Portada » Filosofía » Moralidad: Origen, Fundamentos y Dimensiones Sociales e Individuales
La moral es un hecho real presente en todas las sociedades. Se trata de un conjunto de normas que se transmiten de generación en generación, evolucionan con el tiempo y presentan diferencias significativas respecto a las normas de otras sociedades y épocas históricas. Estas normas sirven para orientar la conducta de los miembros de esa sociedad.
El origen de las demandas morales surge de la necesidad de un sistema de normas, reglas o deberes que regulen nuestras acciones. Este sistema exige el cumplimiento de normas que se convierten en deberes morales adquiridos. Cada sociedad y país establece las reglas que sus miembros deben acatar, las cuales funcionan como defensa de la estructura social. La sociedad actual es muy diferente a la de periodos anteriores y es, en gran medida, relativa. La moral puede ser tanto social como individual, ya que se rige por ciertas normas o leyes, pero es el individuo quien decide cómo actuar y discernir entre lo correcto y lo incorrecto en su vida.
Podemos resumir algunas perspectivas sobre el origen de las normas éticas en los siguientes puntos:
La moral es más que un simple conjunto de reglas para guiar la conducta. Es una guía, pero también es mucho más. A menudo se percibe erróneamente como una serie de restricciones arbitrarias al disfrute de la vida. Sin embargo, la vida moral es, en esencia, la vida del amor: amor a Dios y amor al prójimo. Este amor necesita una forma definida, y los mandamientos y virtudes configuran ese rostro, mostrando qué constituye el amor auténtico y qué no. No puede haber una visión auténtica de la moral sin una visión auténtica de la persona. La moral se fundamenta en la dignidad de la persona humana, y Dios, como creador de la persona, es el fundamento último de la moral.
La visión liberal del hombre y la sociedad establece una separación entre la persona y el orden social. La persona es un sujeto libre que se realiza al poner su libertad al servicio de sus ideales. El orden social es una realidad objetiva preexistente, el escenario donde se desarrolla la persona. Desde una perspectiva cristiana, el orden social procede de Dios y, como don del Creador, merece respeto y veneración.
La sociología moderna ha estudiado los fenómenos sociales, revelando que el grupo social es más que la suma de sus miembros. La sociedad no es un simple conjunto de individuos; existe una conducta colectiva o comportamiento social. Hay una interacción entre la persona y la sociedad: la sociedad influye en la persona y deja su huella en ella. Esta influencia mutua se puede resumir en tres premisas simultáneas:
Por lo tanto, existe una ética social junto a la ética personal. Mientras que la moral humana se centra en la acción que el individuo ejerce sobre sí mismo, la moral social se ocupa de las estructuras sociales, que son la forma de ser de una sociedad concreta. La moral se considera social cuando se refiere al grupo social, al mando social y a las estructuras sociales, como realidades cualitativamente diferentes de la persona individual.