Portada » Arte » Explorando el Arte y la Arquitectura Románica: Características, Obras y Simbolismo
El románico es un estilo artístico que se desarrolla en Europa Occidental durante los siglos XI al XIII. Hay que señalar que es un estilo artístico:
Es una arquitectura en piedra, cuyos edificios principales son religiosos: iglesias, catedrales y monasterios. La iglesia era el edificio central de cualquier aldea, pueblo o ciudad. Las campanas de su torre avisaban de la oración, reuniones y advertían del peligro. Destacan las iglesias de peregrinación que se situaban a lo largo del Camino de Santiago como refugio espiritual del peregrino.
El monasterio estaba compuesto por un conjunto de edificios y dependencias donde vivían y trabajaban de forma aislada monjes o monjas pertenecientes a una orden religiosa. Las órdenes religiosas estaban sometidas a una regla, la más importante fue la benedictina:
Partiendo de la villa romana, el monasterio se estructuró alrededor del claustro, galería cubierta que comunicaba entre sí todas las dependencias y que dejaba en su centro un jardín con pozo. Adosada al lado norte del claustro estaba la iglesia, en el lado oriental la biblioteca, la sala capitular y la sala de los monjes, en el lado meridional el calefactorium, el refectorio y la cocina y en la parte occidental estaban los almacenes, bodegas, etc. El dormitorio de los monjes se situaba en la parte superior, comunicado directamente por una escalera con la iglesia. Según la importancia y riqueza del monasterio se le añadían el palacio del abad, la escuela de novicios, la hospedería de peregrinos, establos, huerto y el cementerio. También se desarrolla una arquitectura civil y militar en la que destaca el castillo, símbolo de la sociedad feudal.
Domina la planta longitudinal. Al principio se usa la planta basilical de un solo brazo con una o tres naves, divididas en tramos. El lugar donde se cruzan los brazos longitudinal y transversal se llama crucero. Cuando la iglesia tiene varias naves, la nave central tiene el doble de anchura que las naves laterales que, a su vez, suelen prolongarse en el ábside formando un pasillo circular llamado girola que permite el tránsito por el templo. En la cabecera de la iglesia se sitúa el ábside, semicircular o poligonal, que puede contener capillas laterales llamadas absidiolos.
Se levantan gruesos muros de sillería con escasos vanos, estrechos, alargados y abocinados debido al peso de la bóveda o al desconocimiento de técnicas de construcción. Para reforzar los muros del templo se adosan en el exterior contrafuertes. Se emplean pilares unidos entre sí por arcos fajones y arcos formeros. La sección del pilar es cuadrada, rectangular o cruciforme. Las columnas se utilizan menos, aparecen en ábsides, criptas o claustros alternando con pilares; han perdido los órdenes y proporciones clásicas. Por encima de las naves laterales, pueden aparecer tribunas, a modo de segunda planta. Las tribunas se abren a la nave central a través de arquerías que forman el triforio.
Para cubrir el recinto interior, en el primer románico se emplean cubiertas planas de madera, pero pronto se institucionalizarán las bóvedas de cañón, a veces peraltadas o apuntadas. Otras cubiertas comunes son la bóveda de arista, surgida por la intersección de bóvedas de cañón y que suele emplearse en las naves laterales para aligerar el peso de la bóveda central; o la bóveda de horno o de cuarto de esfera, en los ábsides. El crucero se cubre con un cimborrio (forma cuadrada u octogonal) o cúpula (semiesférica) abierta en su parte superior por una linterna apoyada sobre el cuadrado que forman el transepto y la nave central mediante trompas o pechinas.
En la fachada principal o laterales está la portada, lugar de acceso al recinto muy trabajado y decorado, tiene una serie de elementos fijos: arquivoltas de derrame, tímpano semicircular, dintel, jambas, parteluz. En la parte superior suele abrirse un óculo que ilumina la nave central y que con el tiempo se convertirá en el rosetón, una ventana circular calada y vidriada. La cubierta exterior puede ser un tejado plano o tejado a doble vertiente. En la zona del crucero se levanta una torre poligonal, el cimborrio. Suele ser habitual erigir una o dos torres-campanario de forma cuadrada, ortogonal o circular, en la fachada del templo. Toda esta simbología viene reforzada por la decoración del templo y por las pinturas del ábside.
El papel de la imagen es fundamental, es el medio de transmitir conocimientos, historias y valores sagrados y profanos a la población. Tienen función didáctica y narrativa.
