1. Los Suelos

El suelo es la parte de la superficie terrestre donde entran en contacto los materiales inertes de la litosfera y la materia orgánica. Los suelos están en continua evolución. En ellos se van depositando los restos de los organismos muertos, junto con los materiales inertes provenientes de la erosión de otros lugares. Dichos materiales, orgánicos e inorgánicos, se acumulan en diferentes capas.

Perfil y horizontes del suelo. Los suelos se estructuran en diferentes capas llamadas horizontes. Dependiendo de cómo sean y se distribuyan, diremos que los suelos tienen perfil de un tipo u otro. Podemos clasificar las áreas geográficas según los perfiles.

Evolución de los suelos. Los suelos evolucionan y pasan por una serie de etapas comparables con las de un ser vivo: nacimiento (el sustrato empieza a descomponerse), desarrollo (el suelo va aumentando y adquiriendo unas características propias), madurez (alcanza el clímax de su evolución), deterioro (las condiciones de la zona provocan su deterioro) y muerte (el suelo ha sido erosionado y ha desaparecido).

1.1 Factores que Determinan la Evolución del Suelo

La evolución del suelo viene determinada por la actuación conjunta de una serie de factores. Los más importantes son:

• El sustrato o material original. Los suelos se forman a partir del sustrato, que es el material que está debajo, sobre el que se asientan. Las características físico-químicas del sustrato determinan en gran medida las características del suelo. Los suelos formados sobre sustratos silíceos o calcáreos, por ejemplo, tienen unas características especiales.
• El clima. La cantidad de precipitaciones y el nivel de las temperaturas son los aspectos más importantes. Una gran cantidad de lluvias provoca la lixiviación (lavado de los suelos) y empobrece los horizontes de las superficies.
• Vegetación. La vegetación necesita de un suelo para poder desarrollarse, pero también es un factor que modifica el suelo sobre el que crece. Determinados tipos de especies vegetales protegen o enriquecen los suelos, como por ejemplo los árboles de hoja caduca que aportan materia orgánica. Otras, en cambio, lo empobrecen, como las coníferas, además impiden la regeneración y el desarrollo del suelo de un sotobosque, lo que favorece la erosión.
• La edad del suelo. Un suelo necesita mucho tiempo para formarse y evolucionar. El proceso es muy lento: son necesarios siglos para que pueda formarse un suelo de un espesor apreciable. Los suelos jóvenes aún no han tenido tiempo para desarrollarse, mientras que los suelos viejos suelen estar en proceso de deterioro.
• Modelado del relieve. La configuración del relieve influye en la formación de los suelos y en su evolución. Un terreno plano favorece el encharcamiento, mientras que un terreno escarpado facilita la lixiviación de los suelos.
• La influencia humana. Históricamente, la acción antrópica ha sido un factor negativo. Por fortuna, cada vez es mayor la preocupación por la conservación de los suelos.

1.2 Tipos de Suelos

Existen diversas clasificaciones de los suelos. Según el grado de diferenciación de los horizontes del perfil y sus estadios de evolución, podemos distinguir:

• Suelos incipientes. Son suelos que no han tenido tiempo o condiciones suficientes para su desarrollo. Según su origen, son suelos de origen aluvial, situados en zonas que reciben aportes continuados de sedimentos de los ríos, son llamados fluvisoles; los suelos rocosos, conocidos como litosoles; los suelos minerales, sobre sedimentos, son llamados regosoles.
• Suelos de perfil poco diferenciado. En ellos, el proceso de formación de horizontes ya se ha iniciado, pero su desarrollo es escaso. Los suelos formados sobre pendientes, conocidos como leptosoles. Los suelos de climas semiáridos son llamados xerosoles. Son suelos pobres en materia orgánica. Faltos de agua, soportan una vegetación escasa. En los climas secos pueden hallarse suelos salinos, la aridez puede hacer aparecer en la superficie costras blancas de sal. Los arenosoles son suelos áridos formados a partir de materiales arenosos.
• Suelos totalmente formados. Estos suelos presentan claramente horizontes diferenciados. Los más importantes son los suelos pardos. Se caracterizan por la mezcla de la materia orgánica superficial con los compuestos de hierro. En la España silícea se dan los suelos pardos húmedos, si el clima es oceánico, y los suelos pardos meridionales, si es mediterráneo o de interior. En la España caliza se forman los suelos pardos calizos. También abundan en nuestro país los suelos o tierras rojas mediterráneas, donde se han acumulado arcillas ricas en hidróxido de hierro, que da la tonalidad rojiza al suelo.
• Suelos en proceso de deterioro. Las condiciones de la zona y el exceso de agua provocan la paulatina destrucción del suelo. Los podzoles o tierras pálidas son suelos lavados por abundantes infiltraciones de agua.

1.3 Distribución de los Suelos

• Áreas de clima oceánico: suelos pardos húmedos.
• Áreas de clima mediterráneo o interior de influencia mediterránea: suelos pardos meridionales y suelos rojos mediterráneos.
• Áreas de clima semiárido: xerosoles.
• Áreas de litología caliza: suelos pardos calizos y leptosoles de tipo rendzina.
• Áreas de los cauces fluviales: fluviosoles.