Portada » Filosofía » Cosmovisiones Filosóficas: Geocentrismo, Vida, Religión y Antropología Cristiana
La primera teoría racional sobre la forma del mundo fue la concepción geocéntrica griega. Esta teoría estaba configurada, en el aspecto astronómico, por el sistema de Ptolomeo, y en el aspecto físico, por la filosofía de la naturaleza de Aristóteles. Comprendía el mundo como una estructura metafísica en la que se distinguían dos ámbitos: un mundo sublunar, en cuyo centro está situada la Tierra, y un mundo supralunar, con un primer motor inmóvil actuante y la finalidad de este cosmos.
Antes de la Edad Moderna, la concepción del mundo era muy sencilla, pero esta fue destruida. En el aspecto astronómico, fue superada por Copérnico y su sistema heliocéntrico, y en el físico, por la nueva ciencia de Galileo. Se impuso la imagen de un mundo finito donde su centro era el Sol, rodeado de una esfera de estrellas fijas. Galileo y Newton se centraron en la descripción matemática de los movimientos de los cuerpos. A lo largo del siglo XX, se llegó a la conclusión de que el universo está en continua expansión y que, además, no está solo poblado por estrellas y planetas.
Desde la tradición grecolatina, los filósofos discutían la división cuerpo/alma. Primero, los materialistas decían que la vida estaba organizada por leyes fisicoquímicas. Los vitalistas se oponían a los materialistas y decían que había una fuerza metafísica que empujaba la materia y le daba vida. Todo esto se apoya en la fe, pero tanto la tradición grecolatina como la cristiana lo intentan relacionar con pruebas científicas.
Aristóteles introdujo la diferencia entre materia y vida cuando identificó el alma como principio vital.
El propósito del mecanicismo es hacer que lo viviente no sea una excepción.
La materia viva ha de cumplir cuatro criterios:
La teología natural o racional es el estudio de Dios basado en la observación de la naturaleza, a diferencia de la teología revelada o sobrenatural, que se basa en una revelación especial.
Por ejemplo, al observar cómo florece una flor, se podría decir que el Dios que creó la flor es sabio y poderoso; eso es teología natural.
La fe cristiana ve al ser humano como a un ser con sentido, con un propósito, además de tener un origen sobrenatural, que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Sin embargo, es un ser dependiente, con obligaciones. Sitúa al ser humano en una posición privilegiada, puesto que Dios creó el mundo y el universo para él, y sin él no tendría sentido.