del Estado es el bien común de los ciudadanos por lo que el gobierno debe dirigirlos hacia la convivencia pacífica, satisfacer sus necesidades vitales y posibilitar las espirituales. En este sentido el bien común debe estar por encima del individual, aunque el primero debe procurar incluir a todos. / 2. El Estado debe regularse por la ley positiva y defenderla. Debe promover la ley natural y si la ley positiva se aparta de la natural no es verdadera ley, sino corrupción de la ley. En este último caso, los súbditos no tendrán obligación de obedecerla. Todos los gobernantes están sometidos a la ley de Dios, expresada en la ley natural. / La autoridad de los gobernantes proviene de Dios a través del pueblo, pero si abusan del poder y se vuelven tiranos el pueblo tiene derecho a deponerlos. / En cuanto a las formas de gobierno recogió la división aristotélica y distinguió 3 buenas, respetuosas con la ley, que son la monarquía, la aristocracia y la democracia. Además había 3 malas: la tiranía, la oligarquía y la demagogia. El peor sistema es la tiranía y el mejor la monarquía, porque da unidad y conduce a la paz. Es conveniente limitar el poder del monarca con magistrados elegidos por el pueblo.