Portada » Historia » La Segunda República Española: Un Análisis de su Evolución Política y Social
Introducción: La Segunda República (1931-1936) fue una experiencia de implantación en España de un régimen político democrático. Los desafíos que tuvo que afrontar el régimen fueron muchos y, además, en el contexto de una coyuntura de profunda crisis económica mundial y mientras duró, se debatía entre el fascismo y la democracia. La permanente inestabilidad política, la fuerte radicalización de las posturas y, finalmente, un golpe de Estado protagonizado por una parte del ejército harán que el segundo intento republicano español fracase, ahogándose en la triste experiencia de la Guerra Civil.
En este periodo comenzaron a tomar fuerza las organizaciones de derechas, reflejándose con:
Las protestas cundieron por el país y estas tensiones agotaron al gobierno de Azaña que se vio obligado a dimitir, se disolvió el parlamento y se convocaron nuevas elecciones en 1933.
En un contexto de crisis económica internacional y el auge de los extremismos en Europa, con el triunfo de Hitler en Alemania y de Stalin en la URSS, la lucha política se va a radicalizar en nuestro país con un panorama de:
En 1933 se convocaron elecciones, la CEDA consiguió el número mayor de diputados, pero Alcalá Zamora mandó formar gobierno a Alejandro Lerroux del partido radical, el segundo con el número de diputados, evitando un cambio radical de gobierno de izquierda a derecha.
La CEDA apoyó al gobierno desde el parlamento, pero Lerroux se vio obligado a iniciar una política de rectificación de las reformas del bienio anterior:
Entre los dos partidos políticos había una tensión que dio lugar a la radicalización de la izquierda, teniendo como consecuencia una huelga general contra el gobierno. La reacción del gobierno fue el endurecimiento de su política: se suspendió el estatuto de autonomía de Cataluña y se redactó una nueva ley de reforma agraria que era una verdadera contrarreforma.
En un ambiente radicalizado se presentaron las candidaturas a las elecciones de 1936:
La victoria fue para el Frente Popular y la derecha triunfó en el norte y en el interior del país. Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República y el objetivo era que Indalecio Prieto ocupara la jefatura de gobierno, pero el partido socialista formó un gobierno presidido por Casares Quiroga e informado por republicanos de izquierda. Dicho gabinete inició la acción reformista:
Todo esto llevó a enfrentamientos entre falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Y mientras la conspiración militar contra el Frente Popular avanzaba, Emilio Mola se convirtió en el jefe de la conspiración ayudado por Franco, Varela, Goded y líderes políticos.
Al ser asesinado el teniente Castillo el 12 de julio, la respuesta fue el asesinato de José Calvo Sotelo. Y el 18 de julio el golpe de Estado se extendió a la península y así comenzó una guerra civil de tres años que dio lugar a una dictadura de 40 años.
La República había fracasado una vez más. El régimen republicano que con su reforma había contribuido a fortalecer la izquierda y mejorar las condiciones de las clases populares no fue aceptado por la élite y los grupos conservadores agrupados en torno a la derecha. Además, la dinámica revanchista iniciada en la II República, con reforma y contrarreforma, hace difícil la reconciliación nacional. La dictadura franquista que siguió a la guerra civil no sólo hereda la trayectoria sino que le da continuidad. Habrá que esperar 40 años para que el sistema democrático se haga realidad y poder apreciar los primeros signos de reconciliación nacional.
La sublevación militar estuvo precedida por varios meses de violencia y conspiraciones desde la victoria del Frente Popular. Los anarquistas ocupaban tierras y amenazaban con la revolución social y el ejército preparaba la sublevación contra la República y los asesinatos políticos sucedían a diario. La situación internacional era el enfrentamiento entre fascismo y comunismo.
La sublevación militar fue preparada por el General Mola, contando con el apoyo de Marruecos y de Franco. También el apoyo de partidos monárquicos, falangistas, carlistas y de Juan March. La excusa de la sublevación fue el asesinato de Calvo Sotelo como venganza por el asesinato del Teniente Castillo. Se inició en Marruecos el 17 de julio y al día siguiente en la Península. El golpe de estado fracasó y la República no dominó dicha sublevación.
En 1936 nadie esperaba que el conflicto fuera tan largo, y había tendencias políticas diferentes y sin liderazgo claro.
Parte del éxito fue la capacidad de organizar un mando unificado y fuerte.
La desarticulación de la República tuvo la consecuencia del estallido del movimiento revolucionario de obreros en la República. Ante la pasividad e impotencia del gobierno de Casares, los comités se armaron y dicho gobierno fue sustituido por el Gobierno Giral.
El Gobierno de Largo Caballero se trasladó a Valencia e intentó unificar el poder político para dirigir la guerra, aunque tuvo dificultades en Cataluña. La situación generó un conflicto entre grupos obreros y provocó la dimisión de Largo Caballero.
El Gobierno de Negrín y los comunistas. Negrín dirigió un gobierno socialista con fuerte apoyo de comunistas y luchó por la unidad política y militar para conseguir resistir el máximo tiempo posible. El apoyo de comunistas era esencial ya que contaba con el apoyo de la URSS.
El Golpe de Estado del Coronel Casado. La sucesión de derrotas de la República y la conferencia de Munich alejaba la posibilidad de guerra mundial y llevó a buscar una paz negociada con Franco. Por ello, el golpe de estado derribó al gobierno de Negrín y negoció la paz con Franco. Dicha república provocó un fuerte déficit agrícola.