Pantocrátor: es la representación del Cristo más actual, aparece como juez de los hombres en el fin de los tiempos, se le representa inscrito en una mandorla, sentado en un trono, con el mundo como escabel, en actitud de bendecir con la mano derecha, sosteniendo con la izquierda un libro. A su alrededor están los tetramorfos, seres alados que representan a los cuatro evangelistas (el hombre es Mateo; el león, Marcos; el toro, Lucas; y el águila, Juan), ángeles y a veces 24 ancianos (quizás representan a los patriarcas y los apóstoles).
Otras representaciones de lo divino:
Temas hagiográficos: los santos son intermediarios entre Dios y los hombres:
Otros temas:
Los espacios principales de la iglesia que ocupan son:
En general utiliza la misma piedra del paramento mural. Los canteros usan herramientas de la Antigüedad y Bizancio, los tallistas realizan en madera Crucifijos, Vírgenes con el Niño, Calvarios. Las obras en piedra y las tallas se policroman.
Usa la técnica mixta, ya que se combina con pintura al temple y usa pigmentos disueltos en un medio graso. La argamasa se extendía sobre el muro y se pintaba mientras el enlucido estaba fresco. La pintura sobre tabla usa muchas formas de preparación que concluyen con una capa de yeso mezclado con cola. El dibujo se realiza con punzón o pincel y finalmente se aplica el color, al temple. Tiene mucha importancia las miniaturas que ilustran los códices en pergaminos, se usa la técnica de la aguada.
El deseo de alcanzar Santiago de Compostela hizo de los Pirineos un espacio permeable desde Francia, con nueve ejes de comunicación desde el siglo XI. La ciudad de Jaca, villa agrícola, será uno de sus centros potenciados por el reino de Aragón. El camino se hizo por el valle de Aragón desde Somport, que los comunicaba con el occidente cristiano. Toda la sociedad se involucra en nuevos proyectos propiciados por la monarquía del rey Sancho Ramírez (1064-1094) que hará de Jaca la capital del reino de Aragón, asegurando la asistencia de artesanos como los zapateros y los mercaderes que atiendan las necesidades del peregrino. También contribuyó a la prosperidad de Jaca la construcción de su Catedral que estaba bajo la advocación de San Pedro Apóstol.
La catedral, construida en piedra sillar, aunque tiene numerosas reformas posteriores, se inició a la vez por la cabecera y los pies. La catedral presenta tres partes bien diferenciadas: el porche principal, a modo de nártex, a los pies de la iglesia; la iglesia propiamente dicha con sus tres naves; y la robusta cabecera del templo. Su planta es basilical, de tres naves, ligeramente ensanchada hacia los pies, divididas en cinco tramos. La nave de transepto no sobresaliente en planta pero sí en alzado. La nave central más ancha y alta que las laterales. La iluminación está a través de ventanas abiertas en los muros laterales de la nave central. Esta alternancia da a esta catedral un ritmo de gran belleza. Los accesos al templo están, en una parte, en el lateral derecho a la altura del tercer tramo de la nave y por otra, a los pies en el lado oeste, a través del profundo pórtico con bóveda de cañón y abierto al lateral con arcos de medio punto, cegados por edificaciones posteriores. La cubierta está abovedada con bóvedas de cañón en las naves laterales y bóveda nervada (S.XVI) en la nave principal. De los tres ábsides, el meridional es el único que conserva su estado primitivo románico (siglo XI). Está construido de piedra sillar de buen aparejo. El ábside meridional se articula en tres zonas separadas por decoración jaquesa en damero o ajedrezado. Posee un vano de arcos de medio punto, flanqueado por dos columnas apoyadas en una pilastra con basa ática, fuste esbelto y capitel corintio.
La Catedral de Jaca es un perfecto ejemplo de románico aragonés y del estilo jaqués, y su influencia se deja sentir a lo largo del Camino de Santiago.
Santiago de Compostela era el final de la ruta que todo peregrino recorría, la Vía Láctea, desde todos los confines de Europa para visitar la tumba del apóstol Santiago en la segunda mitad del siglo XII.
