Portada » Psicología y Sociología » Exploración del Alma y la Mente: De Aristóteles a Freud
El Tratado del Alma de Aristóteles investiga el funcionamiento interno del cuerpo humano, no a nivel físico, sino en términos de las causas internas que determinan nuestras acciones. Aristóteles estudia el alma desde una perspectiva no religiosa. La palabra «alma», hasta la Edad Media, significaba «cerebro».
Con el inicio de la Edad Media, el alma comienza a ser considerada una entidad espiritual, simbolizando la vida eterna, principalmente debido a la influencia del tratado de San Agustín. Las religiones monoteístas promovieron la idea de un alma espiritual para incentivar la creencia en la inmortalidad a través de la pureza del alma.
A partir del siglo IV, las cuestiones psicológicas se entrelazan con consejos y normas morales. La distinción clara entre lo civil y lo religioso no se establece hasta la Revolución Francesa. Las clases burguesas, a partir del siglo XV, impulsan una cierta libertad de pensamiento, desligada de la religión y la política.
Las primeras investigaciones psicológicas provienen del ámbito científico de la medicina. Sigmund Freud es considerado uno de los primeros psicólogos. Estas investigaciones buscan dar una explicación científica a los pensamientos. En el siglo XIX, algunos médicos desarrollan teorías como la frenología, que intentaba relacionar las medidas y rasgos fisiológicos del rostro con la conducta, creando perfiles de personalidad basados en características físicas.
Sigmund Freud, médico de profesión y hombre culto, se interesa por explicar las causas de conductas determinadas y malestares físicos en individuos corporalmente sanos. Freud atribuye estos problemas a la mente y dedica su vida a intentar darles una explicación científica. El psicoanálisis freudiano se centra en el estudio de las causas psicológicas que determinan conductas de malestar.
En su juventud, Freud conoce el trabajo de Charcot en Francia, quien utilizaba el método hipnótico para explicar cómo la mente produce ciertas causas, trabajando principalmente con pacientes considerados «locos». Freud viaja a Francia para aprender este método, que busca acceder a la mente a través de un estado entre el sueño y la vigilia, llamado vigilia, para identificar y resolver los problemas del individuo.
Freud divide la mente en tres partes:
Según Freud, nuestra mente tiene estas tres funciones, pero a veces una predomina sobre las otras. Los deseos no realizados se almacenan en el inconsciente y pueden manifestarse en los sueños. Freud postula que la sociedad, con sus normas, crea una «mentira» colectiva, llevando a que todos los individuos sean, en cierto grado, neuróticos, ya que no pueden satisfacer todos sus deseos.
Freud identifica una «trampa» en el método hipnótico: la transferencia afectiva. El paciente transfiere su problema al médico, en lugar de resolverlo por sí mismo, debido a una falta de capacidad personal. Freud observa que sus pacientes necesitan contar sus problemas, a menudo vergonzosos, a alguien que no los juzgue. Establece una relación de dependencia entre el psicoanalista y el paciente, donde este último busca un confidente, similar a un «amigo», para evitar el rechazo social que podría experimentar al compartir sus problemas con familiares o amigos.