Decreto de Desamortización de Mendizábal (19 de febrero de 1836)

Análisis del Decreto

Naturaleza del texto: Texto político-jurídico de carácter normativo (decreto real). Fuente primaria.

Autor: Promulgado en nombre de Isabel II, pero impulsado por el gobierno liberal progresista de Juan Álvarez Mendizábal.

Destinatario: La nación española, especialmente propietarios y comerciantes.

Intencionalidad: Reducir la deuda pública y fomentar el desarrollo económico mediante la venta de bienes eclesiásticos.

Contexto espacio-temporal: España, regencia de María Cristina, Primera Guerra Carlista (1833-1840).

Ideas Principales

• Venta de bienes raíces de comunidades y corporaciones religiosas.
• Excepción de edificios con fines públicos, monumentos y memoria nacional.
• Objetivo: reducir la deuda pública y fomentar la agricultura y el comercio.

Términos clave:

• Desamortización: Proceso de expropiación y venta de bienes eclesiásticos y comunales.
• Deuda pública consolidada: Obligaciones financieras del Estado.

Resumen: El decreto establece la venta de bienes del clero para reducir la deuda pública y fomentar la inversión privada. Se exceptúan edificios de servicios públicos o patrimonio histórico.

Antecedentes y Consecuencias

Antecedentes: Intentos previos de desamortización desde el siglo XVIII (Reformismo Borbónico, desamortización de Godoy en 1798). El proceso se acelera con el liberalismo en el siglo XIX.

Desarrollo: La Desamortización de Mendizábal (1836) fue clave para el gobierno progresista. Buscaba reducir la deuda pública y aumentar la clase media propietaria. Sin embargo, benefició principalmente a grandes propietarios y burgueses.

Consecuencias:

• Económicas: Expansión del capitalismo agrario.
• Sociales: Pérdida de poder del clero y descontento religioso.
• Políticas: Fortalecimiento del liberalismo y oposición carlista.

Conclusión: El Real Decreto de 1836 marcó un punto de inflexión, consolidando el liberalismo económico y debilitando al clero. Generó desigualdades al concentrar la tierra en una élite.

Proclama de la Revolución «La Gloriosa» (Cádiz, 19 de septiembre de 1868)

Análisis de la Proclama

Naturaleza del texto: Texto político de carácter revolucionario y propagandístico (proclama). Fuente primaria.

Autor: Líderes militares y políticos del movimiento revolucionario: Francisco Serrano, Juan Prim, Domingo Dulce.

Destinatario: Todos los españoles.

Intencionalidad: Justificar la rebelión contra Isabel II y llamar a la población a las armas.

Contexto espacio-temporal: Cádiz, 19 de septiembre de 1868, Revolución de 1868 («La Gloriosa»).

Ideas Principales

• Rechazo al gobierno de Madrid y llamado a la insurrección.
• Denuncia de corrupción y falta de libertades.
• Propuesta de gobierno provisional y sufragio universal.
• Llamado a la unidad para la regeneración de España.

Términos clave:

• Soberanía nacional: El poder reside en el pueblo.
• Sufragio universal: Derecho al voto para todos los ciudadanos.
• Gobierno provisional: Administración temporal tras la caída de Isabel II.

Resumen: La proclama justifica el levantamiento contra Isabel II, denuncia la corrupción y la falta de libertades, y propone un gobierno provisional y sufragio universal. Llama a la población a unirse a la lucha.

Antecedentes y Consecuencias

Antecedentes:

• Crisis política y económica durante el reinado de Isabel II (1833-1868).
• Autoritarismo, corrupción y favoritismo en el gobierno.
• Descontento político y represión de los progresistas.

Desarrollo:

• «La Gloriosa»: Levantamiento liderado por militares progresistas y sectores liberales y demócratas.
• Comenzó en Cádiz y se extendió, obligando a Isabel II a exiliarse.
• Se instauró un Gobierno Provisional (1868-1871) que redactó una nueva constitución (1869).

Consecuencias:

• Caída de Isabel II y exilio.
• Proclamación de un gobierno provisional y elecciones democráticas.
• Elección de Amadeo I de Saboya (1870), inicio de una etapa inestable que desemboca en la Primera República Española (1873-1874).

Conclusión: La proclama de Cádiz es un documento clave de la Revolución de 1868, que marcó el fin del reinado de Isabel II y el inicio de una nueva etapa política. Representa el triunfo del liberalismo y la lucha por la regeneración, aunque la consolidación de un nuevo orden fue difícil.