Portada » Lengua y literatura » La Amante del Teniente Francés de John Fowles: Un Desafío a las Convenciones Victorianas
John Fowles, en su obra «La Amante del Teniente Francés» (1969), nos transporta a un pequeño pueblo portuario en la costa sur de Inglaterra. La novela se desarrolla en 1867, un año significativo marcado por dos eventos clave: el intento fallido de John Stuart Mill de otorgar el derecho al voto a las mujeres y la publicación de «El Capital» de Karl Marx. Estos hechos, junto con la influencia del pensamiento darwiniano, especialmente «El Origen de las Especies», se entrelazan en la trama y en la psicología de los personajes.
La principal preocupación social de Fowles es la condición del hombre, atrapado en roles que le niegan la libertad individual y el autoconocimiento. Los protagonistas se enfrentan a situaciones que deben superar para alcanzar la libertad. La novela explora esta lucha a través de la parodia, característica del postmodernismo, examinando la relación entre ficción y realidad.
La originalidad de la novela radica en su deconstrucción de dos elementos clave del realismo clásico: el narrador omnisciente y el final cerrado. Fowles juega con la figura del autor, transformando al narrador en tercera persona omnisciente en un personaje que interactúa con la historia. Este narrador ofrece una visión detallada del entorno y comenta libremente sobre los personajes y eventos, a menudo dirigiendo al lector a reflexionar sobre las paradojas entre la época victoriana y la nuestra.
El narrador, en ocasiones, hace comentarios irónicos y humorísticos sobre las costumbres victorianas, comparando, por ejemplo, la frecuencia de las relaciones sexuales entre ambos períodos o mencionando la posibilidad de comprar a una niña de 13 años. Estos comentarios establecen una complicidad con el lector, persuadiéndolo a confiar en su juicio sobre la moral victoriana.
En el capítulo 13, el narrador revela explícitamente que está contando una historia y que los personajes nunca existieron fuera de su mente. Esta ruptura del marco narrativo realista nos hace reflexionar sobre las convenciones literarias y la aceptación voluntaria de las premisas de la obra como verdaderas. Fowles incluso sugiere la posibilidad de que la novela sea una autobiografía de un escritor llamado Charles Smithson, disfrazado de John Fowles, apuntando a un argumento postmodernista: la prudencia de ver la realidad cotidiana como una concepción similar a la ficción.
Fowles utiliza las técnicas del novelista victoriano, pero rompe con la tradición al ofrecer tres finales diferentes. Inicialmente, Charles elige a Ernestina, rechazando a Sarah, la «mujer caída». Sin embargo, el narrador interviene, revelando que las cosas no sucedieron como se narraron. Charles decide buscar a Sarah, y la narración se bifurca nuevamente. Estos múltiples finales invitan al lector a reflexionar sobre la arbitrariedad de las convenciones narrativas y la apertura de la vida, que desafía nuestros intentos de control y orden ideológico.