Portada » Diseño e Ingeniería » Estrategias y Modelos Óptimos de Mantenimiento Industrial y de Edificaciones
La norma EN 13306 sobre terminología establece, según el carácter de las tareas, 6 tipos de mantenimiento:
Cada equipo necesita una combinación de tipos de mantenimiento, definiendo así unos modelos de mantenimiento:
Realizando una comparativa entre modelos de mantenimiento se puede afirmar que, según la estrategia expuesta, los criterios más beneficiosos son:
Las técnicas de mantenimiento avanzado combinan estrategias organizativas y metodologías específicas conocidas como mantecnologías. Estas ayudan a gestionar y ejecutar el mantenimiento de forma eficiente.
Una de estas técnicas es el Mantenimiento Centrado en la Fiabilidad (RCM), que analiza fallos de manera rigurosa para mejorar resultados y reducir costos. Este enfoque involucra a todo el personal y busca eliminar mantenimientos innecesarios, aumentando la productividad mediante planificación, auditorías y métodos avanzados. Aunque RCM mejora la fiabilidad y optimiza costos, no es recomendable para equipos nuevos debido a su dependencia de experiencias previas, además de requerir liderazgo y ser un proceso lento.
Otra técnica es el Mantenimiento Según Estado (MOC), que se basa en realizar inspecciones regulares por personal experimentado para anticipar fallos y evitar averías graves. Este enfoque permite conocer las instalaciones, ajustar procesos productivos y evitar la pérdida de conocimiento ante externalización. Sin embargo, su simplicidad puede llevar a reemplazar mantenimientos preventivos más organizados por falta de experiencia o recursos.
Por último, el Mantenimiento Productivo Total (TPM) delega tareas de mantenimiento básicas a los operarios de producción, fomentando su responsabilidad y cooperación. Esta técnica mejora la eficacia de la empresa, reduce averías y tiempos de reparación, y promueve el ahorro energético. Sin embargo, puede generar conflictos entre producción y mantenimiento, además de depender de una sólida cultura organizativa para tener éxito.
En conjunto, estas técnicas ofrecen enfoques adaptados a diferentes necesidades y recursos, permitiendo a las organizaciones optimizar la gestión del mantenimiento.
La externalización, también conocida como outsourcing, es una estrategia empresarial que busca mejorar resultados, ya sea aumentando ingresos, reduciendo costos o fortaleciendo la competitividad y productividad. En el ámbito del mantenimiento, delegar estas tareas a empresas especializadas puede ser una solución eficiente, ya que en muchos casos su gestión resulta compleja y difícil de realizar internamente.
Antes de decidir externalizar, es crucial valorar sus ventajas e inconvenientes.
Una vez tomada la decisión de externalizar, es necesario elaborar un contrato detallado, según la norma UNE EN española, que incluya un pliego de condiciones claras y concisas abarcando aspectos técnicos, legales, económicos y organizativos. El contrato debe ser breve pero preciso, incluyendo el alcance de las tareas, objetivos y las responsabilidades de cada parte.
El seguimiento del contrato también es fundamental. La empresa contratante debe facilitar la labor de la empresa proveedora y supervisar indicadores clave, gestionar presupuestos y recursos, y controlar la calidad de los servicios. Por su parte, el proveedor debe garantizar los recursos necesarios, la supervisión técnica y una adecuada gestión administrativa. Este enfoque integral asegura que la externalización cumpla con los objetivos esperados.
El mantenimiento y conservación de edificios son esenciales para prolongar su vida útil y garantizar que cumplan con sus funciones. Todo inmueble, por su uso, se deteriora y requiere atenciones periódicas basadas en principios de calidad y prácticas tradicionales como limpieza y pintura.
El Código Técnico de la Edificación (CTE) establece pautas de mantenimiento, y en la fase de diseño se deben prever elementos de seguridad y accesos para el mantenimiento. Durante la construcción, se debe respetar el diseño original, incluir manuales de mantenimiento y comenzar tareas preventivas y correctivas.
Un Programa de Conservación debe estructurarse en fases:
Este programa requiere recursos humanos, materiales, equipos y herramientas, y abarca elementos clave del edificio como cimentaciones, fachadas, cubiertas, particiones y aislamientos.
Los agentes agresivos incluyen factores atmosféricos y el desgaste por uso público. Las reparaciones más comunes son juntas de dilatación, filtraciones, humedades y arreglos en suelos, techos y goteras. Un enfoque integral asegura un mantenimiento eficiente y la protección del inmueble.
El mantenimiento y conservación de edificios son fundamentales para alargar su vida útil y asegurar que continúen funcionando adecuadamente a lo largo del tiempo. Los inmuebles, al ser sometidos a uso continuo, sufren un desgaste inevitable que requiere atención periódica. Estas actividades de conservación, además de ser una necesidad, deben realizarse siguiendo principios de calidad y las prácticas tradicionales de la cultura popular, como la limpieza de tejados, encalado de paredes y pintura de puertas.
Los objetivos clave del mantenimiento incluyen:
El Código Técnico de la Edificación (CTE) establece pautas claras para el mantenimiento de edificios, destacando la importancia de prever en la fase de diseño elementos de seguridad y accesibilidad para facilitar las labores de mantenimiento. Durante la fase de construcción, las modificaciones deben tener en cuenta la facilidad de mantenimiento, y es obligatorio entregar manuales de uso y mantenimiento al finalizar la obra.
Para gestionar adecuadamente la conservación, se debe elaborar un Programa de Conservación que defina tareas periódicas, asigne recursos humanos y materiales, y contemple la programación de actuaciones de mantenimiento preventivo y correctivo.
Este programa también debe identificar los agentes agresivos que pueden afectar a los edificios, como los factores atmosféricos o el uso intensivo de los espacios. Las reparaciones más comunes incluyen la reparación de juntas de dilatación, la corrección de desperfectos en suelos, techos y rodapiés, y la reparación de filtraciones o humedades. Un enfoque integral y bien organizado para la conservación asegura la durabilidad del edificio, reduciendo costos a largo plazo y garantizando la seguridad y funcionalidad de las instalaciones.
El mantenimiento ha llegado a un punto de estancamiento, lo que hace imprescindible implementar un Mantenimiento Modificativo, orientado a mejorar los resultados con menos esfuerzo, como la reducción de costes y el aumento de la fiabilidad. Sin embargo, esto puede generar resistencia interna en los equipos de mantenimiento.
Innovar en este campo se puede realizar a través de dos líneas principales:
Para aplicar estos cambios, se siguen varios pasos:
Además, el benchmarking se vuelve crucial para mejorar, permitiendo comparar las prácticas con las de empresas líderes, aunque las dificultades para compartir datos y la falta de homogeneización en los criterios de medición pueden ser obstáculos a superar.
La identificación y gestión de patologías en pavimentos es crucial para la seguridad operacional, incluyendo la amenaza que representa la posible ingesta de material (FOD – Foreign Object Debris) por parte de las turbinas.