Portada » Geografía » Dinámica Demográfica y Distribución de la Población en España: Análisis y Tendencias
Los efectivos demográficos de España ascendían en 2008 a 46.063.511 personas.
Desde principios del siglo XX hasta hoy, la población española se ha duplicado. Este crecimiento, resultado del crecimiento natural y del saldo migratorio, no ha sido constante, sino que en él pueden distinguirse tres etapas:
Los 46 millones de habitantes que tiene España se distribuyen irregularmente en el espacio. Para expresar esta distribución se utiliza el concepto de densidad de población, que relaciona la población de una zona con su superficie en kilómetros cuadrados.
Población
D= ——————————- = hab/km2
Superficie en Km2
La densidad de población española ha ido aumentando a lo largo del tiempo hasta situarse actualmente en 91,18 hab/km2 (2008). Este valor es moderado e inferior a la media europea, que sobrepasa los 110 hab./Km2. Sin embargo, este valor medio esconde fuertes desequilibrios espaciales entre áreas de concentración, que superan claramente la media nacional, y áreas de despoblamiento, donde no se alcanzan los 25 hab/km2.
Así, la distribución de la población española presenta los siguientes rasgos:
a.- Contrastes entre la periferia y el interior. Las grandes áreas de alta densidad se localizan en Madrid, la periferia peninsular, Baleares y Canarias, contando también a Ceuta y Melilla; y las grandes áreas de baja densidad, en el interior peninsular, correspondiendo las densidades más bajas a algunas áreas de montaña.
b.- Contrastes entre las áreas urbanas y las rurales. En cada una de las áreas anteriores, las mayores densidades demográficas corresponden a los núcleos urbanos: las capitales provinciales y las ciudades con importantes funciones económicas, industriales o terciarias. Así, los municipios urbanos de más de 100.000 habitantes acogen al 35 % de la población en menos del 3% del espacio, mientras que los municipios rurales, con menos de 10.000 habitantes, albergan solo al 23,9% de la población en el 80% del territorio.
Los factores que explican estas desigualdades en el reparto de la población son naturales e históricos.
* Aumentaron su peso Madrid (por su papel como capital y centro financiero del Estado, que estimuló su desarrollo industrial) y las regiones periféricas, en unos casos por su alto crecimiento natural (Galicia, Andalucía y Murcia), y en otros por la instalación de industrias que atrajeron población (Asturias, País Vasco y Cataluña). En cambio, las regiones del interior continuaron perdiendo efectivos demográficos.
* La concentración de la población en las ciudades se incrementó, especialmente en las que recibieron implantaciones industriales o fueron elegidas como capital provincial. Ambas recibieron inmigrantes procedentes del campo, que inició así un proceso de despoblamiento.
Las consecuencias de este desequilibrio en el reparto de la población, que es un reflejo de las desigualdades en el desarrollo económico, son socioeconómicas y medioambientales.
Para paliar estos desequilibrios, es necesario promover el desarrollo endógeno de las zonas más despobladas, diversificando las actividades económicas y creando infraestructuras y servicios que colaboren al mantenimiento de la población.