Portada » Historia » El Desastre del 98 y los Nacionalismos en España: Orígenes, Consecuencias y Contexto Histórico
Se entiende por el «desastre del 98» a la pérdida de las últimas colonias americanas que estaban bajo control español: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esta derrota tuvo grandes consecuencias sociales y políticas en España, caracterizándose por la frustración. Aunque, desde el punto de vista económico, no tuvo gran repercusión, ya que hubo una gran cantidad de bienes repatriados, lo que sirvió para invertir en el desarrollo industrial. En el ámbito ideológico, surge el regeneracionismo, impulsado por intelectuales y políticos que criticaban la situación de España y que buscaban una modernización social y desarrollo.
La guerra de Cuba se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XIX. Durante todo el proceso, Estados Unidos estuvo muy unido a Cuba, ya que tenían economías muy ligadas, lo que llevó a EEUU a tener tal interés en Cuba que pretendió comprarla.
La guerra llegaría a su fin en el año 98, después de que fuera a luchar contra el ejército de Martínez Campos, posteriormente sustituido por Weyler. Pero el hecho más importante fue el apoyo de Estados Unidos a Cuba en la guerra. Finalmente, en el Tratado de París, se decretaría que Cuba, Puerto Rico y Filipinas pasarían a ser pertenencia de EEUU a cambio de una compensación económica.
Contextualización: Imperialismo europeo (África).
El regeneracionismo se entiende como la corriente ideológica que surgió a raíz del desastre del 98, es decir, la pérdida de las últimas colonias americanas de España. Este hecho, que no tuvo grandes consecuencias económicas, fue la causa de este movimiento, encabezado por pensadores y políticos que buscaban la regeneración de España desde la clase política. Sus principales metas eran: dignificación política, modernización social y mejorar el desarrollo cultural.
Sus principios fueron:
Las consecuencias políticas del desastre del 98, además de la ya comentada aparición del regeneracionismo, fueron el fortalecimiento de los nacionalismos catalán y vasco.
Las consecuencias económicas no fueron grandes debido a la repatriación de bienes de inversores de Cuba a España, aunque las pérdidas demográficas de la guerra fueron notables.
La mayor consecuencia estuvo relacionada con la mentalidad de la sociedad, ya que el sueño del imperio español se vio desvanecido por completo y comenzó a haber una frustración general con respecto a la situación del país.
Otras causas menores fueron la mirada en otras colonias de ultramar como el norte de África y el desprestigio militar por la pésima actuación en la guerra.
El nacionalismo catalán tiene su origen en la década de 1830. Es un movimiento que buscaba la reivindicación de la lengua y la cultura catalana. Un punto clave es la rápida industrialización textil comparada con el resto de España. Comienza como un movimiento literario y luego se expandirá a la política, buscando el autogobierno de la región catalana.
Primeramente, durante la República, vio una oportunidad en el federalismo. Posteriormente, en la Restauración, surge como una reacción a la uniformidad española.
Este nacionalismo se explica por los siguientes puntos:
Fue apoyada por la burguesía y las clases populares catalanas.
A finales del siglo, logran imponerse y en las Bases de Manresa defienden su postura de autogobierno, pero no de independencia.
El nacionalismo vasco surge por dos hechos: las guerras carlistas, que acaban con los fueros, y la industrialización, que favoreció el sentimiento nacionalista como forma de defender las tradiciones y costumbres vascas.
Tras la derrota del carlismo, los fueristas se dividieron entre los que apoyaban la unión vasco-navarra y los que apoyaban el autonomismo.
El apoyo provenía del carlismo (Sabino Arana), la burguesía industrial y las clases obreras.
Sabino Arana fue el propulsor del nacionalismo vasco, fundando el Partido Nacionalista Vasco (PNV) basándose en los siguientes ideales ideológicos: