Portada » Educación Artística » Picasso y la Evolución Hacia el Cubismo: El Legado de Las Señoritas de Avignon
En los estudios preparatorios, Picasso transita de la narración como elemento secuencial a una presentación de un momento determinado.
La gama cromática va desde los rosáceos a los azules, con un fuerte facetado que separa los colores por partes del cuerpo. No hay perspectiva tradicional; cada figura individual tiene su propio espacio, creando espacios yuxtapuestos unos al lado de los otros.
El primer estudio da lugar a un boceto a pastel y lápiz negro. Del segundo estudio nace un boceto en óleo. El segundo boceto de acuarela está muy próximo al definitivo.
La primera idea de Picasso es la obra en horizontal, con siete figuras: dos hombres y cinco mujeres. Posee un carácter narrativo (horizontalidad). Aparece un estudiante que lleva un libro (o una calavera en dibujos previos, simbolizando la muerte tras la expresión erótica). El otro es un marinero ante una mesa con un porrón y frutas como la sandía. Las mujeres aparecen en planos diferentes. Esta escena tiene autonomía propia y la contemplamos como espectadores ajenos. Es la escena propia de un burdel. Sabemos que el marinero lo es, aunque aquí no aparece caracterizado, por otros dibujos anteriores. Se muestra como antes o después del sexo. Se dice que el estudiante es de medicina, por la obsesión de Picasso por la sífilis. El libro y el cráneo hacen referencia a la vanitas barroca, conciencia de los efectos nocivos del sexo desenfrenado. El marinero era habitual en los burdeles de las ciudades portuarias como Barcelona o Roma. Las frutas ya las vemos en el harén.
Los hombres desaparecen en el segundo boceto. Picasso concentra las figuras y altera su disposición. Lleva el bodegón al primer término. No es una composición verosímil del espacio. Anuncia la gama cromática de la obra definitiva. Ahora se trata de figuras que se ofrecen al espectador, sin autonomía, con un cruce de miradas de las mujeres de los lados. Pero no resuelve la figura central.
Esto nos remite a la obra definitiva, donde cambia al formato vertical, casi cuadrado, por lo que ya no es narrativo.
La figura de la derecha encuentra finalmente su sitio, y el centro se soluciona ampliando las figuras centrales. La que está en cuclillas nos mira con la cabeza totalmente dada la vuelta, y también lo hacen las centrales, que nos interpelan con la mirada.
En las cabezas intensifica la gama cromática. Son africanas. Picasso tenía interés por Egipto y las estatuas ibéricas.
La primera radiografía del cuerpo humano fue una gran revelación, pues permitía verse al vivo muerto, ver a través de las capas, la profundidad.
Como el Cubismo, que fue una revolución, algo totalmente nuevo. Con la radiografía de la escultura vemos la deconstrucción. Vemos una figura a través de ella. Encontramos una proyección planimétrica de los volúmenes. Una sensación plana puede verse como un volumen.
Picasso abandona ya Las Señoritas de Avignon, expuesta hasta el 16. Es reconocido como revolucionario por primera vez por Breton, en el 20. En 1907, Picasso había sido el único consciente del cambio: Peintre de la vie moderne.
Gertrude Stein relata que Picasso y Matisse eran amigos y enemigos a la vez. Picasso visitaba todos los viernes el estudio de Matisse, y los sábados se encontraban en la casa de los Stein. Años después empezaron a intercambiar pinturas. Es un momento de auge en la historia del arte. Acaban ambos con el espejo de Las Meninas.
Al contemplar la obra de Picasso Las Señoritas de Avignon, Matisse se sintió ultrajado. Las vio como un intento de ridiculizar al mundo moderno. La discusión le hizo crear grandes obras, y además, Las Señoritas influyeron en Matisse.
Mientras Matisse llevaba a cabo La Danza y La Música, Picasso iniciaba el Cubismo, pero se sentía solo e incomprendido, como el protagonista de la novela de Balzac. Tampoco nadie quería comprar su obra, ni siquiera Leo Stein. Gertrude dijo que Picasso parecía estar harto de todo.
Cansado, Picasso empieza a fijarse en las naturalezas muertas de los últimos años de Cézanne. Ya había incluido bodegones en obras de Gosol o en El Harén. No se había dado cuenta de su importancia, como el de Las Señoritas que se proyectaba.
En las obras finales de Cézanne, los elementos geométricos son fundamentales para la organización y proyección de la profundidad hacia el plano, como los paisajes sin fondo.
Entre el otoño de 1907 y la primavera de 1908, Picasso practica la construcción. Ver que cada cuerpo tiene una arquitectura interior, como el esqueleto. Encontrar la osamenta de las cosas.
Junto a Braque, Picasso va a L’Estaque para medirse con los mismos temas de Cézanne de los últimos años.