Portada » Economía » Tipos de Empresas: Sistemas de Economía Centralizada y Capitalista
A la hora de hablar de la empresa, se deberá tener muy en cuenta a qué tipo de empresa nos estamos refiriendo según se desarrolle en un sistema de economía centralizada o en un sistema capitalista o de libre mercado.
La empresa se encuentra sometida a la autoridad del Estado, el cual interviene en sus decisiones y tiene como objeto cumplir el plan establecido por las autoridades estatales.
La financiación de estas empresas en la gran mayoría proviene del Estado, no existe propiamente la propiedad privada, y la distribución de bienes y servicios entre los ciudadanos la decide la autoridad.
Entre los principales objetivos de la intervención de los entes públicos en la economía, podemos destacar:
En España, como prácticamente en la mayoría de Europa, las empresas están sometidas a la competencia, toman sus propias decisiones y tienen sus propios objetivos, por lo que en la actualidad el sistema de economía centralizada apenas tiene cabida.
Las empresas se someten a la competencia, toman sus propias decisiones y marcan sus objetivos. En este tipo de empresas, el éxito o el fracaso depende de la capacidad que se tenga para conseguir la aceptación de los consumidores frente a los competidores, y lograr de esta forma la consecución de los objetivos.
Aunque el sistema de economía de mercado funciona con un grado alto de eficacia y de libertad económica, no es menos verdad que también presenta fallos y limitaciones, entre las que podemos destacar el hecho de que la renta no se redistribuya adecuadamente.
La existencia de estos fallos sugiere la conveniencia de que en determinadas circunstancias el Estado pueda intervenir en la economía para tratar de mejorar el funcionamiento de la misma.
Sin tratar de negar el hecho de que el objetivo típico y último de la empresa capitalista consiste en la consecución del máximo beneficio, no lo es menos que esta finalidad puede tener algunas limitaciones, destacando entre ellas:
Podemos por consiguiente admitir que el objetivo principal de la empresa capitalista es la obtención de un nivel de beneficios adecuados, influenciados en determinada manera por otros factores, que en el caso de no tenerse en cuenta pueden desestabilizar la organización de la empresa.
Si los objetivos fuesen compatibles entre sí, no existiría ningún problema, ya que al poder conseguir todos no necesitaríamos plantearnos ninguna elección entre los mismos.
De forma similar, aun no siendo los objetivos compatibles, si existe entre los mismos una escala de prioridades perfectamente definida, será factible ir consiguiendo uno a uno hasta llegar al último de la escala establecida.
En el supuesto en el que los objetivos no sean compatibles ni jerárquicos, será imprescindible establecer una clara política de objetivos.