El Pórtico de la Gloria, obra del maestro Mateo (segunda mitad del siglo XII) se presenta con tres portadas: la central doble que las laterales y que se corresponde con la nave central. La portada central es la única que tiene tímpano, sustentada por el parteluz decorado con el árbol de Jesé. La figura arrodillada del parteluz la tradición ha identificado como el propio Maestro Mateo. El tímpano representaba la Gloria divina, con la figura central del Pantocrátor que levanta las manos mostrando sus llagas y la herida de su costado en alusión a su muerte redentora. Le rodean los Tetramorfos, los cuatro evangelistas portando los Evangelios con sus símbolos: San Juan el águila, San Lucas el toro, San Marcos el león y San Mateo el ángel. En la arquivolta se alinean los veinticuatro ancianos del Apocalipsis que tocan instrumentos musicales encarados de dos en dos. Las portadas laterales desarrollan su programa plástico en tres arquivoltas cada una. A la izquierda aparece Jesucristo entre los elegidos y a la derecha los condenados. Las dieciséis estatuas de las jambas que ocupan el lugar del fuste de las columnas representan distintos profetas (izquierda) y apóstoles (derecha), que dialogan entre sí. En la base del Pórtico aparecen animales y monstruos como demonios que representan la idea de pecado del infierno que queda dominado por el mundo divino. Esta catedral sirvió de modelo en Saint Denis (lo dijo el propio abad Suger) e influyó en la puerta del Paraíso de la Catedral de Orense, en el Cristo bendiciendo de la Catedral de Lugo, en el friso de Carrión, en las estatuas de la Cámara Santa de Oviedo, y posiblemente en las de San Vicente de Ávila.
La pintura monumental del arte románico es una pintura mural que cubre todo el interior de las iglesias con una triple función, al igual que el resto de las artes figurativas: didáctica que enseña e informa al pueblo, analfabeto en su inmensa mayoría, moralizante que pretende catequizar a dicho pueblo y ornamental que decora el edificio.
En el arte pictórico románico la decoración del ábside de la iglesia de San Clemente de Tahull alcanza la cumbre por las características tan singulares y por la personalidad del artista, movido por un instinto realista que tiende a realzar el contenido vital de las figuras dentro de su hieratismo. En el ábside central, se encuentra la figura de Cristo Majestad dentro de la mandorla. La mandorla está situada sobre un fondo de tres bandas paralelas horizontales pasando de color azul claro al plomizo con una intermedia de ocre. Cristo es una figura mayestática, solemne, en actitud de bendecir con la mano derecha; con la izquierda sostiene el libro abierto en el que se lee la inscripción «EGO SUM LUX MUNDI» (Yo soy la luz del mundo). El Pantocrátor lleva túnica blanca y gris, y manto azul, con festones ornamentales que imitan un dibujo de rombos y círculos de colores azul y rojo. A cada lado de esta figura central aparecen dos letras: Alfa y Omega. El Tetramorfos aparece en la semicúpula a los lados del Pantocrátor. Cierran la composición en uno y otro lado, dos ángeles-serafines con los cuerpos envueltos con seis pares de alas llenas de ojos que indican la revelación y los brazos en actitud de aclamación. El muro cilíndrico está limitado con inscripciones donde figuran los nombres de los personajes.
El nombre del autor se desconoce, pero se trata de un artista muy bien formado que vitalizó las fórmulas iconográficas convencionales pero imprimiéndoles animación que lo conducen a huir de la simetría para impulsar el contenido humano de las figuraciones. La pintura románica influye en el ámbito artístico contemporáneo (vanguardias), pese a que durante siglos sus obras han estado olvidadas ya que se pensó que era fruto de gentes primitivas.
Situada en Borgoña, esta abadía benedictina fue construida en tres etapas entre el 927 y el 1130.
Poco se sabe de la primera iglesia abacial, Cluny I, consagrada en el 927, salvo que pronto fue insuficiente. Por ello el Abad Mayeul decidió la construcción de Cluny II hacia el 950 (demolida en 1798). Gracias a descripciones y excavaciones se sabe que tenía tres naves con un transepto muy saliente detrás del cual sobresalía el rasgo más genuino de la orden: una cabecera de diversos elementos escalonados, un ábside central, dos laterales y dos absidiolos en los extremos del transepto. Su longitud era de 187 metros y su altura de 30 metros. Constaba de cinco naves y una gran cabecera, de una gran complejidad, formada por un doble transepto y un deambulatorio con cinco capillas radiales, más seis absidiolos del transepto pequeño y cuatro del grande. Se erigieron cinco torres en los transeptos, sin olvidar las dos magníficas torres de 46 metros que enmarcaban la entrada a la iglesia. En la nave central, arcos apuntados sobre pilares daban paso a una arquería sobre pilastras y a un cuerpo de ventanas sobre el que aparecía una bóveda de cañón levemente apuntada. Las naves laterales se cubrían con bóveda de aristas y los campanarios con cúpulas sobre trompas o pechinas. El cuerpo de la iglesia se completará con una portada monumental a la que se accedía después de atravesar una anteiglesia de grandes dimensiones.
La grandiosidad y belleza de esta iglesia ha hecho pensar en una obra excepcional. Hoy, sin embargo, está demostrado que todos los elementos arquitectónicos que aparecen en Cluny habían sido usados ya por la tradición francesa, considerándose Cluny como la culminación de estas tradiciones.
