Portada » Historia » El Conflicto Español: Orígenes, Fases y Desenlace de la Guerra Civil
Las tensiones que arrastraba la República se acentuaron en la primavera de 1936, con un aumento de la conflictividad social, enfrentamientos callejeros y la división del ejército. Estos factores desencadenaron una sublevación militar que terminó en una guerra civil. El golpe de Estado militar se venía preparando desde el mes de marzo. De hecho, el gobierno cambió de destino a los generales más abiertamente antirrepublicanos: Franco fue destinado a Canarias, Goded a Baleares y Mola a Pamplona.
Los conspiradores justificaron el golpe de Estado por la inseguridad en la que vivía el país, pero no ignoraban los riesgos de la rebelión militar debido a la división del ejército.
El general Mola fue el encargado de coordinar el levantamiento, de buscar el apoyo de militares, organizaciones políticas (Falange, Renovación Española, Comunión Tradicionalista y sectores de la CEDA) y la financiación entre los representantes de la oligarquía (Juan March). Pero el golpe carecía de un líder y de un programa concreto, más allá del restablecimiento del orden bajo un gobierno militar autoritario. Franco inició el golpe militar en el protectorado marroquí el día 17 de julio. El día 18, antes de que el gobierno reaccionase, los sublevados controlaban Navarra, Álava, Castilla y León, Galicia, Baleares, Canarias y parte de Aragón y Andalucía. Pero la rebelión fracasó en las grandes ciudades, excepto en Sevilla, ocupada por Queipo de Llano, gracias a la acción conjunta de militares fieles a la República y de las organizaciones obreras. Tras el golpe, España quedaba dividida en dos:
Por todo ello, aunque el golpe fracasó, los sublevados, en vez de rendirse, decidieron desarrollar una guerra relámpago con el objetivo de conquistar Madrid.
El primero en intentar la ocupación de Madrid fue Mola. Desde Navarra, sus divisiones ocuparon Castilla y León, pero fueron rechazadas por los milicianos en la Sierra de Guadarrama.
El relevo lo tomó Franco, que con el ejército de África había atravesado el estrecho en aviones alemanes, tras el fracaso de la sublevación de la flota. Franco, desde Sevilla, ocupó Extremadura y desde aquí se dirigió hacia Madrid, aunque en septiembre se desvió hacia Toledo para liberar el Alcázar en una operación propagandística que dio tiempo a la Junta de Defensa de Madrid a preparar su defensa. La batalla por Madrid comenzó en noviembre. El ejército republicano, apoyado por milicianos, Brigadas Internacionales y tanques soviéticos, rechazó tanto el ataque frontal como las dos maniobras envolventes de febrero y marzo de 1937 (Batallas del Jarama y de Guadalajara).
En vista de las dificultades para conquistar la capital, Franco comprendió que la guerra de movimientos había fracasado y que habría que desarrollar una guerra de desgaste que pasaba por la conquista de toda España.
En la primavera de 1937 comienza la ofensiva del norte. Los rebeldes contaban con el apoyo de tropas italianas y de la aviación alemana, con el bombardeo de Gernika por la Legión Cóndor. Enfrente, los republicanos se encontraban aislados, no se podía reponer el material militar, y sin un mando central militar unificado, no había un ejército del norte, sino tres: el vasco, el de Santander y el de Asturias. En junio los rebeldes ocupan Bilbao, en agosto Santander y en octubre, Asturias. La pérdida del norte privó a la República de importantes recursos minerales e industriales.
En diciembre de 1937, el ejército republicano lanzó una ofensiva sobre Teruel con dos objetivos: evitar que los rebeldes avanzaran hacia el Mediterráneo dividiendo el territorio republicano y dejando incomunicada Cataluña; y reducir la presión sobre Madrid, ya que Franco planeaba un nuevo ataque frontal sobre la capital. Aunque los republicanos conquistaron Teruel, las tropas de Franco lo recuperaron a finales de febrero.
En abril, las tropas franquistas llegaron al Mediterráneo (Castellón) aprovechando el desmoronamiento que provocó la derrota republicana en la batalla de Teruel. La República quedaba dividida en dos territorios incomunicados, y Cataluña aislada.
En julio de 1938, el ejército republicano al mando del general Rojo desencadena La batalla del Ebro (julio-octubre) como maniobra de diversión para frenar el avance de los rebeldes sobre Valencia. Después de cuatro meses, los republicanos tuvieron que volver a sus posiciones habiendo perdido la moral, 40.000 hombres y buena parte de sus mejores tropas. En enero de 1939 comienza la ofensiva sobre Cataluña apoyada por una fuerte presencia aérea. Sin apenas resistencia, en febrero había caído toda Cataluña. Miles de republicanos huyeron a Francia; entre ellos el presidente de la República, Azaña, que dimite poco después de que Francia y Gran Bretaña reconocieran al gobierno franquista. Finalmente, la guerra termina con un golpe de Estado dentro del propio bando republicano. El 5 de marzo de 1939, el coronel Casado, jefe del Ejército del Centro, dio un golpe de Estado en Madrid contra el gobierno de Negrín apoyado por los sectores que creían imposible mantener la resistencia (republicanos, el sector del PSOE liderado por Julián Besteiro y algunos anarcosindicalistas). Casado intentó negociar con Franco una paz sin represalias, pero Franco rechazó la propuesta. Finalmente, Casado ordenó el abandono de todos los frentes sin resistencia. El 1 de abril de 1939 acababa la guerra.