Portada » Arte » El Imperio Bizantino y el Mundo Islámico: Historia y Legado Cultural
A finales del siglo IV, el emperador Teodosio dividió el Imperio Romano en dos: el Imperio de Oriente y el Imperio de Occidente.
En el siglo V, el Imperio de Occidente desapareció por la invasión germánica. El Imperio de Oriente perduró hasta el siglo XV, con el nombre de Imperio Bizantino. Inicialmente comprendió los territorios de Asia Menor, la península Balcánica, Siria, Palestina y Egipto.
El Imperio Bizantino tuvo su época de máximo esplendor en el siglo VI, con Justiniano I, cuyo objetivo principal fue restaurar el esplendor del Imperio Romano, reconquistó Italia e Hispania.
Fue un estado teocrático; es decir, el emperador era considerado el representante de Dios en la tierra y ostentaba el poder político y religioso.
La agricultura era la base de la economía con la explotación de los latifundios. El comercio fue próspero gracias a la situación geográfica del Imperio, que actuó como intermediario entre el Mediterráneo y el Oriente Próximo.
Estaba jerarquizada. Se distinguían diferentes grupos sociales (esclavos, campesinos, comerciantes y los miembros del ejército).
A partir del siglo XI, el Imperio empezó a entrar en decadencia por varias causas:
Previamente, el Imperio fue cediendo territorios hasta que en 1453 las tropas turcas se apoderaron de la capital.
Podemos destacar tres ámbitos:
Las principales manifestaciones artísticas fueron:
La civilización islámica tiene un elemento unificador, su religión. El islam es una religión nacida en Arabia en el siglo VII.
El islam, al igual que el judaísmo y el cristianismo, es una religión monoteísta, porque afirma la existencia de un solo Dios.
El libro sagrado es el Corán, fue dictado por Alá al profeta Mahoma, transmite 5 obligaciones:
El profeta Mahoma fue líder político y religioso. Durante su mandato conquistó gran parte de la península Arábiga.
En el siglo VIII, el Imperio llegó a su máxima expansión, ocupando el norte de África y buena parte de la península Ibérica.
El califa era el representante de Dios en la tierra. Es decir, el poder del Estado estaba en manos de Dios, por lo que era un imperio teocrático.
Con la muerte del profeta Mahoma en el año 632, se abrió un nuevo periodo en Arabia. Podemos distinguir dos etapas:
A pesar de la unidad religiosa, el Imperio no se mantuvo unido políticamente y acabó desmembrándose en el siglo XIII.
También mejoraron la tecnología, la salud, la medicina y la higiene.
El arte musulmán tuvo un carácter sincrético; es decir, adoptó elementos artísticos de otras culturas.
La pintura y la escultura tuvieron poco desarrollo, en parte porque el Corán prohibía utilizar la representación de la figura humana como objeto de culto.