Portada » Educación Artística » Medios Publicitarios: Un Recorrido por sus Formatos y Estrategias
Carece de imagen, por lo que todo debe limitarse al sonido. Muchas veces la clave reside en la música, porque es lo que más comunica, aparte de la voz. Puede tratarse de un anuncio cantado, utilizar una canción muy conocida de fondo, etc. La música facilita el recuerdo. (La ‘falca’ publicitaria, aunque a veces considerada de menor calidad, ayuda a que el mensaje sea recordado por la gente).
Se basa principalmente en imágenes que incluyen texto, destacando el componente visual. Cada diario se dirige a un público más especializado. La ventaja que tiene la prensa respecto a la radio es que el anuncio se puede mirar, remirar y leer tranquilamente las veces que se desee. En la radio, por lo general, solo se escucha una vez. Por lo tanto, la información en la prensa suele estar más desarrollada.
La ubicación del anuncio es crucial: si está en la parte superior de la página, llama más la atención. Otros formatos destacados incluyen páginas enteras, dobles páginas, la portada, etc.
Son publicaciones que a menudo dependen económicamente de los anuncios. El tipo de público al que se dirigen es aún más específico que en la prensa diaria. Esto permite llegar al público objetivo de manera más directa y rápida.
En la publicidad exterior, el espectador tiene menos tiempo para analizar el mensaje y recibe menos información detallada. Suele consistir en una imagen impactante con un titular grande y una o dos frases cortas.
En televisión, los spots suelen tener una duración estándar de unos 20 segundos y se paga por segundo de emisión. En el cine, los anuncios pueden durar más de 20 segundos. La ventaja de los spots de cine es que el espectador los tiene que ver sí o sí, ya que no puede hacer zapping, lo que encarece su emisión. Aunque no hay un límite estricto de anuncios en el cine, un exceso puede generar quejas del público.
Este formato existe en televisión, pero no en cine. Suele realizarse en programas tipo magazine, informativos, etc., y es el propio presentador quien habla del producto. La telepromoción tiene un aspecto positivo: la vinculación del producto con el personaje (presentador/a). Si este personaje es potente y tiene valores asociados, estos pueden transferirse al producto. Por ley, toda telepromoción debe incluir un chyron (un texto sobreimpreso) para indicar claramente que se trata de publicidad y no forma parte del contenido editorial del programa (aunque a veces se intenta disimular eligiendo encuadres o fondos que lo hagan menos visible, ya que la ley no siempre especifica cómo debe mostrarse).
El patrocinio también puede darse en la radio. La idea es vincular la marca o producto a un programa o sección específica. Siempre que se emita ese programa o sección, el producto patrocinador estará presente (por ejemplo, ‘Estrella Damm patrocina…’). En este formato no se explican las características del producto, solo se asocia la marca al contenido. Suele darse principalmente en TV.
Las productoras pueden obtener ingresos significativos mediante el product placement, especialmente en programas de ficción (series, películas), aplicable tanto a TV como a cine. Su gran ventaja es que el espectador ve los productos integrados en la narrativa como en la vida real, sin activar necesariamente un filtro mental ‘anti-publicidad’. Se percibe la ficción de manera similar a la realidad. Este formato no permite describir el producto; simplemente aparece integrado en la escena, aportando realismo a la ficción.
Inicialmente, hasta los años 50, la aparición de marcas se hacía de forma menos consciente. Luego, se prohibió mostrar marcas en TV/cine sin acuerdo económico, lo que llevó a la aparición de ‘marcas blancas’ creadas para la ficción. El problema era que esto resultaba poco realista y restaba credibilidad. Esta prohibición fue temporal, desapareciendo alrededor de los años 70. Una película icónica que cambió la percepción del product placement fue E.T., el extraterrestre (con una conocida marca de caramelos).
El product placement no debe ser excesivamente evidente, ya que si el espectador percibe claramente la intención publicitaria, pierde efectividad y puede generar rechazo. Opera a un nivel menos consciente, y pierde valor cuando se hace demasiado obvio. Esta falta de consciencia es diferente de la publicidad subliminal (que está prohibida), donde el estímulo no se percibe conscientemente en ningún momento.
Es una tendencia más reciente. Se graba con un objeto neutro (por ejemplo, una lata de cerveza de color verde croma) y, en postproducción digital, se inserta la marca deseada. Esto permite adaptar la publicidad a diferentes mercados o países, aunque siempre debe buscarse la credibilidad y la integración natural en la escena.