La portada oeste de la abadía de San Pedro de Moissac es un modelo de gran portada francesa que representa la «Parusía» o Juicio Final, según la visión del capítulo IV del Apocalipsis de San Juan.
Las distintas partes de la portada están sustanciosamente decoradas siguiendo la ley de adaptación al marco y la ley de los ritmos subyacentes de Focillon. En el dintel aparecen rosetas con el símbolo de la cruz; el parteluz tiene leones inscritos en un esquema geométrico; en las jambas, adaptadas al espacio alargado, las figuras estilizadas de Isaías y de San Pedro; las tres arquivoltas responden a un arco apuntado y decoradas con motivos vegetales. En el tímpano, en la parte superior, se halla la representación del Bien; en el parteluz, en la parte inferior, figuras de leones amenazantes, el mundo del Mal que tienta al hombre y contra el cual tiene que luchar para ganar la vida eterna, siguiendo las enseñanzas evangélicas y los ejemplos de vida de los santos, colocados a ambos lados de los accesos al templo (Isaías y San Pablo). Se ha representado el Juicio Final, la segunda venida de Dios al mundo como juez. Cristo en majestad aparece en el centro, en medio relieve y de gran tamaño, con un nimbo crucífero en su cabeza y dentro de una mandorla o almendra mística, sentado en un trono. Está rodeado por el Tetramorfos (águila, toro, león y ángel), símbolo de los cuatro evangelios, y dos serafines estilizados, uno a cada lado, todos ellos en tamaño mediano. La finalidad de la escultura es fundamentalmente didáctica y representativa (no interesan los detalles del acabado, ni las proporciones de las figuras, ni la belleza de éstas). Por ello, a través de este relieve se representa y transmite la ideología de los grupos dominantes, el clero y la nobleza.
Los relieves de la portada tenían una gran importancia, como las pinturas del ábside, ya que todos los fieles fijaban su vista en ellos al entrar en la casa de Dios. Es una obra importantísima de la escultura francesa y que tendrá gran influencia en la región, por ejemplo en Souillac.
Se sabe poco de la primera iglesia ubicada en el lugar de la actual catedral, excepto que fue una obra menor. Pese a un periodo en el que las obras estuvieron paralizadas (1088-93), en 1103 la iglesia estaba construida hasta el transepto y en 1122 prácticamente terminada.
En planta, el cuerpo principal de la catedral lo constituyen tres largas naves divididas en diez tramos: la nave principal alcanza una anchura de 8,10 metros por 4 metros las naves laterales. Idéntica disposición adopta el transepto, con tres naves de cinco tramos y dos capillas por brazo en el muro oriental. Las dos naves laterales se prolongan tras el crucero, en un deambulatorio o girola de tres tramos rectos, que abarca la Capilla Mayor, donde se encuentra la imagen del Apóstol. En los muros externos del deambulatorio se abren otras cinco capillas radiales, de las cuales, la central es la más antigua. Adquiere en todas ellas gran relevancia la galería alta o triforio, que corre por encima de las naves laterales, mediante arcos geminados tanto en el cuerpo principal como en el crucero. Esta galería recibe la luz directamente del exterior y la transmite a la nave central, y además sirve para albergar más peregrinos en el templo. En el alzado, la basílica compostelana se caracteriza por una relación altura-anchura de las naves de casi 3:1 (22 metros de altura mide la nave central), cuando la habitual en el románico es 2:1. El cierre del espacio se realiza de acuerdo a lo habitual en el estilo románico: bóveda de medio cañón reforzada con arcos fajones. En el triforio se utiliza una cubierta de cuarto de círculo que no sólo cierra el espacio, sino que también tiene la función de transmitir los empujes de la cubierta al muro perimetral. Las bóvedas se sostienen mediante pilares cruciformes que presentan columnas adosadas, organizadas de forma tal que la columna que mira hacia la nave central se eleva a lo largo de toda la altura de la misma. El Códice Calixtino habla de nueve torres y diez pórticos con tres fachadas principales. De ellas solo una queda en pie, la meridional.
La iglesia románica no es una mera suma de elementos, es la casa de Dios en la Tierra. Por eso todos sus elementos tienen un significado simbólico y la disposición de la Iglesia se corresponde con el homo quadratus: la portada (los pies) entrada a las naves. Las naves (el cuerpo) nos indican el camino hacia la salvación. El crucero es el lugar donde se unen lo terrenal. Toda esta simbología viene reforzada por la decoración del templo y por las pinturas del ábside.