Portada » Español » Evolución y Desarrollo de la Escuela Normal de Murcia en el Siglo XIX
Se pretendía que el funcionamiento de la escuela fuese lo más semejante posible al de la Normal de la Corte. Los ejercicios que practicaban los aspirantes a la docencia, una vez matriculados, eran:
El alumnado de las Escuela Normal de la Sociedad, al igual que en la de la Corte, era de dos tipos. Por un lado, asistían a ella todos aquellos profesores, maestros o maestras, que querían aprender a dirigir sus establecimientos de acuerdo con el método de Vallejo. Por otro lado, también se daba cabida en ella a aquellos adultos de ambos sexos, que acudían para aprender los conocimientos que constituían la primera enseñanza.
Con esta composición, se posibilitaba el que en un mismo centro los docentes de primera enseñanza aprendieran el método, primero observando como el titular del centro enseñaba a los adultos analfabetos, segundo estudiando la parte teórica y tercero practicando ellos mismos.
A principios de mayo, la Real Sociedad dirigía un oficio al Sr. Comandante de la Provincia notificándole el establecimiento de la Escuela Normal, en la que en muy poco tiempo se enseñaba a leer y escribir. A continuación, tras indicar que en Madrid algunos soldados habían asistido por mandato de sus jefes a igual tipo de escuelas y que en la actualidad se hallaban instruyendo al resto de soldados de sus compañías, le invitaba a que secundara este ejemplo enviado algunos soldados a la que se había establecido en Murcia.
Rápidamente contestaría exponiendo haber dado las órdenes convenientes a los cuerpos de la guarnición para que mandasen algunos soldados a dicha escuela. En el mismo sentido también sería invitado días después el director del Real Hospicio Casa de Misericordia, quien respondía que ya había dispuesto que el maestro de la Misericordia acudiese a la Normal a instruirse en el método Vallejo.
Los documentos encontrados con referencia a este tema no nos permiten conocer el número de alumnos que asistían a esta enseñanza, ni tampoco si asistieron mayor o menos número de docentes para instruirse en el método de Vallejo.
A primeros de junio de 1834 una epidemia de cólera morbo invadió Murcia, con lo que la Escuela Normal, al igual que otras instituciones educativas a cargo de la Economía Murciana, tuvo que cerrar sus puertas y suspender las enseñanzas, las que se reanudaron una vez pasada la epidemia. En oficio dirigido al Gobernador Civil el 18 de noviembre del mismo año, se le comunica que la escuela continuaba cerrada por existir algunos obstáculos para su apertura.
Ante dicha situación, el maestro de primeras letras Don Bartolomé de Luna, se dirigía al Gobernador Civil ofreciéndose para instruir gratuitamente una vez por semana a las maestras de la ciudad. Por otro lado, la comisión de la Sociedad encargada de dialogar con Espinosa para que se hiciera cargo de la enseñanza en la Escuela Normal, conseguía que el citado director accediera a enseñar de nuevo en la normal.
De este modo, la Escuela Normal seguiría funcionando hasta bien entrado el año 1835. El tiempo que este centro permaneció abierto fue bastante corto, pero a pesar de ello jugó un importante papel en la formación metodológica del profesorado murciano, ya que el tiempo necesario para el aprendizaje del método se calculaba en unos ocho o diez días como máximo, y por otra parte era el único centro donde los maestros de Murcia podían acudir a perfeccionarse.
La formación del profesorado era un factor imprescindible en la mejora del sistema educativo. Esta formación no se podía producir sin que el gobierno tomase parte activa en la misma, se manifestó a partir del decreto del 31 de agosto de 1834 y que desembocaría en la creación de la Escuela Normal Central.
En febrero de 1835 y con el proyecto de crear en Madrid la Escuela Normal de enseñanza mutua, se ordenó a los gobernadores civiles de las provincias que eligieran dos individuos de los más acreditados para que asistiesen a la escuela. El proyecto quedó truncado, pero en abril de dos años posteriores, se volvía a insistir sobre el nombramiento de los dos individuos que por cada provincia habrían de asistir a la Normal de la Corte.
El plan de estudios de la Normal Central comprendía dos años, por lo que en 1841 los alumnos podrían estar de regreso para la apertura de la Normal de su provincia. El 23 de agosto de 1838 la Diputación se dirigía a S.D. manifestándole la dificultad que tenía para obtener los 3.000 reales destinados a la pensión de los alumnos. De este modo, Murcia no sacaba ningún partido de esta primera promoción de normalistas.
La Diputación Provincial emprendería el nombramiento de otros, quienes tras concluir los dos años de estudios en la Normal Central volverían a Murcia para emprender la creación de la Normal de nuestra provincia.
La financiación de estos dos nuevos alumnos no estaría exenta de problemas. En octubre de 1841, Don Pablo Montesinos reclamaba 6.000 reales que se adeudaban a la Normal Central. Más atenta se manifestaría la Diputación en proporcionar ayuda económica a los alumnos para material escolar y demás gastos relacionados con su misión.
En 1843, dieciocho provincias ya habían creado su correspondiente escuela normal, y otras veintiséis, entre las cuales estaba Murcia, aún carecían de ella, lo que motivó la Real orden del 31 de agosto de este año, por la que se disponía que los jefes políticos promovieran y activaran la creación de estas escuelas.
Las diligencias para la creación de la Normal de Murcia ya estaban bastante adelantadas. La apertura de la Normal no estuvo exenta de solemnidad en cuyo acto, el Jefe Político de Murcia, dirigía a los asistentes un discurso en el que después de definir la educación como la salud y fecundidad de la humanidad, hacía un recorrido a grandes rasgos de lo que había sido la historia de la educación de la humanidad, para terminar dando las gracias a todos los que habían contribuido a la instalación del nuevo centro.
Al establecer el Gobierno de las escuelas normales, no sólo les dio el carácter de seminarios de maestros, sino que también quiso que sirvieran de escuela superior primaria para el pueblo en que se establecieran.
De acuerdo con esta idea el plan de estudios, de dos años de duración comprendía materias de dos tipos. Por un lado, las materias necesarias que debían darse con toda la extensión y profundidad posibles, como la religión y moral, lectura, escritura, geografía e historia, principios generales de educación… Por otro lado, las calificadas materias de adorno, útiles solamente para facilitar algunas operaciones de la vida o ensanchar el entendimiento como la física, química, historia natural, mundo orgánico e inorgánico… En este mismo grupo de materias se incluían también la retórica y la poética y la literatura española, reduciéndolas a leves nociones.
De los dos maestros uno impartía las enseñanzas de gramática, literatura, geografía, historia y métodos de enseñanza; mientras el otro se ocuparía de la aritmética, geometría, dibujo lineal, física, química e historia natural. El perfeccionamiento de la lectura y escritura corresponda al regente de la escuela práctica, mientras que la enseñanza moral y religiosa se encargaba a un eclesiástico.
La apertura de la Normal de Murcia se hizo con Don Alberto Tornos como Director o primer maestro y Don Fernando Morote como segundo maestro. En 1849 las escuelas normales eran objeto de reforma por parte del Gobierno y quedaban clasificadas en elementales y superiores. La Escuela Normal de Murcia continuaba como Escuela Normal elemental, cuyas enseñanzas serían las materias indispensables, suprimiendo las de adorno y añadiendo una nueva asignatura, la agricultura.