Portada » Religión » Dones del Espíritu Santo, Cuaresma y Semana Santa: Pilares de la Fe Cristiana
Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. Son siete:
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión que marca la Iglesia para prepararnos para la gran fiesta de la Pascua. Es un tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos, día que se inicia la Semana Santa. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado, que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que, por acción de nuestro pecado, nos alejamos de Dios.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Por eso, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas.
El Jueves, el Viernes y el Sábado Santos, o Triduo Pascual, simbolizan el cambio del mundo viejo al nuevo. Son los días de renovación a través de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Estos días son de liturgias especiales y no se ofrecen misas personales de ningún tipo.
En estos días se recuerda la Última Cena de Jesús con sus doce discípulos; la traición de Judas, que entregó a Jesucristo para que fuera sentenciado y condenado a muerte; el Vía Crucis y la crucifixión.
El Vía Crucis es el camino de la cruz, el recorrido que hace Jesús, coronado de espinas y cargando el travesaño donde será clavado, hacia la cima del monte del Calvario. En ese recorrido, Jesús recibe los azotes e insultos de la guardia romana, cae exhausto en tres ocasiones y vive, además, el inmenso dolor de su madre, María, y de María Magdalena.
Las catorce estaciones del Vía Crucis simbolizan para los cristianos el camino de dolor que lleva a la resurrección del espíritu. El Viernes Santo, a las tres de la tarde, se cumple el episodio más triste de la Semana Santa: la muerte de Cristo.
El Sábado de Gloria se celebra la vuelta del espíritu de Cristo al reino de Dios. El Domingo de Resurrección se alcanza el momento de mayor júbilo en este calendario: Jesucristo vuelve desde la muerte.
Aparece más tarde en distintas ciudades, ante algunos de sus seguidores, a quienes pide que prosigan con la realización y difusión de su mensaje. Así concluye la Semana Santa.
Esta fiesta, que simboliza la renovación de la humanidad misma, está regida por el calendario litúrgico de la Iglesia católica, por lo que sus fechas son movibles. Varían en sus inicios entre finales del mes de marzo y principios del mes de abril de cada año.