Portada » Economía » Análisis Integral de Flujo de Caja: Horizonte de Evaluación, Financiamiento y Rentabilidad
El horizonte de evaluación es el período utilizado para estimar los flujos de caja y medir la rentabilidad de un proyecto. La vida útil del proyecto, por otro lado, se refiere al tiempo durante el cual se esperan beneficios o se resuelven los problemas que el proyecto aborda. Estos dos conceptos no necesariamente coinciden.
Para determinar el horizonte de evaluación, se deben considerar los siguientes factores:
Cuando se utiliza deuda, el préstamo reduce la inversión inicial del inversionista y genera ahorros tributarios a través de los intereses, que disminuyen la utilidad contable. Las cuotas incluyen tanto intereses como amortización como egresos.
Con leasing, las cuotas completas son deducibles de impuestos. En el leasing financiero, los pagos futuros y la opción de compra se consideran como activos. En el leasing operativo, las cuotas se tratan como un gasto, similar al alquiler.
La rentabilidad se mide sin incluir efectos de apalancamiento, considerando únicamente los recursos propios invertidos. No se incluyen amortizaciones ni cuotas de leasing, centrándose en la utilidad neta generada por la operación directa del proyecto.
El leasing financiero implica contratos a largo plazo con opción de compra al final, mientras que el leasing operativo es similar a un alquiler sin adquirir el bien. La principal ventaja del leasing es que genera un mayor ahorro tributario, ya que toda la cuota se considera un gasto deducible.
Las economías de escala se producen cuando el aumento de la producción reduce los costos, por ejemplo, con descuentos en compras mayores. Las deseconomías de escala ocurren cuando el incremento de la actividad genera costos adicionales, como mayores fletes.
Los costos fijos y variables pueden variar en función de los niveles de producción y requieren proyecciones ajustadas a escenarios específicos.
Debe incluir los ingresos y egresos efectivos de cada período, los gastos no desembolsables (como la depreciación), los impuestos calculados sobre las utilidades, los ajustes por gastos no desembolsables, y los ingresos y egresos no afectos a impuestos (como inversiones iniciales o valores de desecho).
Los gastos no desembolsables, como la depreciación, reducen la base imponible de impuestos, generando un ahorro tributario. Aunque no representan un egreso real de caja, su impacto fiscal debe considerarse para reflejar correctamente el flujo financiero.
El horizonte de evaluación es el período de tiempo en el que se proyectan los flujos de caja para medir la rentabilidad del proyecto. Puede coincidir o no con la vida útil del proyecto, dependiendo de factores como el valor remanente, la flexibilidad en la tecnología o los contratos asociados.
Cuando se elimina un activo o se realiza una desinversión, la disminución de la depreciación genera un incremento en las utilidades antes de impuestos y, por lo tanto, mayores impuestos.
La vida útil es el período durante el cual el activo o proyecto genera beneficios. El horizonte de evaluación es el período seleccionado para analizar la rentabilidad, que puede ser más corto o más largo, dependiendo de criterios financieros o estratégicos.
Incluye gastos operativos iniciales, como seguros o sueldos, que son necesarios para la puesta en marcha del proyecto, aunque no se consideren inversión de capital.
Se deben incluir los efectos del financiamiento: intereses (afectos a impuestos), amortización de la deuda y, en caso de leasing, considerar el pago de cuotas completas como gastos deducibles.
Es un contrato donde se adquiere el uso de un activo mediante pagos periódicos, con la opción de compra al final del contrato. El valor de las cuotas se contabiliza como un pasivo, y se considera activo el bien alquilado.
Son la diferencia entre el valor nominal del contrato de leasing y el valor actual de los pagos futuros. Estos intereses se reconocen como gasto financiero a lo largo del contrato.
Con deuda, solo los intereses son deducibles de impuestos, mientras que con leasing, toda la cuota es deducible. Además, la deuda incluye amortizaciones, mientras que el leasing no impacta directamente en el balance del inversionista.
Es la diferencia entre los flujos de caja con proyecto y sin proyecto, considerando solo los cambios adicionales generados por la implementación del proyecto.
El flujo incremental analiza las variaciones atribuibles al proyecto, mientras que el flujo diferencial evalúa el impacto total de elegir una opción sobre otra.
Se incluye como ingreso en el momento de la venta del activo o como menor ingreso en el futuro, dependiendo de si se sustituye o no.
El capital de trabajo aumenta proporcionalmente a los niveles de operación, incluyendo costos variables, inventarios y cuentas por cobrar.
El capital de trabajo disminuye proporcionalmente, liberando recursos que pueden ser recuperados.
Generalmente se fija en 10 años, incluyendo el valor remanente al final del período. Puede variar si los activos principales tienen una vida útil distinta.
Se establece en el período más corto entre la vida útil remanente del activo existente y el nuevo, considerando el momento óptimo para el reemplazo.
Se calcula el costo anual equivalente de las opciones y se evalúa bajo un supuesto de repetibilidad perpetua.
Con deuda, solo los intereses son deducibles de impuestos, mientras que con leasing, toda la cuota lo es. Además, el leasing no requiere un desembolso inicial, mientras que la deuda reduce la inversión inicial del inversionista.
Sí, si los beneficios provienen de valores no líquidos, como el valor de desecho, que no pueden usarse para pagar deudas.
Sí, si los flujos operativos generan liquidez suficiente para cubrir las obligaciones financieras.
Complica las proyecciones y puede duplicarse el efecto si se usa una tasa de descuento que ya considera la inflación.
Cuando los ingresos y costos tienen distintas tasas de crecimiento inflacionario, alterando los flujos proyectados.
Se reduce, ya que el valor de los activos disminuye en términos reales y no se refleja en las proyecciones financieras.
La carga de la deuda disminuye en términos reales, beneficiando al inversionista al pagar montos fijos con dinero de menor valor.