Portada » Historia » Reinado de Isabel II, Sexenio Democrático y Restauración Borbónica en España: Un Siglo de Transformaciones
Fernando VII cedió el trono a su hija Isabel II, en detrimento de su hermano Carlos María Isidro, quien también aspiraba a reinar. A pesar de la minoría de edad de Isabel, Fernando la antepuso, lo que llevó a una serie de regencias. La primera fue la de su madre, María Cristina. Este hecho provocó un enfrentamiento dinástico e ideológico entre dos bandos: el liberal (que apoyaba a María Cristina) y el carlista (que apoyaba a Carlos María).
Se desencadenó la Primera Guerra Carlista. María Cristina se alió con los moderados, pero los progresistas y el Motín de la Granja (1836) la obligaron a entregar el Gobierno a los progresistas, quienes pusieron fin al Antiguo Régimen.
En 1840, María Cristina dimitió y Espartero asumió la regencia. Espartero, un militar progresista, gobernó de forma autoritaria, lo que generó el rechazo tanto de moderados como de progresistas.
La regencia terminó tras la sublevación de 1843, cuando el general moderado Narváez dio un golpe de Estado. Isabel fue proclamada reina con tan solo trece años, reinando desde 1844 hasta 1868.
Se produjo un pronunciamiento para derrocar a Isabel II, liderado por los generales Serrano y Prim. Isabel II abandonó España. Ante la ausencia de un candidato al trono, se instauró un gobierno provisional presidido por Serrano, que convocó Cortes Constituyentes. Estas aprobaron la Constitución de 1869.
Amadeo de Saboya, un rey democrático, se enfrentó a la oposición de los monárquicos, la Iglesia y los republicanos. Su origen extranjero generó rechazo en amplios sectores de la población. Estalló la Guerra en Cuba y una nueva Guerra Carlista. Incapaz de hacer frente a la situación, Amadeo I abdicó.
Proclamada por las Cortes, la Primera República duró nueve meses y tuvo cuatro presidentes: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. Se enfrentó a graves problemas:
El general Pavía dio un golpe de Estado y disolvió las Cortes en enero de 1874. Un nuevo pronunciamiento, protagonizado por Martínez Campos en diciembre de 1874, restauró la dinastía de los Borbones.
Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II. El rey, partidario de la monarquía constitucional, nombró presidente del Gobierno a Antonio Cánovas del Castillo. Cánovas puso fin a las guerras de Cuba y a la carlista, y creó un nuevo sistema político.
El sistema se basaba en dos pilares:
El turnismo fue posible gracias a la corrupción electoral. El rey decidía quién gobernaba y luego se convocaban elecciones que se amañaban para que ganara el partido elegido. Se utilizaban dos métodos principales: