Portada » Historia » Segunda Guerra Mundial, Franquismo y Transición Española: Causas, Consecuencias y Legado
El Tratado de Versalles, en lugar de fomentar la reconciliación, generó humillación y resentimiento, especialmente en Alemania e Italia, impulsando el revanchismo. La crisis de 1929 creó un contexto de depresión que favoreció el surgimiento de los fascismos. Mussolini y Hitler desarrollaron una política exterior agresiva y de expansionismo militar. Las potencias fascistas iniciaron una carrera de armamentos que aumentó la tensión en Europa. Las democracias, débiles, se mantuvieron al margen o se preocuparon por sus problemas internos. La debilidad de las democracias y el fracaso de la Sociedad de las Naciones ante las agresiones de los regímenes nazi y fascista estimularon el belicismo y condujeron a la guerra.
Europa quedó relegada a un segundo plano, emergiendo EE.UU. y la URSS como potencias. El balance de muertos fue de 50 millones, con la URSS y Polonia como los más afectados. Las destrucciones materiales fueron numerosas, afectando cultivos, ciudades y medios de comunicación. El impacto moral fue profundo debido a la violación de los derechos humanos en el Holocausto judío y la bomba atómica en Japón.
La ONU se creó a partir de la conferencia de San Francisco en 1945, con 46 estados iniciales.
Franco era el jefe del estado y ostentaba el título de Caudillo de España. Era generalísimo de los ejércitos, con mando supremo sobre ellos. Solo se permitió un partido político, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y JONS), del que Franco era su máximo dirigente. De él dependía la Central Nacional Sindicalista (CNS). Todas las instituciones republicanas fueron desmanteladas y se suprimió la constitución de 1931. También se decretó la abolición de los Estatutos de Autonomía y se prohibieron todo tipo de manifestaciones de carácter nacionalista.
La victoria franquista en la Guerra Civil significó el triunfo de los grupos que temieron perder sus privilegios con la República. La gran burguesía de los propietarios de tierras, de la banca y los negocios tuvo carta blanca para el ejercicio de su dominio económico. El ejército, vencedor de la guerra y garantía de la continuidad del régimen, poseía unos efectivos muy numerosos y sus mandos ejercían multitud de cargos políticos. Respecto a la iglesia católica, Franco estableció la confesionalidad del Estado, se suprimió el divorcio, el matrimonio religioso volvió a ser obligatorio y se restableció el presupuesto para el culto y el clero.
La dictadura pretendió dar una imagen de legalidad. El Fuero del Trabajo declaraba los principios laborales del nuevo régimen. La Ley Constitutiva de las Cortes Españolas creó unas cortes constitutivas sin poder legislativo. El Fuero de los Españoles era un pseudónimo de derechos cívicos. La Ley de Referéndum contemplaba las consultas populares para determinadas leyes y la Ley de Sucesión preveía una monarquía como sucesora del franquismo.
Hubo un hundimiento demográfico, la industria, la agricultura y las vías de comunicación sufrieron grandes destrozos y la producción descendió. La población sufrió con salarios bajos y pobreza. Se produjo un gran intervencionalismo del Estado en la producción y distribución de los bienes. El régimen aspiraba a la autarquía económica. Para fomentar el desarrollo de la industria se creó el Instituto Nacional de Industria (INI). La agricultura y la industria crecieron lentamente, el comercio con el exterior era mínimo y la escasez de bienes de consumo duró largos años. Mediante la cartilla de racionamiento se repartían algunos productos de primera necesidad. El racionamiento dio lugar al surgimiento del estraperlo y el mercado negro.
Aparecieron los tecnócratas del Opus Dei, que promovieron una apertura económica. La Falange fue perdiendo protagonismo y fue desplazada por el Movimiento Nacional. A partir de 1957, abandonaron la autarquía e iniciaron un proceso de liberalización económica. Se puso en marcha el Plan de Estabilización. Entre 1959 y 1973, España conoció un período de gran crecimiento económico. Hubo un gran crecimiento en la industria, la agricultura y el sector servicios. El comercio exterior creció y las exportaciones se reactivaron. La renta nacional y los salarios aumentaron.
La mejora de las condiciones de vida provocó un aumento de la natalidad y una disminución de la mortalidad. La emigración exterior afectó a cerca de dos millones de españoles. Las migraciones interiores implicaron un mayor número de españoles que se desplazaron de los pueblos a las ciudades (éxodo rural). La mecanización agrícola y la industrialización dieron lugar a un descenso de la población agraria y un crecimiento de la población urbana. La llegada del turismo y los viajes al exterior permitieron a los españoles tomar contacto con el exterior. Esta apertura de la sociedad comportó cambios en la mentalidad de los españoles. Se impusieron nuevos hábitos de relación social, las mujeres fueron incorporadas a la vida laboral y la Iglesia disminuyó su influencia social.
Los primeros tiempos del franquismo estuvieron marcados por la represión. En la década de 1940 se mantuvo una resistencia armada en forma de guerrillas, el maquis. Los antiguos sindicatos (UGT y CNT) quedaron diezmados y en 1964 se fundó Comisiones Obreras (CCOO). Se formaron núcleos de oposición integrados por monárquicos y democristianos, que impulsaron la reunión de Munich de 1962. A partir de la década de los 50 se produjeron las primeras movilizaciones. El crecimiento de asalariados y la organización de sindicatos clandestinos dio lugar a un aumento de conflictos laborales. La universidad fue también uno de los principales focos de oposición antifranquista. La iglesia católica vio surgir en su seno grupos disidentes de Franco.
En 1973, Franco nombró a Carrero Blanco como jefe de gobierno, quien fue asesinado por ETA. Su desaparición supuso un duro golpe para el franquismo. Los inmovilistas defendían el mantenimiento intacto del franquismo, mientras los aperturistas apostaban por un proceso de reformas. En enero de 1974 se constituyó un nuevo gobierno, presidido por Carlos Arias Navarro, que prometió una apertura política, pero las reformas fueron insignificantes. Los antifranquistas se coordinaron en plataformas unitarias y manifestaron que no aceptarían ningún cambio que no comportase la concesión de una amnistía. En julio de 1976, fue nombrado presidente del gobierno Adolfo Suárez, un político aperturista que inició el camino legal para el desmantelamiento del franquismo. En 1976 se aprobó la Ley de Reforma Política, que organizaba la transformación de las Cortes franquistas en un Congreso de Diputados y un Senado elegidos por sufragio universal. Se legalizaron los partidos políticos y los sindicatos, se suprimió el movimiento nacional y se concedieron amnistías políticas. Las primeras elecciones libres desde la Guerra Civil se convocaron para el 15 de junio de 1977.